Pese a que los cuatro principales bancos privados de Venezuela tienen entre sus activos un poco más de 500 mil millones de bolívares en títulos valores emitidos por el Estado, eso no ha motivado un reclamo similar como el que el líder del partido de neoderecha, Julio Borges, le hiciera al banco de inversión Goldman Sachs, acusado de comprar un lote de bonos de la estatal petrolera Pdvsa.
Al cierre del mes de marzo de 2017, los bancos Banesco, Provincial, Mercantil y BOD, reportaron tener entre sus activos la suma de 539 mil millones de bolívares de inversiones en títulos valores que incluyen, en un 99 por ciento, bonos de la deuda pública, papeles emitidos o avalados por el Estado o entes públicos y certificados de depósitos del Banco Central de Venezuela (BCV). El restante 1 por ciento corresponde a títulos del sector privado, en promedio.
Vale precisar que los cuatro bancos mencionados ocupan el segundo, tercero, cuarto y quinto lugar del ranking bancario venezolano, que consolida el portal web http://www.bancaynegocios.com, con base en los informes mensuales que normativamente deben presentar las instituciones financieras. Los datos sobre las inversiones en papeles provienen de dicha fuente.
Llama la atención que el monto de las inversiones concentradas en estos cuatro bancos representa cerca del 40 por ciento del total de la cartera que, en este renglón, maneja todo el sistema bancario venezolano.
Ese porcentaje se mantiene en la misma proporción con respecto a las inversiones que mantenían los mismos cuatro megabancos con respecto a marzo de 2016. Obviamente los montos absolutos eran menores y muestran un crecimiento nominal de 160 mil millones.
Es decir, que a la banca privada nacional, cuyas relaciones con los sectores políticos de derecha son reconocidos, el discurso opositor que acusa a Maduro de dictador, no la ha motivado a cambiar sus políticas de inversión con respecto a las finanzas públicas.
Los grandes grupos del poder financiero siguen invirtiendo lo mismo y tampoco las afirmaciones sobre una debacle institucional, que predice el inminente fin del chavismo, parece haberlos incomodado.
Sin embargo para Borges ese apoyo de la banca privada nacional no merece su objeción y denuncia pública, como sí lo ha hecho con Goldman Sachs.
Ese comportamiento, arbitrariamente diferenciado, refleja que su objetivo no es promover el apoyo del sector financiera a su propuesta política, sino arrinconar a Venezuela en el mercado global del dinero.
Todo indica que se trata del mismo plan de cerco financiero cuyas posibilidades fueron consultadas en agosto por el almirante Kurt Tidd, jefe del Comando Sur, a un grupo de expertos en el mercado de valores con quienes sostuvo una reunión de trabajo en Miami.
Russell Dallen, líder de la firma Caracas Capital Markets, dijo que Tidd preguntó qué sucedería si Venezuela se quedara sin dinero, informó el sitio web www.mcclatchydc.com.
Según la versión, comparó la situación con lo que hubiera sucedido en Grecia si el Fondo Monetario Internacional no sale al rescate del país cuando no podía pagar sus deudas. También comparó ese escenario con Somalia, donde las autoridades y simpatizantes internacionales han batallado para restablecer las estructuras del Estado tras decenios de guerra civil.
“Eso significa la ruptura civil de un país”, ha sido la interpretación que le dio el banquero al intercambio con Tidd.
VÍCTOR HUGO MAJANO / CIUDAD CCS
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