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22 octubre 2019

EVO MORALES GANA LAS ELECCIONES BOLIVIANAS EN PRIMERA VUELTA


Con la reelección de Evo Morales en primera vuelta luego de los comicios de este domingo 20 de octubre, el gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) en Bolivia vuelve a consolidarse políticamente en un contexto económico a favor pero con algunos obstáculos que ya venían siendo anunciados por la oposición local.

El Tribunal Supremo Electoral (TSE) entregó dos resultados preliminares, el último con el 95.63% de las actas verificadas, con los siguientes datos:
  • 2 millones 642 mil 413 votos para el MAS (46.40%).
  • 2 millones 111 mil 211 votos para CC (37.07%).
  • 16.53% de los votos restantes recayeron entre los otros candidatos, votos nulos y en blanco.
Para ganar en primera vuelta, alguno de los candidatos debe lograr más del 50% de los votos válidamente emitidos; o un mínimo del 40% con una diferencia de 10 puntos frente al segundo más votado.

El domingo 20 en la noche, luego de la entrega de los primeros resultados preliminares, Morales dijo: "Entendemos las informaciones preliminares, pero tengo mucha confianza en el campo, vamos a esperar hasta el último escrutinio del voto nacional para continuar nuestro proceso de cambio".

Hasta el momento, existía posibilidad de que la elección presidencial se disputara en una segunda vuelta, el llamado balotaje, que hubiere enfrentado en el desempate a Morales y Carlos de Mesa.
Con el segundo boletín preliminar, el anuncio de victoria para el MAS en primera vuelta se debe, precisamente, a la tendencia histórica del voto rural hacia la figura de Evo Morales.

El presidente boliviano celebra, así, "un triunfo más", además de contar con la mayoría en el poder legislativo, lo que son buenas noticias para el MAS en el desarrollo de su política económica, eje fundamental de la campaña electoral con la llamada "Evonomics".

Probablemente este discurso macroeconómico haya repercutido en la votación a favor pues cimentó la candidatura en detrimento de los elementos políticos que han dado la base popular a su gobierno, enmarcada en las luchas históricas que ha dado el Estado plurinacional a escala nacional e internacional junto con una visión propia de los pueblos originarios y las clases trabajadoras del país.
Con todo y eso, el presidente Morales arrancaría con su cuarto mandato en fila, lo que califica como un hecho "histórico, inédito" en la historia boliviana.

Desconocimiento en desarrollo

Hace una semana Evo Morales condenó los llamados de la oposición boliviana a desconocer los resultados electorales de este 20 de octubre, y adelantó que esta línea narrativa daría pie a un intento de golpe de Estado.

En efecto, ha habido una campaña informativa en redes sociales y medios bolivianos que consolida la instrumentalización del relato "fraude electoral" apuntalado por el gobierno.

El anuncio de fraude una vez más aparece como recurso para inflar la percepción de que Morales es un "dictador" y, además, aupado por el chavismo. Un lenguaje muy a tono con lo "denunciado" (sin pruebas, como en Bolivia) por la oposición venezolana desde la era Chávez.
En Bolivia se registraron 230 observadores internacionales en el marco de la contienda electoral, pero las denuncias de supuesto fraude no provinieron de aquellos sino de personalidades políticas abiertamente opositoras al MAS y de la Misión de Observación Electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA), que contó con 92 observadores de 24 nacionalidades en las elecciones bolivianas.

La Misión de Observación Electoral avaló la misma narrativa desestabilizadora de la oposición en un tono de "preocupación de la situación" y exigencia de explicaciones al TSE boliviano por la demora en la transmisión de los datos luego del primer boletín preliminar, igual que funcionarios del Departamento de Estado norteamericano.

No tomaron en cuenta las condiciones geográficas y climáticas (en Potosí y Oruro, por ejemplo, donde suele ganar Morales, arrasan las nevadas en estos meses) que generalmente retrasan la transmisión de actas debido a una deficiencia estructural en el sistema electoral boliviano, que aún no es totalmente digital.

El vacío que creó la falta de explicación institucional de lo que estaba sucediendo con la actualización del TSE fue llenado por las acusaciones lideradas por la OEA y las "advertencias de guerra civil" por parte del opositor Conade.

Con la publicación del segundo boletín electoral, la OEA llamó a "respetar la voluntad de la ciudadanía" debido a que los "votos del campo" no coinciden con sus tendencias que daban lugar a una segunda vuelta. Así, "el TSE presentó datos con un cambio inexplicable de tendencia que modifica drásticamente el destino de la elección y genera pérdida de confianza en el proceso electoral".
Un vocero del Departamento de Estado también sugirió que existe un "socavamiento de las instituciones democráticas" y que los Estados Unidos trabajarían junto con la "comunidad internacional" para hacer "rendir cuentas" al responsable (se sabe: Morales).
Hoy, 22 de octubre, la OEA convocó para el miércoles 23 una sesión extraordinaria de su Consejo Permanente, a solicitud de los gobiernos de Brasil, Canadá, Colombia, Estados Unidos y la administración ficticia de Juan Guaidó en nombre de Venezuela, de manera ilegal y en contra del derecho internacional, para tratar la situación en Bolivia.

Todo ello contribuyó a enrarecer el clima político en Bolivia, acompañado por las declaraciones de los mismos candidatos que antagonizan a Evo Morales.

Carlos de Mesa, expresidente boliviano fiel al catecismo del FMI y defensor de los intereses transnacionales durante su mandato (2003-2005), dijo luego de votar este domingo: "No confío en la transparencia del proceso, el TSE nos ha demostrado que es un brazo operativo del gobierno. Lamentablemente nuestra desconfianza es muy alta".

El de Convergencia Ciudadana, durante la jornada electoral, convocó a los seguidores opositores hasta los centros de cómputo "para impedir que se repita" el susodicho "fraude".
El llamado se expresó en los asedios violentos a dichos centros de cómputos, sedes electorales e institucionales relacionadas con el MAS en todo el país, incluyendo la violencia sobre simpatizantes del gobierno boliviano.
Por otro lado, voceros del Estado plurinacional han convocado a la calma y el respeto a la expresión electoral de la población boliviana. El canciller Diego Pary invitó a los gobiernos del hemisferio y otros organismos, incluyendo la OEA, a acompañar el conteo oficial de los votos como respuesta a las acusaciones.
Al mismo tiempo, Evo Morales se reunió con delegados de la Coordinadora Nacional para el Cambio (Conalcam), organización gremial que convocó a los sindicatos que apoyan al gobierno y declaró un estado de emergencia, que implica movilizaciones pacíficas este miércoles 23 de octubre en rechazo a las facciones violentas.

Continuación de una campaña de desgaste

La oposición usó los incendios en la Chiquitanía durante el mes de agosto como recurso electoral, trasladando la culpa de los incendios al gobierno del MAS, con una movilización similar a la de los últimos días de sus simpatizantes y grupos de choque, con asedios a las instituciones y militantes del MAS en varios puntos del país. ¿Hasta qué punto repercutió en la votación del domingo?

Por otro lado, el gobierno boliviano no pudo evitar los intentos de desestabilización callejera en el contexto electoral y declaraciones de "guerra civil", acontecimientos que se derivan por continuidad al caso de la Chiquitanía, con asedios a personalidades y sedes del MAS. Los elementos de un golpe de color en curso están a la vista, aunque aún no consolidados.

La convocatoria de Evo busca nuclear las fuerzas sociales, sindicales, aliados y socios del proyecto que preside para frenar la campaña de desgaste de la oposición, que insistirá en el fraude electoral como bandera con apoyo de la OEA en el plano internacional. La disputa está en desarrollo, y parece que se encamina hasta más allá de las urnas.


Fuente: http://misionverdad.com/TRAMA-GLOBAL/elecciones-bolivia

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