El general Baduel en su laberinto

EL TIEMPO CIRCULAR
El general Baduel en su laberinto
Texto: José Vicente Rangel


Aclaro lo siguiente: aprecié —y aprecio— al general Raúl Baduel. Lo ocurrido con él no me lleva a desconocer sus méritos y a borrar de la memoria lo que hizo durante los episodios críticos de abril de 2002. Mantengo hacia él la misma consideración que le tuve antes de que cambiara de posición política. En episodios como éstos no descender a la descalificación personal le permite a uno expresarse con mayor autoridad. ¿Qué pretendo con esta afirmación? Reconocer que al general Baduel le asiste el derecho a expresarse como bien le parezca.

Si decidió actuar en sentido inverso a como lo hizo desde que Chávez arribó a Miraflores y lo designó su secretario privado, y luego Comandante del Ejército y ministro de Defensa, es cosa suya. Cada quien con sus responsabilidades. Por suerte el Estado derecho y la democracia en que vivimos garantiza a los venezolanos la divergencia incluso hasta la de corte subversivo.

Las declaraciones a “El País” de Madrid
Hecha la anterior precisión, y disipada cualquier duda acerca de que mi opinión sobre el general Baduel esté signada por la mezquindad o prejuicios de carácter personal y político-ideológicos, considero que sus recientes declaraciones al diario “El País” de Madrid (30/05/08) no pueden quedar sin respuesta. Hay en ellas afirmaciones que desdicen de lo que él fue cuando participó desde el Ejército en el proyecto del presidente Chávez y, luego, como integrante del Consejo de Ministros.

Veamos:
¿Cuándo cambió el general? ¿en qué momento cambió el general Baduel respecto a Chávez, como se deduce de sus declaraciones al periódico español, ratificadas el 08/05/08? ¿Desde que el Presidente le comunicó que lo reemplazaba en el ministerio de Defensa el 8 de julio de 2007, o antes? Nunca le escuché al general Baduel las veces que conversé con él siendo Comandante del Ejército, o como miembro del Gabinete, alguna expresión critica a la política militar y a la orientación del Gobierno.

En lo referente a la institución armada y a la política, el general Baduel fue un motor de la alianza Pueblo-Fuerza Armada; del señalamiento del imperialismo norteamericano como amenaza fundamental para Venezuela; del estímulo a la relación con Cuba —país que visitó varias veces—; y de la formulación y desarrollo del concepto de “guerra asimétrica”.

Los miembros del Gobierno con los que mantuve diario contacto, los oficiales, los órganos de inteligencia, desconocían que el general Baduel tuviera reservas con la política gubernamental, y menos con el manejo del tema militar. Todo lo contrario: era unánime el reconocimiento a su identificación con la línea oficial en los aspectos más importantes. ¿Cómo es que a los pocos meses de abandonar el cargo, el general Baduel descubre en Chávez rasgos de deslealtad por reemplazarlo —se queja que lo informó dos horas antes— y condena la política militar y las acciones del Gobierno? La duda que surge es legítima y la resume esta pregunta: ¿si Chávez lo hubiera ratificado en el cargo su actitud habría sido distinta? ¿por qué Chávez se convierte de pronto en un autócrata inescrupuloso, sediento de poder, que manipula a la Fuerza Armada y avasalla a las instituciones, cuando es el mismo personaje al cual se vinculó, incluso a través del sacramento del bautismo meses antes, el 6 de enero de 2007?

Los cuentos del general:
a) ¿Votos salvados en el Consejo de Ministros?
En lo que declaró el general Baduel al diario “El País” hay aspectos que violentan la verdad. Dice, por ejemplo, que mantuvo posiciones críticas en el Consejo de Ministros y que salvó varias veces su voto. Puedo decir que tal afirmación es falsa de toda falsedad. Como Vicepresidente Ejecutivo presidía —en ausencia del Presidente— las reuniones del Gabinete siendo el general Baduel titular de Defensa, y en ninguna de ellas salvó su voto en decisiones aprobadas. A raíz de las declaraciones a que aludo, solicité a la secretaría del Consejo información sobre si en reuniones posteriores a mi salida de la Vicepresidencia, el general Baduel había salvado su voto. La respuesta, debidamente certificada, fue negativa.

b) ¿Una llamada a la presidenta del CNE?
El general Baduel afirmó en “El País” que la noche del 2 de diciembre —cuando el rechazo de la reforma—, “le hizo saber a la presidenta del Consejo Nacional Electoral que en caso de que no se dieran los resultados y se siguiera sometiendo al país a una tensión innecesaria, se vería obligado a dar una rueda de prensa para dar a conocer los verdaderos resultados”. Consulté a la doctora Tibisay Lucena quien me dijo que tal versión era completamente falsa. Que ella no habló con el general Baduel en esa oportunidad, y que los resultados se dieron sin presiones de ningún tipo y sólo en el momento que el CNE consideró que había una tendencia irreversible favorable al No.

Lo más grave de todo
Pero el aspecto más inquietante de la declaración del general Baduel es el atinente a la responsabilidad con el país de quienes ejercen altos cargos del Estado y a la actitud que, posteriormente, adoptan al dejarlos. No me parece ético, ni institucionalmente aceptable —hay países en los que hay prohibiciones legales de hacer pronunciamientos que puedan afectar la seguridad nacional de quienes ejercieron altos cargos del Estado—, que alguien, general en Jefe, excomandante del Ejército y exministro de Defensa, además vinculado durante casi una década al Gobierno, afirme de golpe y porrazo que “la única pretensión del presidente Chávez —gobernante al que sirvió sin chistar— es perpetuarse en el poder y hacer un manejo arbitrario de la renta pública y petrolera”. Y decir, además, que “en Venezuela hay una ficción de democracia y que Chávez arrodilla a las instituciones, particularmente a la Fuerza Armada”. ¿Qué hay detrás de estas aseveraciones? ¿Simple resentimiento o algo de fondo?

Un discurso pre 11-A
El general Baduel avanza en sus declaraciones por el sendero de lo impredecible con esta tajante afirmación: “Existe inquietud en el Ejército. Algunos mandos ya se han planteado la acción violenta”. Y concluye con esta perla: “Venezuela está al borde de una insurrección”. Estas palabras recuerdan al país lo sucedido hace seis años, y es obvio preguntarse si el general Baduel mide sus alcances. Él carece de audiencia entre los militares al igual que en el campo civil, ¿qué busca entonces? Deploro su caso, al igual que el de cualquiera que derroche un historial respetable como el suyo. Cuando el general Baduel asume posturas contradictorias con su pasado, buscando deslegitimar el proceso con el cual se identificó por años; pasando de la defensa absoluta del mismo a la negación absoluta, está socavando su propia imagen.
En el fondo no daña a Chávez y al Gobierno al que sirvió: se daña a sí mismo. Con su actitud y lenguaje solidariza con las aventuras oposicionistas que él enfrentó con valor y dignidad. En verdad, ¿qué pasó con él? Porque los argumentos que emplea no convencen. Ni siquiera a la propia oposición que siempre lo verá con reserva. Es alguien que pondera la vía cívica y al mismo tiempo agita el pantano de la subversión. En síntesis, es el terrible laberinto en que está metido el general Raúl Baduel.
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About Ricardo Abud (Chamosaurio)

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