Según Carlos Nárez, secretario ejecutivo de Conamigua, se trata de que posibles inmigrantes se informen sobre los peligros que corren en manos de traficantes de personas, dispuestos a lucrar con el sufrimiento ajeno.
La propaganda se transmitirá en 170 radios del país e incluye programas dramatizados a partir de vivencias, así como testimonios y cuñas informativas para recalcar la irresponsabilidad de arrastrar a menores de edad a una aventura que puede terminar con sus vidas.
Nárez precisó que los departamentos de Huehuetenango, Quetzaltenango, San Marcos y Quiché son los que registran mayor cifra de migrantes por tener áreas fronterizas con México e infinidad de puntos ciegos, además de altos índices de pobreza y pobreza extrema.
Conamigua tiene cuatro sedes ubicadas en los departamentos de San Marcos, Huehuetenango (2) y una cuarta atiende Alta Verapaz y Baja Verapaz, pero en la práctica existen cuestionamientos sobre la efectividad de su trabajo de apoyo a los migrantes.
Guatemala no solo aporta una cifra considerable de personas que huyen de la pobreza y la violencia, sino que también es paso obligado de caravanas procedentes de Honduras y El Salvador, lo cual hace más complejo el enfrentamiento al fenómeno del éxodo.
El tema ocupa este sábado la atención de la prensa y la ciudadanía, después de anunciarse para el próximo lunes una reunión del presidente Jimmy Morales con su homólogo estadounidense, Donald Trump, quien ha exteriorizado su deseo de que Guatemala se convierta en un 'tercer país seguro'.
Aunque el propio Morales ha negado que estén a las puertas de firmar un acuerdo en ese sentido, Trump insistió semanas atrás en sus redes sociales en que el tema se negociaba y pronto anunciaría avances, lo cual levanta ahora serias sospechas.
Ante la reciente compra de aviones argentinos tras bambalinas y con visos de fraude, analistas alertan sobre otro posible yerro del presidente, si aceptara el pedido de Trump de detener a los inmigrantes y encargarse de darles comida y alojamiento hasta que sus solicitudes de asilo sean respondidas por Washington.
Una forma, advierten, de quitarse un problema de arriba (Estados Unidos) y pasárselo a otro que es incapaz de sacar de la pobreza al 60 por ciento de su población, buena parte de ella protagonista a diario de las noticias de muertes en los centros de detención o al paso por México.
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