Wolfowitz desplumado por sus propios empleados.
Mario Forti
"Cada diez años más o menos, Estados Unidos tiene que elegir algún país de mierda y empujarlo contra la pared, sólo para enseñarle al resto del mundo que vamos en serio".
Michael Leeden
“El que la hace la paga”, dice el refrán. Otro dice, “Dios tarda pero cumple” y lo estamos viendo ahorita en el bochornoso caso de Paul Wolfowitz, director del Banco Mundial, a quien sus propios empleados le piden que por honor y dignidad renuncie a su cargo por abusador y corrupto. Paul Wolfowitz quien en la década de los 70 se identificó con los marxistas, luego con los trotskystas y finalmente neoconservador fanático, ha sido el arquitecto de la guerra contra Irak apoyando sistemáticamente el sionismo internacional en contra de los pueblos árabes soberanos. Discípulo del filósofo Leo Strauss ha utilizado la mentira para tomar el control, por medio de la fuerza, de países más débiles, apoderándose de los recursos naturales, sin medir las consecuencias humanas. Junto con todo un equipo de colaboradores en diferentes sectores de la vida norteamericana de ultraderecha, conforman lo que se ha conocido como el grupo de “halcones” de Bush cuya misión es imponer una dictadura mundial a favor de las elites, 250 familias en el mundo controlando a casi 6000 millones de personas. Es el autor intelectual de la Doctrina Bush, y de la teoría de la Guerra Permanente, Preventiva y muchas ideas más que conforman lo que se conoce como los Centros de Formación Ideológica de los fascistas imperialistas (los think/thanks) que influyen a traves de los medios masivos de comunicación social por el mundo entero. Hoy por hoy dirige el Banco Mundial, institución que debería encargarse de los asuntos de pobreza, de proyectos de desarrollo, de asuntos de educación y salud pero con semejante personaje siniestro, se acaba de manifestar su carácter disociado y perverso frente a una conducta propia del funcionario neoconservador, autoritario, déspota y falso, egoísta, burócrata y tacaño.
Trece mil trabajadores le están pidiendo a gritos la renuncia por haber abusado de su poder y enganchar a su novia en el Banco Mundial y aumentarle el sueldo al doble, además de beneficiarla con un segundo empleo dependiente del Departamento de Estado. Según cálculos Shaha Alí Riza, la novia de Wolfi, de orígen libio, está ganando más que la propia Secretaria de Estado Condi Rice (unos 193 590 $ anuales) que debe estar “verde” de la envidia…
Las contradicciones no acaban con el abuso de poder de quien tiene una hoja de vida macabra de cara a los pueblos soberanos y que resisten al imperialismo norteamericano. Wolfowitz quiso ser el abanderado en el Banco Mundial en la lucha contra la corrupción fomentando una línea de “buen gobierno”. Pero desde hace rato viene involucrándose en la división de los países latinoamericanos apoyando al imperio asesino de niños. Cuadró con el gobierno de Uruguay, para enfrentar a la Argentina frente al caso de las papeleras. Debajo de la mesa ofrecía a Tabaré meterlo en la bolsa de los alquitas (TLC) y así logró que Bush fuera recibido en las costas del Rio de La Plata, ofendiendo al continente sudamericano ante la reciente gira del diablo Bush con su plan hambreador de los biocombustibles: alimento-combustible para las máquinas: hambre para la humanidad. Su “buen gobierno” encontró 13 mil votos en contra: nada menos que la nómina completa de sus trabajadores en el Banco.
Este miembro del lobby judío de la Casa Blanca cae frente a la realidad de sus propios actos fraudulentos y típicos de los representantes del imperio: hipócritas, mentirosos, tiránicos, corruptos y asesinos. Como está bajo el ala de Bush seguro que seguirá la impunidad típica de la dictadura gringa, y los 13000 trabajadores de la institución bancaria mundial no lograrán que lo saquen a patadas de la actual dirección. Pero quedará el precedente valioso y digno de los empleados que por lo menos denunciaron al mundo entero la farsa y el engaño que ellos mismos viven a diario con la pareja Riza/Wolfowitz violando los reglamentos internos. Esto demuestra que los antivalores del neoliberalismo no se van a imponer en este siglo, todo lo contrario, van a desaparecer con la voluntad y la conciencia revolucionaria del pueblo y de los trabajadores que luchan por la dignidad y la justicia social. ¡Lo vemos ya en el corazón del imperio!
Paul Wolfowitz desde el Banco Mundial es una señal de guerra sin cuartel contra los pobres del mundo que reclaman justicia para obtener la paz. La soberbia anglosajona y el desdén sionista contra pueblos católicos y árabes musulmanes es paradigmático. Hoy todavía gozan del poder que la complicidad mundial deja a las acciones del terror generalizado imponerse como “salvador mesiánico”. La impunidad no será eterna. La hora de los pueblos ha llegado y nadie que no haya perdido la sensibilidad básica y fundamental para percibir cómo la comunidad de naciones pobres se va organizando, dejará de reconocer que el imperio se desmorona sistemáticamente ante una falsa idealización de su yo imperial. Y ante el mundo quedarán como idólatras. Estamos ante el fin de la unipolaridad. Otro halcón pierde sus plumas…
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