Monseñor Ovidio Pérez ruegue por su alma.
(Carta abierta)
Muy irrespetuosamente me dirijo a usted en la oportunidad de hacer de su conocimiento que su grado de disociación le está haciendo un grave daño al país. Usted, junto al conciábulo maligno del cual forma parte, se ha dedicado a descalificar a la Revolución Bolivariana de manera abierta y descarada con el único objetivo de influir y contribuir en el proceso de desestabilización que quieren imponer las minorías oligárquicas de las que usted forma parte.
Deliberadamente se ha hecho actor y parte fundamental en un proceso destinado a la promoción de valores antidemocráticos que atentan en contra de la República. Usted y su sequito de miserables profanadores de sueños de LIBERTAD, EQUIDAD, SOLIDARIDAD, JUSTICIA SOCIAL Y PAZ, usurpando los poderes conferidos por la iglesia católica, han desatado una ofensiva visceral e irracional en contra del poder constituido democráticamente. En franca desobediencia, contraria a las enseñanzas de nuestro señor Jesucristo, atropellan la dignidad de las grandes mayorías irrespetando su legítimo derecho a vivir en una sociedad más justa.
Su discurso de “no violencia activa” y el llamado al sacrificio hasta conseguir la libertad conceptualizada por ustedes, es una ofrenda a las mayorías. Usted habla del coraje que debe reinar entre su grupo de disociados, subestima el coraje de más del 60% de los venezolanos que queremos y apoyamos este proceso político y que bajo ninguna circunstancia permitiremos que ustedes regresen al poder
Usted sr. Ovidio Pérez, en su discurso habla de libertad y todo aquel que disiente de esa libertad que usted propugna, lo execran, para usted, como para el grupo de los 40 elegidos, iluminados eruditos de la conferencia episcopal, sólo es válida su verdad.
Usted nos dice que Chávez quiere imponer la Reforma de la Constitución, más adelante señala que nadie puede imponerle nada al pueblo venezolano, estamos de acuerdo, nadie debe imponerle nada a nadie, el compañero Presidente no nos impone la Reforma Constitucional, la llevará a un referéndum y el pueblo decidirá. Ahora, usted que habla de las imposiciones, explíqueme ¿por qué ustedes nos imponen, desde pequeños, la fé católica? Los métodos coercitivos que ustedes despliegan para sumar voluntades son contrarios a las enseñanzas de Jesucristo.
Usted como opositor al Gobierno ha asumido una posición política y se escuda en una sotana para cometer toda clase de tropelías, habla en nombre de la fé católica, usted es un sirvenguenza. Su llamado es a la violencia, el odio que se percibe en su discurso es demoledor, le hablo en su mismo lenguaje, no tengo otro, su alma está posesa de malos sentimientos, degenera el mensaje de amor de la fé católica, su racismo es descarado hacia las grandes mayorías de excluidos de este país, usted es un vulgar delincuente que toma ventaja del disfraz que le provee la sotana.
Sr. Ovidio Pérez quítese la sotana, la impureza de su alma y corazón lo hace un miserable que se esconde en la palabra de Dios para atacar desmedidamente la ilusión de un pueblo que quiere cambios. Usted está del lado del mal, el Diablo, ese ser maligno que ustedes nos inculcaron, arropa su conciencia, usted es un traidor de la fé cristiana.
La conferencia episcopal hoy en día surge como el brazo ideológico de la extrema derecha más rancia y reaccionaria del país para amedrentar con su discurso, al pueblo venezolano, discurso que por demás es repetido por el grupo de juventudes fascistas denominado las “manitos blancas”. Hoy se les suma un nuevo factor, un General que de seguro utilizarán hasta el cansancio, pero en el cual ni ustedes mismos creen, lo responsabilizan de la desgracia de su líder Carmona. Ustedes no gozan de autoridad para abogarse en sus discursos moralistas la salvación de la Patria, dan protección en su seno a un presunto violador, delito que por demás certifican desde el mismo momento en que dan cobijo a este individuo.
No me queda más que hacerle un llamado a que recapacite por ese amor a Dios que en algún momento de su vida predicó, no siga promoviendo la guerra entre venezolanos, dedíquese a su iglesia y deje de joder a los que tranquilos están, no busque que en medio de la desesperación demencial de las cuales algunos oposicionistas son posesos, pueda ocurrir un lamentable enfrentamiento que nos conduzca a la matanza entre venezolanos, usted, al igual que la Conferencia Episcopal, debe de bajar el tono del discurso por el bien del país, dedíquese a predicar la fé cristiana desde lo mas profundo de su alma, deje la política en manos de los políticos, no trascienda de manera vil en su pequeño paso por esta vida, si existe un juicio divino, de seguro su condena será a que su alma se pudra en el purgatorio de los mal habientes.
(Carta abierta)
Muy irrespetuosamente me dirijo a usted en la oportunidad de hacer de su conocimiento que su grado de disociación le está haciendo un grave daño al país. Usted, junto al conciábulo maligno del cual forma parte, se ha dedicado a descalificar a la Revolución Bolivariana de manera abierta y descarada con el único objetivo de influir y contribuir en el proceso de desestabilización que quieren imponer las minorías oligárquicas de las que usted forma parte.
Deliberadamente se ha hecho actor y parte fundamental en un proceso destinado a la promoción de valores antidemocráticos que atentan en contra de la República. Usted y su sequito de miserables profanadores de sueños de LIBERTAD, EQUIDAD, SOLIDARIDAD, JUSTICIA SOCIAL Y PAZ, usurpando los poderes conferidos por la iglesia católica, han desatado una ofensiva visceral e irracional en contra del poder constituido democráticamente. En franca desobediencia, contraria a las enseñanzas de nuestro señor Jesucristo, atropellan la dignidad de las grandes mayorías irrespetando su legítimo derecho a vivir en una sociedad más justa.
Su discurso de “no violencia activa” y el llamado al sacrificio hasta conseguir la libertad conceptualizada por ustedes, es una ofrenda a las mayorías. Usted habla del coraje que debe reinar entre su grupo de disociados, subestima el coraje de más del 60% de los venezolanos que queremos y apoyamos este proceso político y que bajo ninguna circunstancia permitiremos que ustedes regresen al poder
Usted sr. Ovidio Pérez, en su discurso habla de libertad y todo aquel que disiente de esa libertad que usted propugna, lo execran, para usted, como para el grupo de los 40 elegidos, iluminados eruditos de la conferencia episcopal, sólo es válida su verdad.
Usted nos dice que Chávez quiere imponer la Reforma de la Constitución, más adelante señala que nadie puede imponerle nada al pueblo venezolano, estamos de acuerdo, nadie debe imponerle nada a nadie, el compañero Presidente no nos impone la Reforma Constitucional, la llevará a un referéndum y el pueblo decidirá. Ahora, usted que habla de las imposiciones, explíqueme ¿por qué ustedes nos imponen, desde pequeños, la fé católica? Los métodos coercitivos que ustedes despliegan para sumar voluntades son contrarios a las enseñanzas de Jesucristo.
Usted como opositor al Gobierno ha asumido una posición política y se escuda en una sotana para cometer toda clase de tropelías, habla en nombre de la fé católica, usted es un sirvenguenza. Su llamado es a la violencia, el odio que se percibe en su discurso es demoledor, le hablo en su mismo lenguaje, no tengo otro, su alma está posesa de malos sentimientos, degenera el mensaje de amor de la fé católica, su racismo es descarado hacia las grandes mayorías de excluidos de este país, usted es un vulgar delincuente que toma ventaja del disfraz que le provee la sotana.
Sr. Ovidio Pérez quítese la sotana, la impureza de su alma y corazón lo hace un miserable que se esconde en la palabra de Dios para atacar desmedidamente la ilusión de un pueblo que quiere cambios. Usted está del lado del mal, el Diablo, ese ser maligno que ustedes nos inculcaron, arropa su conciencia, usted es un traidor de la fé cristiana.
La conferencia episcopal hoy en día surge como el brazo ideológico de la extrema derecha más rancia y reaccionaria del país para amedrentar con su discurso, al pueblo venezolano, discurso que por demás es repetido por el grupo de juventudes fascistas denominado las “manitos blancas”. Hoy se les suma un nuevo factor, un General que de seguro utilizarán hasta el cansancio, pero en el cual ni ustedes mismos creen, lo responsabilizan de la desgracia de su líder Carmona. Ustedes no gozan de autoridad para abogarse en sus discursos moralistas la salvación de la Patria, dan protección en su seno a un presunto violador, delito que por demás certifican desde el mismo momento en que dan cobijo a este individuo.
No me queda más que hacerle un llamado a que recapacite por ese amor a Dios que en algún momento de su vida predicó, no siga promoviendo la guerra entre venezolanos, dedíquese a su iglesia y deje de joder a los que tranquilos están, no busque que en medio de la desesperación demencial de las cuales algunos oposicionistas son posesos, pueda ocurrir un lamentable enfrentamiento que nos conduzca a la matanza entre venezolanos, usted, al igual que la Conferencia Episcopal, debe de bajar el tono del discurso por el bien del país, dedíquese a predicar la fé cristiana desde lo mas profundo de su alma, deje la política en manos de los políticos, no trascienda de manera vil en su pequeño paso por esta vida, si existe un juicio divino, de seguro su condena será a que su alma se pudra en el purgatorio de los mal habientes.
Atentamente
Ricardo Abud.
Patria, Socialismo o Muerte…
Venceremos
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chamosaurio@gmail.com
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