La nueva división generada en el seno de la oposición venezolana en torno a la conducción de la Asamblea Nacional se explica por la competencia entre dirigentes «por el dinero de Estados Unidos», aseguró a Sputnik el analista internacional venezolano Sergio Rodríguez Gelfenstein.
La tensión desatada desde el 5 de enero entre dos facciones de la oposición venezolana, una liderada por Juan Guaidó y otra por Luis Parra, por mantener el control de la Asamblea Nacional (AN) de Venezuela es el punto cúlmine de un proceso de división que se arrastra «desde hace un tiempo», según el experto.
Rodríguez Gelfenstein sostuvo que quedó de manifiesto que existe «una facción de la oposición que está totalmente subordinada a Estados Unidos [la liderada por Guaidó] y otra facción molesta porque en la repartición del dinero de EEUU que hicieron el año pasado no le tocó nada».En efecto, para el analista, las diferencias en el bloque opositor comenzaron a partir de que Guaidó tomó el control de los fondos enviados por EEUU para una presunta ayuda humanitaria en Venezuela. Finalmente, a mediados de 2019, surgieron denuncias contra Guaidó y sus colaboradores por haber malversado esos dineros.
Las diferentes posturas también se notaron en la predisposición al diálogo con el Gobierno de Maduro. En ese sentido, el analista recordó que la apuesta al diálogo por parte de esa facción de la oposición permitió entendimientos como la excarcelación de algunas personas privadas de libertad o la reincorporación del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) a la Asamblea Nacional.
Del otro lado sigue estando Guaidó con el apoyo explícito del Gobierno de EEUU que, según Rodríguez Gelfenstein, mantiene «la intencionalidad ya manifiesta de tener su propio presidente».
«No sé qué va a hacer el presidente actual de la Asamblea Nacional cuando EEUU le siga dando el dinero a Guaidó y no se los dé a ellos», ironizó.
Para Rodríguez Gelfenstein, la división entre las facciones de Parra y Guaidó se da en un momento de debilitamiento del arco opositor al Gobierno de Nicolás Maduro. La caída está signada, remarcó, por la falta de un proyecto político concreto que contagie a los venezolanos.
La falta de un proyecto político favorece, advirtió, «el surgimiento de liderazgos individuales que tienen que ver no con un proyecto político sino con el acceso al dinero de EEUU«. El analista remarcó que la oposición venezolana sigue teniendo presencia a nivel internacional, producto de la influencia de EEUU en gobiernos y medios de comunicación. Dentro de Venezuela, sin embargo, los dirigentes opositores no logran organizar manifestaciones de más de 1.000 personas.Así y todo, Rodríguez Gelfenstein consideró que la nueva situación política puede ser «beneficiosa porque más sectores se van a incorporar al diálogo y se van a dar cuenta de que ahí hay una vía de soluciones para las controversias de los venezolanos».
«Habrá un acercamiento mayor con una oposición, que se dará cuenta de que puede dialogar y lograr ciertos asuntos y que si tiene la voluntad de ser gobierno puede ganar las elecciones parlamentarias con la perspectiva de ganar una elección presidencial, aunque aceptando las reglas de la Constitución», expresó.
Rodríguez Gelfenstein diferenció este posicionamiento del que ha mantenido Guaidó, cuyos acciones desde inicios de 2019 «han sido inconstitucionales».
«Él no puede llegar y tomar una decisión solo porque Estados Unidos lo apoya. En Venezuela no se acepta que EEUU imponga reglas al país. Habrá otros países que lo acepten pero nosotros no lo aceptamos», sintetizó.
De paso, el analista predijo que a la oposición le costará mucho obtener una victoria en las elecciones parlamentarias que se celebrarán en Venezuela el 6 de diciembre de 2020. Al respecto, aseguró que el arco opositor a Maduro se encuentra disminuido en su caudal electoral producto de la emigración de 3 millones de venezolanos aproximadamente, de los cuales, estimó, un 80% los votaría.
En contrasentido, confió en que los 2 millones de votos perdidos por el chavismo en las parlamentarias de 2015, como consecuencia del descontento con algunas medidas del Gobierno, ya han regresado al oficialismo en rechazo a la «agresión imperial» sufrida por el país.
La tensión desatada desde el 5 de enero entre dos facciones de la oposición venezolana, una liderada por Juan Guaidó y otra por Luis Parra, por mantener el control de la Asamblea Nacional (AN) de Venezuela es el punto cúlmine de un proceso de división que se arrastra «desde hace un tiempo», según el experto.
Rodríguez Gelfenstein sostuvo que quedó de manifiesto que existe «una facción de la oposición que está totalmente subordinada a Estados Unidos [la liderada por Guaidó] y otra facción molesta porque en la repartición del dinero de EEUU que hicieron el año pasado no le tocó nada».En efecto, para el analista, las diferencias en el bloque opositor comenzaron a partir de que Guaidó tomó el control de los fondos enviados por EEUU para una presunta ayuda humanitaria en Venezuela. Finalmente, a mediados de 2019, surgieron denuncias contra Guaidó y sus colaboradores por haber malversado esos dineros.
Las diferentes posturas también se notaron en la predisposición al diálogo con el Gobierno de Maduro. En ese sentido, el analista recordó que la apuesta al diálogo por parte de esa facción de la oposición permitió entendimientos como la excarcelación de algunas personas privadas de libertad o la reincorporación del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) a la Asamblea Nacional.
Del otro lado sigue estando Guaidó con el apoyo explícito del Gobierno de EEUU que, según Rodríguez Gelfenstein, mantiene «la intencionalidad ya manifiesta de tener su propio presidente».
«No sé qué va a hacer el presidente actual de la Asamblea Nacional cuando EEUU le siga dando el dinero a Guaidó y no se los dé a ellos», ironizó.
Para Rodríguez Gelfenstein, la división entre las facciones de Parra y Guaidó se da en un momento de debilitamiento del arco opositor al Gobierno de Nicolás Maduro. La caída está signada, remarcó, por la falta de un proyecto político concreto que contagie a los venezolanos.
La falta de un proyecto político favorece, advirtió, «el surgimiento de liderazgos individuales que tienen que ver no con un proyecto político sino con el acceso al dinero de EEUU«. El analista remarcó que la oposición venezolana sigue teniendo presencia a nivel internacional, producto de la influencia de EEUU en gobiernos y medios de comunicación. Dentro de Venezuela, sin embargo, los dirigentes opositores no logran organizar manifestaciones de más de 1.000 personas.Así y todo, Rodríguez Gelfenstein consideró que la nueva situación política puede ser «beneficiosa porque más sectores se van a incorporar al diálogo y se van a dar cuenta de que ahí hay una vía de soluciones para las controversias de los venezolanos».
«Habrá un acercamiento mayor con una oposición, que se dará cuenta de que puede dialogar y lograr ciertos asuntos y que si tiene la voluntad de ser gobierno puede ganar las elecciones parlamentarias con la perspectiva de ganar una elección presidencial, aunque aceptando las reglas de la Constitución», expresó.
Rodríguez Gelfenstein diferenció este posicionamiento del que ha mantenido Guaidó, cuyos acciones desde inicios de 2019 «han sido inconstitucionales».
«Él no puede llegar y tomar una decisión solo porque Estados Unidos lo apoya. En Venezuela no se acepta que EEUU imponga reglas al país. Habrá otros países que lo acepten pero nosotros no lo aceptamos», sintetizó.
De paso, el analista predijo que a la oposición le costará mucho obtener una victoria en las elecciones parlamentarias que se celebrarán en Venezuela el 6 de diciembre de 2020. Al respecto, aseguró que el arco opositor a Maduro se encuentra disminuido en su caudal electoral producto de la emigración de 3 millones de venezolanos aproximadamente, de los cuales, estimó, un 80% los votaría.
En contrasentido, confió en que los 2 millones de votos perdidos por el chavismo en las parlamentarias de 2015, como consecuencia del descontento con algunas medidas del Gobierno, ya han regresado al oficialismo en rechazo a la «agresión imperial» sufrida por el país.
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