Islamabad, 20 mar (PL) El primer ministro de Pakistán, Nawaz Sharif, ordenó hoy reabrir ''con efecto inmediato'' la frontera con Afganistán, tras más de un mes clausurada a raíz de varios ataques terroristas en este país que Islamabad consideró planeados en el vecino estado.
Los recientes atentados aquí fueron ordenados por elementos antipakistaníes radicados en Afganistán, pero la decisión de eliminar las restricciones en el borde común está basada en el interés de nuestros pueblos y de la economía, señaló el jefe de gobierno en un comunicado.
Sharif consideró la medida como un gesto de buena voluntad de su administración al tiempo que llamó a Kabul a adoptar acciones contra los grupos armados que usan su suelo para atacar a Pakistán.
El ejército pakistaní cerró la frontera el 16 de febrero, horas después de un atentado suicida en un templo sufí de la sureña provincia de Sindh, que causó 90 víctimas mortales.
La situación provocó la total paralización del comercio y graves pérdidas económicas en ambos lados de la línea de demarcación.
En los últimos días varias organizaciones empresariales, entre ellas la Federación de Cámaras de Comercio e Industrias de Pakistán, instaron al gobierno a buscar una solución.
Según el diario Dawn, los empresarios perdieron unos cuatro millones de dólares diarios por la medida.
También el gobierno de Islamabad sintió en su presupuesto el cierre fronterizo pues cada uno de los 500 camiones que como promedio cruzan la frontera a diario paga 10 mil rupias (unos 95 dólares).
El tráfico transfronterizo es interrumpido de forma rutinaria por uno u otro lado, pero nunca fue tan prolongado, excepto en 2011.
Por esa fecha Pakistán prohibió durante siete meses el tráfico de los camiones con suministros para los soldados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte desplegados en Afganistán, en protesta por un ataque que causó la muerte de 24 militares.
El 7 de marzo el gobierno de Sharif abrió la frontera por 48 horas para permitir el regreso a sus respectivos países de los nacionales que quedaron al otro lado.
lam/rob
Sharif consideró la medida como un gesto de buena voluntad de su administración al tiempo que llamó a Kabul a adoptar acciones contra los grupos armados que usan su suelo para atacar a Pakistán.
El ejército pakistaní cerró la frontera el 16 de febrero, horas después de un atentado suicida en un templo sufí de la sureña provincia de Sindh, que causó 90 víctimas mortales.
La situación provocó la total paralización del comercio y graves pérdidas económicas en ambos lados de la línea de demarcación.
En los últimos días varias organizaciones empresariales, entre ellas la Federación de Cámaras de Comercio e Industrias de Pakistán, instaron al gobierno a buscar una solución.
Según el diario Dawn, los empresarios perdieron unos cuatro millones de dólares diarios por la medida.
También el gobierno de Islamabad sintió en su presupuesto el cierre fronterizo pues cada uno de los 500 camiones que como promedio cruzan la frontera a diario paga 10 mil rupias (unos 95 dólares).
El tráfico transfronterizo es interrumpido de forma rutinaria por uno u otro lado, pero nunca fue tan prolongado, excepto en 2011.
Por esa fecha Pakistán prohibió durante siete meses el tráfico de los camiones con suministros para los soldados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte desplegados en Afganistán, en protesta por un ataque que causó la muerte de 24 militares.
El 7 de marzo el gobierno de Sharif abrió la frontera por 48 horas para permitir el regreso a sus respectivos países de los nacionales que quedaron al otro lado.
lam/rob
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