Agencia Bolivariana de Noticias (ABN)
(Aurelio Gil Beroes) ABN.- El gobierno estadounidense encierra en sus cárceles a jefes paramilitares colombianos, para retribuir a Uribe la cooperación que ha tenido con la política de agresión contra Venezuela.
De esta forma, el mandatario colombiano silencia a los jefes paramilitares e interrumpe el proceso de comprometedores testimonios en el escándalo de la llamada “parapolítica” que, hasta ahora, involucra a parlamentarios, jefes militares, miembros del gabinete y a personeros de su entorno más cercano.
Así lo dijo a ABN, en entrevista exclusiva, el sociólogo y pensador estadounidense, profesor de la universidad de Binghamton (estado de Nueva York, EEUU.), James Petras, quien calificó de insólita la forma como se produjo la extradición de 14 jefes paramilitares a los Estados Unidos.
“Lo que es extraordinario -comenta- es que estos jefes han dado testimonio en las cortes, sobre sus vínculos con altos dirigentes colombianos. Nombraron a más de sesenta congresistas y miembros del gabinete del gobierno de Uribe, como colaboradores de los narcotraficantes y paramilitares; han nombrado generales, han nombrado parientes de Uribe como receptores del dinero del narcotráfico, y en medio de este importante proceso y frente a los fiscales, el gobierno colombiano los saca del país y terminan los testimonios contra los principales beneficiarios del narcotráfico que son los políticos pro Uribe en Colombia,”
Petras denuncia que los Estados Unidos, en vez de seguir investigando los lazos “entre estos capos de la mafia y sus vínculos con la elite colombiana”, simplemente los ha encerrado en cárceles, aislados y sin posibilidad de entrar en contacto con la prensa, con la cual podrían hablar de sus socios en el gobierno de Uribe y en el Congreso de Colombia.
–¿Abierta complicidad?
–Obviamente, responde enfático. Más que complicidad hay una relación carnal, donde Uribe se presta a toda la política agresiva de Estados Unidos contra Venezuela, incluso perjudicando las posibilidades de un comercio multimillonario con su vecino, para complacer a los gobernantes de Estados Unidos.
Petras refiere que, debido a esto, hay una contrapartida del gobierno estadounidense: “Está encarcelando los principales testimonios contra Uribe, en relación con el narcotráfico y los escuadrones de la muerte, y eso es muy grave, por que implica que para los Estados Unidos la colaboración contra Venezuela vale más que la investigación sobre el narcotráfico, el lavado de dinero y la complicidad de altos funcionarios del gobierno colombiano; de altos oficiales militares, altos banqueros de Colombia, con el tráfico de toneladas de cocaína que van directamente a Washington”.
Sobre el zar antidrogas
Al comentársele el tono de las recientes insinuaciones de Jhon Walters, el llamado zar antidrogas, acerca de que el presidente Chávez “tiene mucho qué explicar”, Petras indica que constituyen un esfuerzo por desviar la atención sobre la extradición de los paramilitares en Colombia.
Pero hace una impactante revelación: “El señor Jhon Walters tiene una biografía interesante. Su padre, Vernon Walters, era la cabeza de la política contrainsurgente de los Estados Unidos en los años 60 y 70. Vernon Walters era el arquitecto de las masacres en Centroamérica, donde murieron más de 300 mil indígenas y campesinos en El Salvador y Guatemala, y en la guerra de los contras en Nicaragua. Dirigió las guerras sangrientas en Colombia en esos mismos años”
Más adelante, el sociólogo estadounidense agrega que Vernon Walters era uno de los políticos más desprestigiados de los gobiernos estadounidenses, “…y ahora el hijo sigue los mismos pasos, tratando de tirar lodo sobre el único presidente de los países andinos que ha lanzado una guerra frontal contra la delincuencia, los narcotraficantes y sus socios gubernamentales: el presidente Chávez.
Y es increíble –continúa– que esta campaña norteamericana contra Chávez toque el tema del narcotráfico, cuando su principal aliado en América Latina está metido hasta las narices en el narcotráfico, y tiene una carrera política financiada por los narcotraficantes.
Petras ofrece además una fórmula para acabar con el narcotráfico: “Simplemente encarcelando a los principales banqueros en los Estados Unidos y sus inversionistas en Colombia. Con una redada de quinientas personas se acaba toda la distribución y producción del narcotráfico”.
La IV Flota
Interrogado sobre la presencia de la IV Flota de la Armada estadounidense en aguas del Caribe y del Atlántico, a partir del próximo primero de julio, el profesor Petras, expresó que no se trata de una manifestación de ofensiva sino más bien de debilidad por parte del Gobierno de Bush.
“La movida de la IV Flota es una expresión del debilitamiento político y económico de los Estados Unidos en América Latina. Es evidente que en los últimos años, a partir de los enormes ingresos que han acumulado Argentina, Brasil y otros países, estos gobiernos, incluso los gobiernos neoliberales como el de Lula, han tomado distancia de Estados Unidos. Ya no dependen del FMI, han cancelado sus deudas con el Banco Mundial.
“En los Estados Unidos faltan las palancas de influencia que han tenido en el pasado, entonces tratan de recuperar alguna influencia en América Latina, a partir de ejercicios con las cúpulas militares. Es una medida militar de compensación por la debilidad política y económica que han sufrido en los últimos tiempos”.
Y añade lo siguiente: “Yo no lo veo como una ofensiva, yo creo que es una reacción a su debilitamiento real en América Latina”.
Manta, Uribe y Rosales
Consultado sobre la posibilidad de que las operaciones de la base de Manta sean trasladadas a una base en la Guajira colombiana, Petras señaló que se trata de una maniobra destinada a provocar a Venezuela desde Colombia y a respaldar los propósitos secesionistas que le atribuye al Gobernador Manuel Rosales.
“Lo que Washington está negociando con Colombia es transferir la base de Manta a la Guajira, hacia la frontera colombo-venezolana, como un punto de tensión y de conflicto con Venezuela. Pierde influencia en Ecuador y trata, a partir de su principal aliado, Colombia, coordinar provocaciones y, tal vez, algún ataque contra Venezuela”
Y añade: “Más que nada, yo veo que una base militar norteamericana en la frontera con el Zulia, es un esfuerzo por coordinar el separatismo de Rosales, en el Zulia, con la táctica de Uribe y Bush. Yo creo muy importante, frente al desafío de una base militar norteamericana en Colombia, que hay que pulverizar este movimiento, mal llamado autonomista, el separatismo de Rosales”
Petras concluye con una recomendación: “No hay que dar tiempo ni respiro. Hay que poner la fuerza del Gobierno, la autoridad del país frente a esta movida separatista, embrionaria pero peligrosa”.
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