El domingo 6 se celebraron las elecciones parlamentarias adelantadas en Kosovo, la provincia que declaró la independencia unilateral en 2008, una nueva barrera al entendimiento, con orígenes en sangrientos enfrentamientos en la década de los 90 del pasado siglo, aún en la entonces Yugoslavia.
Los resultados del proceso arrojaron la victoria, aunque con poco margen, del Movimiento Autodeterminación, liderado por Aljbin Kurti, un halcón en la política local renuente a cualquier negociación con Serbia para la solución duradera del conflicto y partidario de la unión de Albania y Kosovo en un solo estado,
En ese ambiente adverso para la continuación del diálogo Belgrado- Pristina que promueve la Unión Europea y al que se insertó con fuerza Estados Unidos en las últimas semanas y días, Serbia desplegó una ofensiva político- diplomática en aras de afianzar la paz y la estabilidad en los Balcanes occidentales.
Con ese objetivo el presidente, Aleksandar Vucic, recibió el día 7 al mandatario de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, una visita que además de elevar los vínculos comerciales y de cooperación a niveles sin precedentes, comprendió una cumbre trilateral con Bosnia y Herzegovina, cuyos resultados son muy importantes para la región.
Ese encuentro con los tres miembros de la presidencia colectiva de ese país fue el marco para la colocación de la primera piedra de la autopista Belgrado- Sarajevo, con inversión y diseño turcos, que representa un enorme puente para enlazar a los tres estados y, sobre todo, pueblos otrora enfrascados en confrontaciones y conflictos.
Sin apagarse los ecos de la visita de Erdogan, el 9 se iniciaba la otra cumbre, esta vez Serbia- Albania- Macedonia del Norte, para fundir los cimientos de lo que se ha dado en llamar espacio mini Schengen: la libre circulación de personas, mercancías, capital y servicios entre los tres estados, una vieja idea lanzada por Vucic.
De acuerdo con los resultados del encuentro- elogiado por economistas y empresarios, pero criticado y rechazado por ciertas fuerzas políticas- la fecha para desplegar esos principios básicos establecidos por la Unión Europea (UE) será 2021, lo cual augura un futuro más promisorio para los tres países y pueblos.
Tanto el presidente serbio, como los primeros ministros de Albania y Macedonia del Norte, Edi Rama y Zoran Zaev, subrayaron la importancia de ese paso para la paz y cooperación regionales, sin esperar el aún indefinido momento de la integración de sus países a la UE para avanzar hacia nuevas cotas de desarrollo económico- social.
En medio de esa halagüeña atmosfera, se produjo el 10 la audiencia de Vucic con Richard Grenell, enviado especial del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para el diálogo Belgrado- Pristina, cuyo contenido no se divulgó, pero todo indica que trajo un mensaje duro para Serbia y la defensa allí de sus legítimos intereses estatales.
En el orden interno, dos momentos tuvieron amplia repercusión mediática: la condecoración por el Santo Sínodo de la iglesia Ortodoxa Serbia a Vucic con la Orden San Sava de primer grado, la distinción más alta de esa institución religiosa, y el diálogo entre partidos en el poder y la oposición con la mediación de la UE.
Aunque se trató de una primera ronda de conversaciones, prima un criterio satisfactorio en torno a los esfuerzos para desbrozar el camino hacia las elecciones legislativas en la próxima primavera, que un sector opositor pretende boicotear si no se cambia la ley electoral, la misma que ellos crearon y aprobaron cuando fueron gobierno.
tgj/rmh
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