Por Esther Yáñez Illescas
Venezuela va a elecciones. El 2020 será un año lleno de expectativas en las urnas. La Revolución Bolivariana dice que estos comicios serán los vigésimo quintos desde que sus impulsores llegaron al poder en 1999. Se trata de una cifra que suelen repetir como un mantra de su democracia.
La conformación de un nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE) con rectores y suplentes para sustituir a los actuales, junto con la celebración de las elecciones parlamentarias en 2020, es, sin duda, el tema central de la política actual en Venezuela.
Nicolás Maduro lo está consiguiendo. El presidente venezolano ha puesto en los titulares de la prensa nacional una Mesa de Diálogo con la oposición (una parte de ella) que nació de repente y por sorpresa. El objetivo: conseguir la reconciliación del país. Hay varios puntos a debatir en esta Mesa; el electoral ocupa las primeras planas.
Cuatro partidos opositores (Esperanza por el Cambio; Movimiento al Socialismo; Soluciones para Venezuela, y Cambiemos Movimiento Ciudadano) están participando. Son los que reivindican la "sensatez", el "diálogo desde dentro", el "hacer política entre venezolanos".
Se trata de una contraposición a otro sector opositor, el denominado G4 (Voluntad Popular; Primero Justicia; Acción Democrática, y Un Nuevo Tiempo), más radical y con Juan Guaidó a la cabeza, quien se niega a sentarse a dialogar, al menos públicamente, en una bancada que consideran una farsa.
El G4 aboga por "retomar las calles" o por la consigna "calles sin retorno", que nació el pasado 16 de noviembre, cuando volvieron a salir a protestar por las calles de Caracas después de meses de hastío generalizado incluso entre sus propias filas. Era sábado, y esa marcha no fue mejor. No se cumplieron las expectativas, salió menos gente de la esperada y los que se movilizaron terminaron molestos con Guaidó.
Se vieron varias pancartas acusando al líder del G4 de "estafador" e incluso algunas instantáneas se hicieron virales en las redes sociales. También lo reprochan por incumplir el otro mantra del grupo opositor: "cese de la usurpación, gobierno de transición, elecciones libres". Hace tiempo que no se escucha en su tribuna.
El error de Juan Guaidó y el G4
Sobre Juan Guaidó y su postura sobre la Mesa de Diálogo Nacional, en marcha desde septiembre, Sputnik conversó con el analista político Jonathan Sánchez, quien observa que el líder de Voluntad Popular es "uno de los voceros de la mentira".
"Se contradice porque sí se sientan con el Gobierno y están acordando cosas. Eso sucede todos los días aunque el discurso pensado para el exterior sea que no van a reconocer un nuevo CNE que salga de la Mesa de la que supuestamente no están participando", apunta Sánchez.
El analista político señala además que la demanda de conformar un nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE) para las próximas elecciones sale de la propia oposición y que el Gobierno de Nicolás Maduro solo está respondiendo a esa petición. "Demuestra así su disposición para llegar a consensos, pero el chavismo no tenía necesidad de crear un nuevo consejo rector para tener unas elecciones libres, democráticas y transparentes", evalúa.
Sánchez asegura que lo ideal para Guaidó y el G4 sería que "todos los poderes públicos se pongan a su servicio. Pero eso no ocurre en política y mucho menos en un proceso democrático. En Venezuela se están buscando soluciones democráticas en el marco de la Constitución".
Sin embargo, sobre si la Mesa de Diálogo Nacional va a solucionar o no un conflicto enquistado desde hace años, el politólogo se muestra pesimista. "Pareciera que las vocerías de Guaidó no lo resuelven por un tema caprichoso. Están saboteando su propia demanda".
En este sentido, Melva Paredes, portavoz de Cambiemos en la Mesa, asegura, en entrevista con Sputnik, que la actitud de los partidos del G4 es "un error enorme, inaudito e imperdonable".
"Si no le damos una salida política al conflicto", continúa, "la alternativa es 'la calle sin retorno' y mira, después de meses así no han conseguido nada. Nosotros no estamos en una ruta de crisis ni de invasión (militar internacional) y creemos que dentro de sus filas hay muchos militantes que sí quieren participar de las elecciones".
Los nuevos rectores del Consejo Nacional Electoral
La diputada de Cambiemos considera hasta el momento "un éxito" la Mesa de Diálogo Nacional porque "se está avanzando", asegura, en "tres de los cinco principales acuerdos". Esos tres acuerdos en los que se habría llegado a consensos son: el establecimiento de garantías electorales para los comicios parlamentarios de 2020; acuerdos en materia económica y social, como el intercambio de petróleo por alimentos y medicinas, así como la eliminación de impuestos sobre algunos rubros de primera necesidad; y la reconciliación nacional que pasa por el reconocimiento a las víctimas de la violencia.
Sin embargo, a pesar de las opiniones optimistas de la portavoz (según Paredes conoceremos los nombres de los nuevos cinco rectores del CNE a finales de diciembre), hasta el momento solo se ha conformado un Comité Preliminar compuesto por 11 diputados (siete opositores y cuatro chavistas por la proporción de escaños en el Parlamento) y ahora deben integrarse 10 miembros de la sociedad civil. Estos 21 miembros que en total conformarán este Comité serán los encargados de seleccionar a los nuevos cinco rectores en base a los méritos curriculares pertinentes.
Según Francisco Torrealba, portavoz de la Mesa por parte del PSUV que también dialogó con Sputnik, "este proceso está dándose por los acuerdos políticos alcanzados desde República Dominicana pero van a llevar un tiempo indeterminado, dependiendo de la voluntad política que manifieste el G4".
Torrealba es cauto con el cronograma porque los acuerdos están planteados a través de la Asamblea Nacional, actualmente declarada en desacato por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) tras considerar "irregular" y "falta de validez jurídica" la incorporación a la bancada de tres diputados indígenas del estado Amazonas tras las elecciones parlamentarias del año 2015, donde la oposición venció al chavismo en las urnas.
Desde entonces, el Parlamento venezolano se encuentra en un limbo jurídico para legislar y el propio TSJ asumió sus competencias en marzo de 2017, en una decisión controvertida que sería el punto de partida de las denominadas "guarimbas" de aquel año: cuatro meses de protestas violentas en las calles de Venezuela que terminaron con un saldo de más de 150 muertos y centenares de heridos en todo el país y que terminaron con las elecciones de la Asamblea Nacional Constituyente.
"Si queremos elegir a los nuevos rectores dentro de la Asamblea Nacional", explica Torrealba, "primero hay que levantar el desacato porque si no, la elección no tendría validez. Y no creo que ellos quieran hacerlo". ¿Entonces?
El diputado responde: "Habría que acudir al Tribunal Supremo de Justicia y que por la vía de la omisión legislativa designe a los nuevos cinco rectores que conformarán el nuevo Consejo Nacional Electoral".
Para Torrealba, el desacato "continúa siendo un gran negocio para la derecha venezolana". "Están manejando cientos de millones de dólares y no están rindiendo cuentas. En el fondo ellos no quieren que haya ninguna elección y por eso se impone el discurso más radical. Así lo declaró el propio Guaidó", concluye.
Suena a círculo vicioso. El Tribunal Supremo de Justicia venezolano ya ha designado en tres ocasiones a los rectores del CNE por la vía de la omisión legislativa (en 2003, 2014 y 2016). Si volviese a ocurrir una cuarta vez, con las expectativas tan altas puestas en la Mesa de Diálogo Nacional, los titulares de prensa internacional no favorecerían a la opinión pública dentro y fuera de Venezuela. Buena estrategia para la oposición radical. No tan buena para un gobierno acostumbrado a esos titulares en contra.
En cualquier caso y sea con los rectores que sea (incluso cabría la posibilidad de que se mantuviesen los mismos que ostentan el cargo ahora si la Asamblea Nacional no abandona el desacato), en lo que coinciden analistas y diputados es que en 2020 habrá elecciones parlamentarias "y no presidenciales" como apunta Francisco Torrealba. Y serán en el último trimestre y no antes. "Como mucho podrán adelantarse a noviembre, pero nunca antes del tercer trimestre del año. Esto da garantías a los electores", señala el portavoz del PSUV.
Torrealba continúa: "si ellos (el G4) no reconocen al nuevo CNE, estarían cometiendo un terrible error porque nosotros vamos a ganar la mayoría de los cargos en el Parlamento y sin competencia. Creo que habría una ruptura interna porque la mayoría de los diputados opositores, en privado, dicen que quieren seguir siendo diputados y creen que pueden ganar las elecciones".
La posibilidad de que muchos parlamentarios de los principales partidos de la oposición rechacen la postura radical de Juan Guaidó de oponerse a participar en unos comicios, incluso con la elección transparente de un nuevo CNE, es cada vez mayor. Según fuentes de la Asamblea Nacional, muchos estarían negociando incluso, participar bajo el "tarjetón" de otros partidos o como independientes.
Venezuela afronta un fin de año complejo en lo político y con un contexto regional que no ayuda en cuanto a descontento popular en las calles. En lo social, Nicolás Maduro declaró el 1 de noviembre de 2019 como el punto de partida para dar comienzo a la Navidad. Se encendieron las luces de Pascua en Caracas y se prometieron los aguinaldos y el tradicional pernil, un clásico en las mesas venezolanas de fin de año.
"Bebiembre", como denominan al mes de diciembre en Venezuela, en referencia a su carácter tradicionalmente festivo, ya está aquí y, a pesar de la crisis, existe. A final de año nunca pasa nada relevante salvo la fiesta, las reuniones familiares, las hallacas (plato típico de estas fechas) y los viajes a la playa o al interior del país. La Navidad es un arma de destrucción masiva para el Gobierno de Nicolás Maduro. Nos vemos en enero.
Sputnik
Venezuela va a elecciones. El 2020 será un año lleno de expectativas en las urnas. La Revolución Bolivariana dice que estos comicios serán los vigésimo quintos desde que sus impulsores llegaron al poder en 1999. Se trata de una cifra que suelen repetir como un mantra de su democracia.
La conformación de un nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE) con rectores y suplentes para sustituir a los actuales, junto con la celebración de las elecciones parlamentarias en 2020, es, sin duda, el tema central de la política actual en Venezuela.
Nicolás Maduro lo está consiguiendo. El presidente venezolano ha puesto en los titulares de la prensa nacional una Mesa de Diálogo con la oposición (una parte de ella) que nació de repente y por sorpresa. El objetivo: conseguir la reconciliación del país. Hay varios puntos a debatir en esta Mesa; el electoral ocupa las primeras planas.
Cuatro partidos opositores (Esperanza por el Cambio; Movimiento al Socialismo; Soluciones para Venezuela, y Cambiemos Movimiento Ciudadano) están participando. Son los que reivindican la "sensatez", el "diálogo desde dentro", el "hacer política entre venezolanos".
Se trata de una contraposición a otro sector opositor, el denominado G4 (Voluntad Popular; Primero Justicia; Acción Democrática, y Un Nuevo Tiempo), más radical y con Juan Guaidó a la cabeza, quien se niega a sentarse a dialogar, al menos públicamente, en una bancada que consideran una farsa.
El G4 aboga por "retomar las calles" o por la consigna "calles sin retorno", que nació el pasado 16 de noviembre, cuando volvieron a salir a protestar por las calles de Caracas después de meses de hastío generalizado incluso entre sus propias filas. Era sábado, y esa marcha no fue mejor. No se cumplieron las expectativas, salió menos gente de la esperada y los que se movilizaron terminaron molestos con Guaidó.
Se vieron varias pancartas acusando al líder del G4 de "estafador" e incluso algunas instantáneas se hicieron virales en las redes sociales. También lo reprochan por incumplir el otro mantra del grupo opositor: "cese de la usurpación, gobierno de transición, elecciones libres". Hace tiempo que no se escucha en su tribuna.
El error de Juan Guaidó y el G4
Sobre Juan Guaidó y su postura sobre la Mesa de Diálogo Nacional, en marcha desde septiembre, Sputnik conversó con el analista político Jonathan Sánchez, quien observa que el líder de Voluntad Popular es "uno de los voceros de la mentira".
"Se contradice porque sí se sientan con el Gobierno y están acordando cosas. Eso sucede todos los días aunque el discurso pensado para el exterior sea que no van a reconocer un nuevo CNE que salga de la Mesa de la que supuestamente no están participando", apunta Sánchez.
El analista político señala además que la demanda de conformar un nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE) para las próximas elecciones sale de la propia oposición y que el Gobierno de Nicolás Maduro solo está respondiendo a esa petición. "Demuestra así su disposición para llegar a consensos, pero el chavismo no tenía necesidad de crear un nuevo consejo rector para tener unas elecciones libres, democráticas y transparentes", evalúa.
Sánchez asegura que lo ideal para Guaidó y el G4 sería que "todos los poderes públicos se pongan a su servicio. Pero eso no ocurre en política y mucho menos en un proceso democrático. En Venezuela se están buscando soluciones democráticas en el marco de la Constitución".
Sin embargo, sobre si la Mesa de Diálogo Nacional va a solucionar o no un conflicto enquistado desde hace años, el politólogo se muestra pesimista. "Pareciera que las vocerías de Guaidó no lo resuelven por un tema caprichoso. Están saboteando su propia demanda".
En este sentido, Melva Paredes, portavoz de Cambiemos en la Mesa, asegura, en entrevista con Sputnik, que la actitud de los partidos del G4 es "un error enorme, inaudito e imperdonable".
"Si no le damos una salida política al conflicto", continúa, "la alternativa es 'la calle sin retorno' y mira, después de meses así no han conseguido nada. Nosotros no estamos en una ruta de crisis ni de invasión (militar internacional) y creemos que dentro de sus filas hay muchos militantes que sí quieren participar de las elecciones".
Los nuevos rectores del Consejo Nacional Electoral
La diputada de Cambiemos considera hasta el momento "un éxito" la Mesa de Diálogo Nacional porque "se está avanzando", asegura, en "tres de los cinco principales acuerdos". Esos tres acuerdos en los que se habría llegado a consensos son: el establecimiento de garantías electorales para los comicios parlamentarios de 2020; acuerdos en materia económica y social, como el intercambio de petróleo por alimentos y medicinas, así como la eliminación de impuestos sobre algunos rubros de primera necesidad; y la reconciliación nacional que pasa por el reconocimiento a las víctimas de la violencia.
Sin embargo, a pesar de las opiniones optimistas de la portavoz (según Paredes conoceremos los nombres de los nuevos cinco rectores del CNE a finales de diciembre), hasta el momento solo se ha conformado un Comité Preliminar compuesto por 11 diputados (siete opositores y cuatro chavistas por la proporción de escaños en el Parlamento) y ahora deben integrarse 10 miembros de la sociedad civil. Estos 21 miembros que en total conformarán este Comité serán los encargados de seleccionar a los nuevos cinco rectores en base a los méritos curriculares pertinentes.
Según Francisco Torrealba, portavoz de la Mesa por parte del PSUV que también dialogó con Sputnik, "este proceso está dándose por los acuerdos políticos alcanzados desde República Dominicana pero van a llevar un tiempo indeterminado, dependiendo de la voluntad política que manifieste el G4".
Torrealba es cauto con el cronograma porque los acuerdos están planteados a través de la Asamblea Nacional, actualmente declarada en desacato por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) tras considerar "irregular" y "falta de validez jurídica" la incorporación a la bancada de tres diputados indígenas del estado Amazonas tras las elecciones parlamentarias del año 2015, donde la oposición venció al chavismo en las urnas.
Desde entonces, el Parlamento venezolano se encuentra en un limbo jurídico para legislar y el propio TSJ asumió sus competencias en marzo de 2017, en una decisión controvertida que sería el punto de partida de las denominadas "guarimbas" de aquel año: cuatro meses de protestas violentas en las calles de Venezuela que terminaron con un saldo de más de 150 muertos y centenares de heridos en todo el país y que terminaron con las elecciones de la Asamblea Nacional Constituyente.
"Si queremos elegir a los nuevos rectores dentro de la Asamblea Nacional", explica Torrealba, "primero hay que levantar el desacato porque si no, la elección no tendría validez. Y no creo que ellos quieran hacerlo". ¿Entonces?
El diputado responde: "Habría que acudir al Tribunal Supremo de Justicia y que por la vía de la omisión legislativa designe a los nuevos cinco rectores que conformarán el nuevo Consejo Nacional Electoral".
Para Torrealba, el desacato "continúa siendo un gran negocio para la derecha venezolana". "Están manejando cientos de millones de dólares y no están rindiendo cuentas. En el fondo ellos no quieren que haya ninguna elección y por eso se impone el discurso más radical. Así lo declaró el propio Guaidó", concluye.
Suena a círculo vicioso. El Tribunal Supremo de Justicia venezolano ya ha designado en tres ocasiones a los rectores del CNE por la vía de la omisión legislativa (en 2003, 2014 y 2016). Si volviese a ocurrir una cuarta vez, con las expectativas tan altas puestas en la Mesa de Diálogo Nacional, los titulares de prensa internacional no favorecerían a la opinión pública dentro y fuera de Venezuela. Buena estrategia para la oposición radical. No tan buena para un gobierno acostumbrado a esos titulares en contra.
En cualquier caso y sea con los rectores que sea (incluso cabría la posibilidad de que se mantuviesen los mismos que ostentan el cargo ahora si la Asamblea Nacional no abandona el desacato), en lo que coinciden analistas y diputados es que en 2020 habrá elecciones parlamentarias "y no presidenciales" como apunta Francisco Torrealba. Y serán en el último trimestre y no antes. "Como mucho podrán adelantarse a noviembre, pero nunca antes del tercer trimestre del año. Esto da garantías a los electores", señala el portavoz del PSUV.
Torrealba continúa: "si ellos (el G4) no reconocen al nuevo CNE, estarían cometiendo un terrible error porque nosotros vamos a ganar la mayoría de los cargos en el Parlamento y sin competencia. Creo que habría una ruptura interna porque la mayoría de los diputados opositores, en privado, dicen que quieren seguir siendo diputados y creen que pueden ganar las elecciones".
La posibilidad de que muchos parlamentarios de los principales partidos de la oposición rechacen la postura radical de Juan Guaidó de oponerse a participar en unos comicios, incluso con la elección transparente de un nuevo CNE, es cada vez mayor. Según fuentes de la Asamblea Nacional, muchos estarían negociando incluso, participar bajo el "tarjetón" de otros partidos o como independientes.
Venezuela afronta un fin de año complejo en lo político y con un contexto regional que no ayuda en cuanto a descontento popular en las calles. En lo social, Nicolás Maduro declaró el 1 de noviembre de 2019 como el punto de partida para dar comienzo a la Navidad. Se encendieron las luces de Pascua en Caracas y se prometieron los aguinaldos y el tradicional pernil, un clásico en las mesas venezolanas de fin de año.
"Bebiembre", como denominan al mes de diciembre en Venezuela, en referencia a su carácter tradicionalmente festivo, ya está aquí y, a pesar de la crisis, existe. A final de año nunca pasa nada relevante salvo la fiesta, las reuniones familiares, las hallacas (plato típico de estas fechas) y los viajes a la playa o al interior del país. La Navidad es un arma de destrucción masiva para el Gobierno de Nicolás Maduro. Nos vemos en enero.
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