Por: A.A
Es raro decir que en
Venezuela hay otoño, cuando es un país tropical.
Pero cuando vemos caer las
hojas de un árbol nos preguntamos que serán de ellas. Lo mismo ocurre
cuando nos preguntamos sobre la situación actual del país, pero es algo
complicado conseguir una respuesta exacta para nuestra inquietud.
Sin embargo podemos decir
que hace 18 años se sembró la semilla de la revolución, semilla que echó raíces
profundas y se convirtió en árbol con un tronco muy fuerte.
Es por eso que cuando
llega el otoño a Venezuela y comienzan a caerse las hojas, es probable que el
viento se llave algunas a un lugar muy lejano de donde nacieron, otras se secan
y cumplen con ciclo de vida, otras se enferman y contaminan a un grupo, y unas
pocas quedan en el árbol para transmitir la sabiduría. Cuando el periodo otoñal
culmina nacen hojas fortalecidas que son multiplicadoras de un legado, nacen
los frutos que serán consumidos por las aves e insectos que se saciaran de ese
legado y el viento con su suave canto lo diseminará.
El otoño en Venezuela es
un periodo de renovación y afirmación, no es un periodo de destrucción. Quien
quiere destruir al país, le está dando el abono necesario para fortalecer y
continuar con un legado. (AA)
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