La ignorancia no es su culpa

La ignorancia no es su culpa
Por: Ricardo Abud

Pre-candidatos and Company.

Los Reyecitos sin reino y sin súbditos comienzan a entender una realidad marcada por el fracaso, la ignorancia que arropaba sus mentes disociadas emerge como flecha desde el horizonte y ataca su más elemental trasnocho político. De sus corazones cargados de odios impuros irrumpen propuestas que solo ellos pueden entender.
La desesperación los ataca de manera inclemente, perversa, el bochorno y las aberraciones iluminan su trastocado raciocinio.

Las deserciones en algunos un poco más inteligentes que otros se sienten con la ruptura antes deseos impropios de continuar con la capacidad del ridículo.
Propuestas tan inverosímiles desbordan la cordura de estos pequeños Reyecitos, quieren cambiar aviones por hospitales, tanques por escuelas, unos eliminarán las misiones, otros las mejorarán, alimentan el odio y llaman a la unidad, los menos versados quieren darnos una tarjeta electrónica para retirar las ganancias que nos tocan por concepto de ingresos del negocio petrolero, otros ofrecen becas, otros se benefician de las contrataciones del hoy Estado que quieren derrocar y al final la tragicomedia de esta locura colectiva de pre-candidatos que pretenden salir de Chávez agota la paciencia que radicales y no radiales de una maltratada oposición. Hay un vació de oposición, de lideres.

Dentro de esta locura colectiva, podemos observar por ejemplo, que chango le profetizó a uno o a varios candidatos que serían presidentes, ellos, fieles seguidores de las profecías, emergen cual dictadores ignorantes y pretenden imponer una propuesta que solo es solidaria en el seno de sus hogares, no tienen súbditos, sus reinados son un marco cerrado de su imaginación.

Testarudos que una vez ocuparon parcelas de poder en sus regiones o pretendieron ocuparlas y hoy se abogan a un liderazgo que desconoce la Patria entera.

Defendían unas primarias, que dado el bajo nivel de convocatoria y aceptación del que gozan, los aproximaba a uno de los fracasos más electrizantes del panorama político nacional. Se imponían a la militancia de sus organizaciones y presentaban su nombre, sin contar con planes concretos que proponer a sus seguidores, todo en nombre de la democracia. (Cogollocracia y la Dedocracia mediocre y viseral impuesta por siempre por la DICTADURA de esos partidos). Nadie olvida la forma como algunos de ustedes han gobernado.

En momentos en que la cordura de mi alma se envilece ante la impotencia y la desesperación, los escucho y ocupo por un segundo el lado opuesto de la acera y me siento tan mal que, de manera automática, reprogramo la pesadilla que estos infames quieren para nuestra Venezuela. El solo hecho de escucharlos me deprime, no hay verbo, no hay sentido práctico, no hay razones, el odio es su conducta y patrón de engranaje ante la triste realidad que llena sus vidas de la mas elemental miseria humana. Recuperar el poder y alimentar sus entrañas de las riquezas que no terminaron de almacenar en la arcas de bancos extranjeros, es lo que quieren. Vienen por lo que dejaron.

En el lado opuesto de esa acera deambulan los recuerdos de las prebendas que les otorgaba el otrora poder, se añora y se disemina en las frágiles mentes de unos taciturnos y malhumorados creyentes del pasado.

Se posesiona la estupidez en su más elemental concepto y se humilla de forma despiadada la sensatez de los que anhelan el regreso de la vida miserable que nos envolvió muchos años. No tienen Patria, se estacionaron en el lado contrario de la inteligencia.

Resaltan la capacidad de sus errores y lo sumergen en la más baja pasión de sus almas, no tienen capacidad de rectificación, la autocompasión es su forma de percibir el que sus arcas mermen cada día más y más. La sede de la embajada tal, se llena, negocio rotundo, Miami es el paraíso. Se abren las franquicias. El éxodo se aproxima, es inminente el PLAN B, la sangre tiene que cubrir ambas aceras.
Son dueños posesos de la ignorancia, no es su culpa, pero tampoco nuestra.

No volverán.

chamosaurio@gmail.com


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