Entrevista de Ignacio Ramonet al presidente cubano Fidel Castro
Entrevista de Ignacio Ramonet al presidente cubano Fidel Castro“
La revolución no se basa en ideas caudillistas, ni en culto a la personalidad”
- Es decir, usted piensa que su verdadero sustituto, más allá de una persona, más allá de Raúl, sería más bien una generación, la generación actual...
Sí, ya son unas generaciones las que van a sustituir a otras. Tengo confianza, y lo he dicho siempre, pero estamos concientes de que son muchos los riesgos que pueden amenazar un proceso revolucionario. Están los errores de carácter subjetivo... Existieron errores, y tenemos la responsabilidad de no haber descubierto determinadas tendencias y errores. Hoy, simplemente se han superado algunas, y se están combatiendo otras.
Ya le dije lo que pasaría mañana; pero ya son nuevas generaciones, porque la nuestra va pasando. Ya el más joven, digamos, le he mencionado el caso de Raúl, es apenas cuatro años y tantos más joven que yo.
Esta primera generación todavía coopera con las nuevas que acatan la autoridad de los pocos que vamos quedando... Está la segunda; ahora la tercera y la cuarta... Yo tengo una idea clara de lo que va a ser la cuarta generación, porque tú ves a los muchachos de sexto grado haciendo su discurso. ¡Qué talento hemos descubierto!
Hemos descubierto miles de talentos, esos niños impresionan, impactan. No se sabe cuánto genio y cuánto talento hay en el pueblo. Yo albergo la teoría de que el genio es común, si no para una cosa es para otra, es para la computadora o es para la música, es para la mecánica; el genio es común y unos lo tiene para una cosa y otros para otra. Ahora, desarrolla y educa a una sociedad entera –eso es lo que estamos haciendo- y veremos entonces lo que da. Ésos son los ocho millones que después del primer año de “período especial” suscribieron: “Soy socialista”.
Yo tengo mucha esperanza, porque veo que estos que yo llamo de la cuarta generación, van a tener tres, cuatro veces más conocimientos que nosotros los de la primera y, más o menos, más de tres veces los conocimientos de la segunda. Y la cuarta debe saber, con todo lo que se está haciendo ahora, por lo menos, dos veces y media lo de la tercera.
Fíjese lo que le voy a decir: vendrán más personas a ver el desarrollo social de este país, las cosas sociales de este país que a las playas de Cuba. Ya nuestro país hace cosas... Un país pequeño que puede aportar el personal que necesitarían las Naciones Unidas para la campaña que el secretario general propuso para liquidar el SIDA en África. Hoy eso no se puede hacer sin los médicos cubanos. No reúnen, entre Europa y Estados Unidos, mil médicos que vayan a donde están nuestros médicos.
Digo mil porque estoy exagerando, no se sabe cuántos... Nosotros le ofrecimos a Naciones Unidas cuatro mil médicos; ahora ya hay allá más de tres mil. Y entonces eso produce cierta satisfacción; en este país bloqueado, en este país que ha sufrido más de cuarenta años de bloqueo y diez años de “período especial”. Creó capital humano, y el capital humano no se crea con egoísmo, estimulando el individualismo en la sociedad.
- ¿Usted está diciendo que esta Revolución no está agotada?
No hemos terminado ni mucho menos. Vivimos en la mejor época de nuestra historia, y la de más esperanza de todo, y usted lo ve en todas partes.
Es cierto, es correcto, yo estaría dispuesto a aceptar la crítica de que cometimos algunos errores de idealismo, quizá quisimos ir demasiado rápido, quizá subestimamos fuerzas, el peso de los hábitos y eso. Pero ningún país se ha enfrentado a ningún adversario tan poderoso, tan rico, a su maquinaria de publicidad, a su bloqueo, a una desintegración del punto de apoyo. Desapareció la URSS y nos quedamos solos, y no vacilamos. Sí, nos acompañó la mayor parte del pueblo, no le digo que todo, porque algunos se desalientan, pero nosotros hemos sido testigos de las cosas que ha hecho este país, cómo resistió, cómo avanza, como se reduce el desempleo, cómo crece la conciencia.
No hay que medir las elecciones nuestras por el número de votos. Yo las mido por la profundidad de los sentimientos, por el calor, lo he estado viendo por muchos años. Nunca vi los rostros más llenos de esperanza, con más orgullo. Se he ido sumando todo eso, Ramonet.
- ¿Cree usted que el relevo se puede pasar sin problema ya?
De inmediato no habría ningún tipo de problema; y después tampoco. Porque la Revolución no se basa en ideas caudillistas, ni en culto a la personalidad. No se concibe en el socialismo un caudillo, no se concibe un caudillo tampoco en la sociedad moderna, donde la gente haga las cosas únicamente porque tiene confianza ciega en el jefe o porque el jefe se lo pide. La Revolución se basa en principios. Y las ideas que defendemos nosotros son, hace ya tiempo, las ideas de todo el pueblo.
Veo que no está usted preocupado por el porvenir de la Revolución cubana; sin embargo, ha sido usted testigo en los últimos años del derrumbe de la Unión Soviética, del derrumbe de Yugoslavia, del derrumbe de la revolución albanesa, Corea del Norte en esa situación tan triste, Camboya, que se hundió también en el horror, o la propia China, donde la revolución ha tomado un cariz diferente. ¿No le angustia a usted todo eso?
Pienso que la experiencia del primer Estado socialista, la URSS, Estado que debió arreglarse y nunca destruirse, ha sido muy amarga. No crea que no hemos pensado muchas veces en ése fenómeno increíble mediante el cual una de las más poderosas potencias del mundo, que había logrado equiparar su fuerza con la otra superpotencia, un país que aplastó al fascismo, se derrumbara como se derrumbó.
Hubo quienes creyeron que con métodos capitalistas iban a construir el socialismo.
Es uno de los grandes errores históricos. No quiero hablar de eso, no quiero teorizar; pero tengo infinidad de ejemplos de que no se dio pie con bola en muchas cosas que hicieron quienes se suponían teóricos, que se habían empanfletado hasta el tuétano de los huesos en los libros de Marx, Engels, Lenin y todos los demás.
He dicho en una ocasión que uno de nuestros mayores errores al principio, y muchas veces a lo largo de la Revolución, fue creer que alguien sabía cómo se construía el socialismo. Hoy tenemos ideas, a mi juicio, bastante claras, de cómo se debe construir el socialismo, pero necesitamos muchas ideas bien claras y muchas preguntas acerca de cómo se puede preservar o se preservará en el futuro el socialismo.
En cuanto a China es otra cosa, una gran potencia que emerge y una gran potencia que no destruyó la historia, una gran potencia que mantuvo determinados principios fundamentales, que buscó la unidad, que no fragmentó sus fuerzas.
Yo no debo ser juez de eso, pero digo que China es una gran potencia con la que hay que contar y, claro, cada época y cada nación necesitarán dirigentes cada vez más preparados y más capaces. Es un mundo nuevo todo lo que surge. Nosotros nos hemos adaptado a este mundo, nos estamos adaptando y vamos descubriendo cosas. Hemos desarrollado sentimientos de solidaridad, conciencia revolucionaria, valores que tienen un poder inmenso.
Entonces yo le puedo decir, y no deja de ser una cosa por lo menos diga de curiosidad, que cuando enormes potencias como la URSS, cuando tantos regímenes que usted cita y tantas cosas se destruyeron, este país bloqueado y todavía sin haber salido del “período especial”, comparte, ayuda, forma, por miles, profesionales universitarios del Tercer Mundo –sin cobrarles un centavo-, y avanza realmente por todos los campos.
Viviremos del capital humano. Con ese capital humano podemos ayudar a muchos, con nuestra experiencia podemos ayudarnos a nosotros mismos, Ramonet.
Yo no tengo preocupación, porque lo que hemos hecho es observar y observar. Y le dije que hay peligro, ¡cuidado!, yo he visto a veces errores. Si no se observan a tiempo… Hay que estar en una guardia permanente con los riesgos. Hay que ser casi clarividente, pensar y pensar, pero pensar en alternativas. Es muy importante el hábito de buscar alternativas y seleccionar entre las mejores alternativas.
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