La polarización de Estados Unidos preocupa hoy a la opinión pública, que teme por la violencia política post-electoral a raíz de la eclosión de grupos armados de ultraderecha y movimientos antifascistas, destacó el diario Chicago Tribune.
Muchos analistas ven como causa directa de ese ambiente a la retórica inflamatoria del presidente estadounidense, Donald Trump, quien, a día de hoy, sigue sin dar una respuesta clara a la pregunta de si abandonará el poder si resulta derrotado en los comicios del próximo 3 de noviembre.
'La situación va a peor y no veo que vaya a relajarse a corto plazo', explicó el profesor de Psicología de la Universidad de Nueva York, Jay Van Bavel.
'La identidad política de la gente es una de las más importantes que hay en este momento y no ha hecho más que crecer durante los últimos meses', aseguró.
El último episodio tuvo lugar en Michigan, donde 13 personas fueron imputadas por supuesto complot de terrorismo doméstico para secuestrar y 'posiblemente asesinar' a la gobernadora demócrata del estado, Gretchen Whitmer, con la intención de 'instigar una guerra civil'.
Los acusados pertenecen a un grupo ultra conocido como 'Wolverine Watchmen', que no aparece en la lista de los 576 'grupos extremistas antigubernamentales' del Departamento de Justicia de Estados Unidos, lo cual proporciona una idea de la fluidez con la que emergen estas formaciones.
Lo ocurrido en Michigan, sin embargo, es resultado de meses de tensión extrema, en opinión de expertos.
Según un recuento del diario The Washington Post, más de 50 conductores embistieron a manifestantes pacíficos en concentraciones por todo el país, la inmensa mayoría de ellas en recuerdo de los ciudadanos de raza negra George Floyd y Breonna Taylor, muertos durante intervenciones policiales.
Asimismo, autoproclamados milicianos irrumpieron armados en el Congreso de Michigan, agentes de seguridad no identificados se llevaron a manifestantes en furgonetas, y varios periodistas fueron agredidos en semanas recientes.
De acuerdo con una encuesta de Pew Research, la confianza popular en el Gobierno se encuentra en un mínimo histórico del 17 por ciento.
Ocho de cada 10 estadounidenses consultados es de la opinión de que la confianza en las instituciones es mínima, en línea con una curva descendente que comenzó hace 20 años, con la guerra de Afganistán tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Esta polarización, además, se está enquistando: dos décadas de encuestas de Gallup exhiben una división política cada vez más marcada en un número de temas cada vez mayor.
Sondeo tras sondeo, son más quienes eligen vivir en zonas con ideas políticas afines.
Una investigación de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) descubrió que más de la mitad de los estadounidenses prefieren que sus hijos se casen con alguien de un partido político específico.
Todos estos sondeos e investigaciones han culminado en una encuesta de YouGov y Voter Study Group para la web Politico.
En ella uno de cada tres estadounidenses registrados como demócratas o republicanos considera que la violencia podría estar justificada para promover los objetivos políticos de sus partidos, y aproximadamente uno de cada cinco 'con fuerte afiliación política' se declara 'bastante dispuesto' a respaldar la violencia si el otro partido gana la Presidencia.
Estas respuestas tienen lugar en un país con casi 400 millones de armas de fuego en manos de la población civil, estimó un estudio publicado en 2018 por el Instituto de Estudios Internacionales y de Desarrollo de Ginebra.
La mezcla entre tensión política y la omnipresencia de las armas en Estados Unidos se ha traducido, de un tiempo a esta parte, en la militarización y el incremento del nivel de agresión de las fuerzas de seguridad, en la proliferación de milicias armadas de ultraderecha, como los Proud Boys, o en incidentes armados puntuales protagonizados por partidarios extremistas de izquierda.
En tanto, la mayoría de los votantes consultados recientemente por CNN, un 64 por ciento, considera que Trump no ha hecho lo suficiente para denunciar a los grupos supremacistas blancos.
'Nuestros líderes políticos han dejado de cooperar', lamentó el profesor de Psicología Van Bavel.
'Ahora podemos seleccionar los medios que se alinean con nuestras identidades políticas. Las redes sociales nos permiten sintonizar con lo que esperamos ver. Y así no hacemos sino confirmar todas nuestras creencias y expectativas', concluyó Bavel.
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