Varios especialistas coinciden hoy que tras la llegada de Jair Bolsonaro a la presidencia de Brasil y de Sergio Moro al Ministerio de Justicia y Seguridad Pública ha aumentado la letalidad policial, las masacres y la criminalización de la pobreza.
Un análisis realizado por el diario Brasil de Fato demuestra que las ciudades de Sao Paulo y Río de Janeiro marcaron casos destacados de violencia que conmocionaron a la población en 2019.
Al respecto, los gobernadores Joao Doria (Sao Paulo) y Wilson Witzel (Río de Janeiro), a pesar de que rompieron durante el año la alianza formada con Bolsonaro para ser elegidos, mantuvieron el discurso sobre el uso de la fuerza para el control social.
La violencia en las cárceles del norte también continuó según lo anunciado, en ese sentido, las masacres en Manaus, Amazonas y Altamira, junto a las cárceles de Pará alcanzó las 112 ejecuciones, cifra que según el diario brasileño demostró el fracaso de la política de encarcelamiento masivo.
Otro de los temas prometidos durante la campaña de Bolsonaro fue la aprobación de un decreto que autorizaría la posesión de armas, elemento prohibido por el Senado el 19 de junio a través de un proyecto de ley legislativo.
Con un puntaje de 47 votos contra 28, los senadores infligieron una severa derrota al gobierno al no permitir que varias categorías, como periodistas, conductores de camiones, abogados, entre otros, portaran armas letales.
El texto fue enviado a la Cámara, donde es objeto de negociaciones entre el Ejecutivo y los sectores de la oposición, el cual debe llevarse a votación en 2020.
Ante el escenario de un año marcado por la violencia, la excarcelación del expresidente Luis Inácio Lula da Silva, -víctima del sistema judicial y de la persecución política aupada por Bolsonaro-, demostró de lo que es capaz un pueblo cuando se unifica en defensa de una causa.
Al respecto, el líder de los trabajadores brasileños en su mensaje a propósito de las celebraciones de Navidad insistió en la necesidad de poner el amor sobre el odio, y con ello no permitir que las diferencias políticas sean más importantes que las relaciones familiares y de amigos.
Lula precisó la víspera que Brasil debe mantener la lucha para salir de las crecientes tensiones políticas que vive el país desde el golpe de 2016.
'El amor es mayor que el odio y la esperanza mejor que el miedo', escribió el fundador del Partido de los Trabajadores en la red social Twitter.
tgj/odf
Un análisis realizado por el diario Brasil de Fato demuestra que las ciudades de Sao Paulo y Río de Janeiro marcaron casos destacados de violencia que conmocionaron a la población en 2019.
Al respecto, los gobernadores Joao Doria (Sao Paulo) y Wilson Witzel (Río de Janeiro), a pesar de que rompieron durante el año la alianza formada con Bolsonaro para ser elegidos, mantuvieron el discurso sobre el uso de la fuerza para el control social.
La violencia en las cárceles del norte también continuó según lo anunciado, en ese sentido, las masacres en Manaus, Amazonas y Altamira, junto a las cárceles de Pará alcanzó las 112 ejecuciones, cifra que según el diario brasileño demostró el fracaso de la política de encarcelamiento masivo.
Otro de los temas prometidos durante la campaña de Bolsonaro fue la aprobación de un decreto que autorizaría la posesión de armas, elemento prohibido por el Senado el 19 de junio a través de un proyecto de ley legislativo.
Con un puntaje de 47 votos contra 28, los senadores infligieron una severa derrota al gobierno al no permitir que varias categorías, como periodistas, conductores de camiones, abogados, entre otros, portaran armas letales.
El texto fue enviado a la Cámara, donde es objeto de negociaciones entre el Ejecutivo y los sectores de la oposición, el cual debe llevarse a votación en 2020.
Ante el escenario de un año marcado por la violencia, la excarcelación del expresidente Luis Inácio Lula da Silva, -víctima del sistema judicial y de la persecución política aupada por Bolsonaro-, demostró de lo que es capaz un pueblo cuando se unifica en defensa de una causa.
Al respecto, el líder de los trabajadores brasileños en su mensaje a propósito de las celebraciones de Navidad insistió en la necesidad de poner el amor sobre el odio, y con ello no permitir que las diferencias políticas sean más importantes que las relaciones familiares y de amigos.
Lula precisó la víspera que Brasil debe mantener la lucha para salir de las crecientes tensiones políticas que vive el país desde el golpe de 2016.
'El amor es mayor que el odio y la esperanza mejor que el miedo', escribió el fundador del Partido de los Trabajadores en la red social Twitter.
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