Sobre Moral y Luces, el físico Capra y el presidente Chávez

Sobre Moral y Luces, el físico Capra y el presidente Chávez
Por: Beglis Alfaro


El pasado 21 de enero en su programa dominical, el presidente Hugo Chávez citó al reconocido físico Frijtof Capra, cuando reflexionaba acerca de la importancia de tener una mayor comprensión del mundo. Esta mención también la hizo en uno de sus discursos hace un par de años para referirse a la necesidad de un cambio de paradigmas.

En ambas ocasiones, al referenciar a Capra, destacó uno de sus libros más conocidos: " El Punto Crucial", escrito en unas 500 páginas, que inicia con una dramática descripción de la crisis mundial, "compleja y multidimensional", según la define, expresada en un incremento del armamentismo nuclear y su costo económico equivalente para minimizar el hambre en muchos países; evidenciada además en los múltiples problemas sociales y de salud, en el deterioro de la naturaleza y especialmente en la impotencia de los llamados "expertos" (políticos, economistas, médicos, científicos "puros" y sociales) para hallar respuestas oportunas a este dantesco cuadro.

Para Capra, esta crisis que atisba en la década de los setenta y principios de los ochenta tiene su origen en una visión de la realidad heredada del pensamiento cartesiano-newtoniano, en el nacimiento de la modernidad, y mucho antes, en la cultura patriarcal, que privilegian la razón, la fuerza, y el pensamiento dicotómico que exalta las diferencias y rechaza la diversidad. En conclusión, dice Capra, se trata de una crisis paradigmática que debemos trascender a partir de un cambio de conciencia y por ende de una revolución cultural.

En "El Punto Crucial", Capra expone que el pensamiento racionalista se resume en la famosa frase de René Descarte, "pienso y luego existo", que establece una separación entre mente y cuerpo, o mente y materia. A ello se añade la lógica de Isaac Newton, es decir, además de fragmentados -desde la perspectiva newtoniana-, los seres vivos funcionamos como máquinas compuestas por diversas piezas.

Esta visión mecanicista o reduccionista que lleva algo más de tres siglos, se complementó con el empirismo de Francis Bacon, para quien la naturaleza debía ser "acosada", "sometida y obligada a servir", "esclavizada", "reprimida con la fuerza" y torturada "hasta arrancarle sus secretos", como recuerda el propio Capra.

Las implicaciones de este racionalismo en nuestra concepción del mundo y sistema de valores no sólo permeó el pensamiento moderno, con sus marcadas tendencias antiecológicas, sino que reemplazó la visión organicista u holística presente en las culturas originarias de Oriente, Occidente y América, por una visión determinista y lineal del mundo, con relaciones basadas en el poder, el egoísmo, la desconfianza y el conflicto permanente, generando un enorme sufrimiento individual y colectivo.

En su libro, Capra detalla las consecuencias de este legado cientificista en la construcción del modelo médico predominante, que ve las enfermedades como averías de la máquina (cuerpo humano), cuyas partes pueden "intervenirse" por separado; en la psicología, estableciendo nociones aparentemente irreconciliables acerca de la mente, la conciencia, el cerebro y el comportamiento; en la economía, ocupada en sus fórmulas matemáticas y en las cuales lo sociopolítico, lo educativo y lo cultural son simples variables; y finalmente en el modelo de desarrollo, basado en el crecimiento económico y tecnológico, orientado hacia la producción, la competitividad, la explotación ilimitada de la naturaleza y el consumismo.

Hacia la sociedad solidaria

Cuando el presidente Chávez comenta la necesidad del cambio de paradigmas, aludiendo a la obra del físico Capra, y en ocasión del desarrollo del Tercer Motor Moral y Luces del proceso bolivariano, debemos entonces reflexionar acerca del sistema de creencias y valores que reproducimos a diario no sólo en nuestro ejercicio profesional y laboral, sino en nuestro accionar en cada espacio de nuestras relaciones.

La recuperación de valores fundamentales como la solidaridad, la justicia, la equidad, la paz, la libertad, el amor, la confianza, la responsabilidad y la ética, supone una comprensión distinta del mundo. Abandonar el individualismo, como uno de los propósitos del Motor Moral y Luces, según señalaba acertadamente el ministro para la Educación, Adán Chávez, implica un extraordinario salto o cambio de paradigmas. Supone dejar de vernos como egos aislados, dejar atrás la racionalidad excluyente, y el pensamiento dicotómico, que privilegia una de las partes por encima de la otra, y es base fundamental de la intolerancia.

Las nuevas ciencias, especialmente la física cuántica, han demostrado que la realidad está conformada por múltiples relaciones, que somos redes de relaciones, implicadas, partes y totalidades al mismo tiempo, unidad y diversidad; de allí que nos rigen principios de interdependencia, complejidad, incertidumbre, autoorganización, el caos creativo y el orden, o la caórdica. Por ello desde la Teoría del Caos, se habla del "efecto mariposa", de la "influencia sutil", y de la "sincronicidad", para ilustrar cuán interconectad@s estamos, y cómo nuestros actos nos comprometen en un mismo devenir porque contribuyen a formar la realidad que somos y vivimos.

Moral y Luces debe hacerse parte de una pedagogía para la vida, debe ayudar a difundir una noción distinta de los humanos y humanas; que como diría el biólogo chileno Humberto Maturana, nos haga volver la mirada al amor como fundamento de lo social, a la aceptación del otro y otra, como legítimo otr@; que interpele los supuestos de nuestras creencias; que nos convoque a mirarnos en permanente construcción, como co-creadores de nuestra realidad.

En este inicio de siglo pleno de cambios, de búsquedas, y de peligros para la vida de todos los seres vivos, evidenciados no sólo por el calentamiento global, sino por las actitudes suicidas de varios liderazgos mundiales que desatan guerras y promueven nefastas intervenciones en la naturaleza, como la biopiratería, requerimos volver a esa visión integral del mundo que nos refiere Frijtof Capra; aquella que nos muestra nuestra naturaleza relacional, que nos vincula con todo lo existente, que nos hace comunidades interdependientes, que nos revela lo masculino y lo femenino como principios complementarios de la vida y el ser.

Ojalá el presidente Chávez siga evocando a Capra y tantas otras y otros maestros que están contribuyendo a mostrarnos un camino distinto en la construcción de esa gran sociedad solidaria, como la nombra el filósofo Edgar Morin, y como seguramente aspiramos todos y todas.

beglisa@gmail.com
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About Ricardo Abud (Chamosaurio)

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