El laberinto político español: comienza la cuenta atrás para lograr un Gobierno

El país se encuentra en la recta final para saber si dejará inmediatamente de tener un Gobierno en funciones o si deberá volver a las urnas.

España se verá abocada a la repetición electoral en una semana si Pedro Sánchez no logra los apoyos suficientes para ser investido presidente del Gobierno. Las conversaciones con quien llegó a denominar como su "socio prioritario", Unidas Podemos, están en punto muerto, aunque un último movimiento de los liberales de Ciudadanos le abre otra ventana de oportunidad.



Sánchez necesita más 'síes' que 'noes' en un Congreso con 350 asientos, de los que solo 123 le pertenecen. Así, tal y como avanzan las propuestas, en estos momentos solo hay dos opciones sobre la mesa para que el socialista revalide su cargo:
  • El apoyo de Unidas Podemos (UP), que implicaría necesariamente la complicidad de las formaciones nacionalistas para legislar, con la que de momento parece que cuenta.
  • La abstención de las dos fuerzas mayoritarias de la derecha, que desde este lunes podría ponerse al alcance de su mano, pero que dificultaría más todavía la estabilidad parlamentaria de la incipiente legislatura.
Con todo, la situación parece reflejar que Sánchez está más interesado en repetir comicios a la luz de los sondeos, que le son favorables, que en formar Gobierno. Por el contrario, las fuerzas emergentes, Unidas Podemos y Ciudadanos, se esfuerzan en evitar una nueva cita con las urnas, ante el temor de perder lo ganado en los últimos años.

Última oferta

Ciudadanos, el partido de derechas liderado por Albert Rivera, ha sorprendido la mañana de este lunes proponiendo al Partido Popular (PP) que ambas formaciones se abstengan en la investidura de Pedro Sánchez si éste acata tres condiciones: aceptar un "Gobierno constitucionalista" en Navarra, respetar la sentencia del juicio por el proceso catalán y comprometerse con la economía. La abstención de ambos partidos daría automáticamente la Presidencia al socialista.

La primera condición supondría que los socialistas renunciasen al Gobierno en la región de Navarra que tienen gracias a la abstención de una fuerza nacionalista vasca, EH Bildu, en favor de una coalición de PP, Ciudadanos y la fuerza regional UPN. La segunda consistiría en descartar la posibilidad del indulto para aquellos que fuesen condenados por el pulso independentista de 2017, cuando se celebró un referéndum de autodeterminación ilegal en Cataluña. Y la tercera se refiere a comprometerse con no subir los impuestos en los próximos Presupuestos Generales del Estado.

El origen de esta oferta 'in estremis' podría situarse en las últimas encuestas. Todas ellas coinciden en pronosticar un batacazo electoral para Ciudadanos y, por lo tanto, Rivera no estaría interesado en que hubiera elecciones anticipadas en noviembre que llevaran a su formación a la irrelevancia. Ahora disponen de 57 diputados en el Congreso, pero si los vaticinios se confirman, los nuevos comicios podrían costarle hasta dos quintas partes de los asientos que ahora ocupa en el Hemiciclo.

Por su parte, Pedro Sánchez ha respondido que "cuando uno escucha la propuesta del señor Rivera, no hay ningún obstáculo real para que el Partido Popular y Ciudadanos se abstengan", y ha añadido que es lo que los socialistas han "venido pidiendo desde el pasado 28 de abril", fecha en la que se celebraron las elecciones generales. Según el dirigente, ya se están cumpliendo las condiciones que se exigen para facilitar su investidura.
  • Música para el PP
Al Partido Popular de Pablo Casado, quien solo lleva un año liderando la formación y necesita asentar su proyecto, la propuesta le suena bien, no en vano las condiciones que Rivera exige a Sánchez son buena parte del núcleo de la propuesta que Casado lanzó hace semanas: la creación de una coalición que se denominaría España Suma y que integraría, además de a otras fuerzas menores, a PP y Ciudadanos.
De momento, uno de los pocos dirigentes populares que se ha manifestado en público sobre el órdago lanzado por Rivera ha sido el exministro de Asuntos Exteriores José Manuel García-Margallo, que ha dicho que coincide "absolutamente con la tesis de Albert Rivera, que demuestra ser un gran estadista y un gran español". Por su parte, Pablo Casado ha aceptado reunirse con el líder de Ciudadanos para sopesar la propuesta.

Semana definitiva

La semana que empieza este lunes es una semana clave en la vida política española. Los tiempos marcados por la Constitución suponen que de no lograrse la investidura de un Presidente del Gobierno antes del 23 de septiembre, se procederá a la disolución de las Cortes Generales y a la convocatoria de elecciones generales, que se celebrarían el próximo 10 de noviembre.

Para evitar ese escenario, antes debería celebrarse la sesión de investidura, que suele durar dos días para que se produzca el discurso del candidato, el debate de sus propuestas con todos los grupos parlamentarios y la votación. Además, si esa primera votación no es fructífera, dos días después se debe proceder a una segunda.

Antes, el rey Felipe VI debe haber propuesto un candidato que haya aceptado la designación. Y todos estos pasos tienen que darse en siete días de plazo, cuando el único aspirante posible a la Jefatura de Gobierno aún no cuenta con los números que le aseguren salir airoso de alguno de los dos plebiscitos en el Congreso: el primero con mayoría absoluta o el segundo con mayoría simple.
  • ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
El ciclo político español actual comenzó en 2015, cuando el presidente conservador Mariano Rajoy convocó elecciones en noviembre. Por primera vez en la democracia de este país sucedió lo que podría estar a punto de volverse a vivir ahora: no se consiguió formar Gobierno y tuvieron que repetirse las elecciones. Los nuevos comicios de junio de 2016 dieron un resultado similar, pero entonces el laberinto se resolvió con la abstención del Partido Socialista, que permitió el nuevo Gobierno de Mariano Rajoy.

Pedro Sánchez aplaudido por su partido durante el debate de la moción de censura en el Congreso. Madrid, 31 de mayo de 2018. / Sergio Perez / Reuters

Todo saltaba por los aires dos años después, cuando también por primera vez en la historia política de la democracia española triunfaba una moción de censura. Así, con el apoyo de Podemos y de los partidos nacionalistas, Pedro Sánchez llegó a la Presidencia del Gobierno. Pero su apoyo parlamentario era débil y no consiguió aprobar los Presupuestos Generales del Estado, por lo que menos de un año, el 28 de abril de 2019, se celebraron elecciones generales anticipadas.

La estrategia de Sánchez una vez llegado al Gobierno ha pasado por recuperar los votos que su partido perdió a favor de Unidas Podemos (UP). Con la sangría de votos ya taponada, según indican las encuestas, el socialista intenta hacer lo mismo ahora con Ciudadanos para no perder de vista el centro político.

Así las cosas, parece que Sánchez no quiere un Gobierno de coalición con Unidas Podemos porque dentro del Ejecutivo le impediría cualquier tipo de acuerdo con Ciudadanos, pues el antagonismo entre las dos formaciones emergentes es más que evidente.

Unidas Podemos tampoco quiere elecciones

La formación liderada por Pablo Iglesias tampoco quiere una repetición electoral. La única línea roja trazada por Unidas Podemos para prestar el apoyo de sus 42 escaños para la investidura de Sánchez es la de entrar en un Gobierno de coalición con los socialistas. Sin embargo, las negociaciones están actualmente paralizadas.

En opinión de Unidas Podemos, los de Iglesias han demostrado ser flexibles en las negociaciones, empezando por la retirada de su líder de la lista de nombres posibles para ser ministro en un futuro Ejecutivo bicolor. Así, el líder de Podemos dio un paso atrás en las pasadas conversaciones de julio, cuando Sánchez afirmó públicamente que el único escollo para llegar a un acuerdo era que el líder de UP entrara en el Gobierno.



Sin embargo, poco después rechazaron la oferta realizada por Sánchez: una vicepresidencia social y tres ministerios, lo que llevó a la investidura fallida de Sánchez en el Congreso. A pesar de que los de Iglesias han tratado de recuperar esta propuesta tras las vacaciones de agosto, los socialistas se han negado, asegurando que el gobierno de coalición ya no está sobre la mesa de negociaciones.

No obstante, en un último intento por llegar a un acuerdo con el PSOE, Unidas Podemos ofreció que la coalición entre ambas formaciones tenga un periodo de prueba hasta la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Llegado ese punto, si las partes están descontentas, saldrían del Ejecutivo. La propuesta fue rechazada por los socialistas.
Detrás de las reticencias de UP a que haya nuevos comicios nacionales se encuentra también la demoscopia. Así, existe miedo a la pérdida de más votos en favor de los socialistas, si estos son vistos como la única alternativa viable para que una fuerza progresista consiga formar Gobierno. Además, existe un miedo aún mayor: que la aritmética parlamentaria dé mayoría a la suma de las fuerzas conservadoras, haciendo que el año y medio del mandato de Sánchez sea tan solo un breve paréntesis entre Gobiernos de derechas desde el año 2011.

¿En qué momento estamos ahora?

El país se encuentra en la recta final para saber si dejará inmediatamente de tener un Gobierno en funciones o si deberá volver a las urnas.

Este lunes ha comenzado la ronda de consultas que el rey va a mantener con todos los partidos políticos con el fin de saber si hay alguien dispuesto a ser el candidato para la sesión de investidura. Si las cosas no cambian en el último momento, solo hay dos posibilidades: que no haya candidato o que Pedro Sánchez esté dispuesto a intentarlo una última vez.
Ese escenario podría salvar el relato de los socialistas, porque las últimas encuestas revelan que el mensaje de que UP tiene la culpa de la repetición electoral no ha calado del todo. Por ello, a Sánchez no le vendría bien llegar a unos nuevos comicios asumiendo la culpa de no haber sido capaz de formar Gobierno.

Por su parte, UP ya llevó de la mano a Sánchez hasta la Presidencia, puesto que los de Iglesias fueron los artífices de la moción de censura, y es casi impensable que de nuevo repitan la jugada sin que los socialistas les cedan asientos en el Consejo de Ministros.

Del otro lado, los populares aún recuerdan cuando el líder socialista llegó a dimitir de su escaño en el Congreso para no facilitar con su abstención la investidura de su candidato, el expresidente Mariano Rajoy, por lo que no está claro que ahora vayan a apoyarle.

De este modo, la posición de Sánchez es esperar a que los demás partidos decidan el modo de hacerle presidente o presentarse a unas nuevas elecciones de las que probablemente saldría fortalecido.

Nuria López

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