La Cámara de los Comunes volverá a votar mañana el acuerdo negociado por la primera ministra Theresa May para sacar al Reino Unido de la Unión Europea (UE), confirmó hoy una fuente parlamentaria.
Según explicó el presidente del Parlamento, John Bercow, la propuesta que presentará el Ejecutivo solo contiene las condiciones pactadas para la retirada, pero no incluye la declaración política que fija las futuras relaciones entre Londres y Bruselas, una vez se concrete la ruptura.
El cambio fue al parecer la mejor variante que encontró May para acatar la exigencia del líder parlamentario, quien la semana pasada advirtió que los diputados no votarían tres veces por el mismo acuerdo.
Pero la jugada política no fue muy bien recibida por los opositores.
El legislador laborista Stephen Doughty, por ejemplo, la consideró fraudulenta, y demandó una explicación sobre la naturaleza del voto de mañana, mientras que su correligionaria Valerie Vaz cuestionó su legalidad.
En caso de ser aprobada la propuesta del Gobierno, el Reino Unido abandonaría la UE el 22 de mayo, de lo contrario, el plazo se acortaría hasta el 12 de abril, cuando Londres deberá decidir entre pedir una nueva prórroga, salir sin acuerdo o revocar el Brexit.
La eventual aprobación del convenio significaría además el fin de May al frente del Gobierno, luego de haber anunciado la víspera que estaba dispuesta a renunciar al cargo a cambio del apoyo de sus correligionarios.
Con esa jugada política, opinan analistas, la gobernante habría logrado convencer a los conservadores de línea dura y a los euroescépticos más recalcitrantes que buscan abandonar la UE a cualquier precio.
A la primera ministra solo le faltaría entonces ganarse el apoyo de los unionistas de Irlanda del Norte, cuyos 10 votos son clave en una eventual tercera votación, pero que hasta este viernes se mantenían decididos a rechazar el Brexit negociado por May.
rgh/nm
Según explicó el presidente del Parlamento, John Bercow, la propuesta que presentará el Ejecutivo solo contiene las condiciones pactadas para la retirada, pero no incluye la declaración política que fija las futuras relaciones entre Londres y Bruselas, una vez se concrete la ruptura.
El cambio fue al parecer la mejor variante que encontró May para acatar la exigencia del líder parlamentario, quien la semana pasada advirtió que los diputados no votarían tres veces por el mismo acuerdo.
Pero la jugada política no fue muy bien recibida por los opositores.
El legislador laborista Stephen Doughty, por ejemplo, la consideró fraudulenta, y demandó una explicación sobre la naturaleza del voto de mañana, mientras que su correligionaria Valerie Vaz cuestionó su legalidad.
En caso de ser aprobada la propuesta del Gobierno, el Reino Unido abandonaría la UE el 22 de mayo, de lo contrario, el plazo se acortaría hasta el 12 de abril, cuando Londres deberá decidir entre pedir una nueva prórroga, salir sin acuerdo o revocar el Brexit.
La eventual aprobación del convenio significaría además el fin de May al frente del Gobierno, luego de haber anunciado la víspera que estaba dispuesta a renunciar al cargo a cambio del apoyo de sus correligionarios.
Con esa jugada política, opinan analistas, la gobernante habría logrado convencer a los conservadores de línea dura y a los euroescépticos más recalcitrantes que buscan abandonar la UE a cualquier precio.
A la primera ministra solo le faltaría entonces ganarse el apoyo de los unionistas de Irlanda del Norte, cuyos 10 votos son clave en una eventual tercera votación, pero que hasta este viernes se mantenían decididos a rechazar el Brexit negociado por May.
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