Por: Pedro Rioseco
La Paz, 22 feb (PL) Las multitudinarias manifestaciones en Bolivia en rechazo a las campañas de mentiras previas al referendo del pasado año, son una reivindicación popular a las calumnias contra el presidente Evo Morales y respuesta contundente a un complot internacional.
Así afirmó en entrevista exclusiva con Prensa Latina el viceministro del Ministerio de la Presidencia a cargo de las autonomías, Hugo Siles Núñez del Prado, durante la cual desnudó la 'coincidencia' de protestas de sectores tradicionalmente aliados como parte de un complot.
Más allá del denominado Día de la Mentira, en recordación del referendo del 21 de febrero de 2016 sobre la posible repostulación de Morales en los comicios del 2019, estas movilizaciones son expresión de la reflexión necesaria sobre el consumo de la información, señaló.
Reflexionar, agregó, sobre cómo se puede manipular, desarrollar la impostura, la mentira, la falsedad, y es una reflexión democrática porque la convocatoria a estos eventos no está planificada desde un esquema de organización militar o de una convocatoria forzada.
Son convocatorias que tienen un alto componente de conciencia individual, subrayó, y responden a la necesidad de revalorizar las prácticas políticas y la forma en que algunos medios de prensa deben manejar con responsabilidad la información a la ciudadanía.
Esas movilizaciones, organizadas por los movimientos sociales y el Movimiento al Socialismo-Instrumento por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP), responden a una necesaria reivindicación y una valoración de lo que hoy tenemos en Bolivia, de lo alcanzado, recalcó.
Por eso, explicó, es que en todas nuestras movilizaciones existe un comportamiento festivo, porque Bolivia no se detiene con la falsedad, tenemos un plan de gobierno, una agenda patriótica 2020-2025 y un líder que cambió las estadísticas que nos colocaban en los últimos lugares de Latinoamérica.
El país ha alcanzado un salto cualitativo, el presidente Evo es un líder reconocido internamente en 11 años de gestión con un apoyo que se mantiene en 60 por ciento, un récord en la historia nacional para un mandatario elegido democráticamente, enfatizó.
Junto a este desarrollo, destacó, hemos recuperado la dignidad y la soberanía y nos ubicamos en el contexto de la materialización de la gestión pública orientada a la estabilidad económica y política.
Otro aspecto a destacar tiene que ver con el presidente Evo, dañado tres semanas antes del referendo el pasado año en su ética personal, su vida privada, mediante una campaña de mentiras que hoy rechazan las multitudinarias marchas de apoyo, dijo Siles.
Como la oposición y la derecha nacional no han podido desarrollar un plan alternativo, y menos generar la movilización respectiva, afirmó, han hecho uso de canales como las redes sociales para nutrirse en el enfrentamiento al gobierno y a su proyección más allá del 2019.
Esto desnuda también una debilidad estructural de la oposición, apuntó, que es la falta de programas, propuestas, ya que actúa en función de la coyuntura y sus corrientes.
Y, subrayó Siles, tiene que ver con un complot externo sobre las formas de incidir e intervenir en Bolivia mediante el intento de debilitar los sectores y las bases tradicionales que han respaldado y mantenido la vigencia de este proceso de cambio.
Me refiero, precisó, a sectores tan importantes como la Central Obrera Boliviana (COB), los mineros, los campesinos productores de la hoja de coca y los transportistas en su momento, sectores que han sido penetrados por los cerebros de la desestabilización.
La búsqueda permanente de conflictos, denunció, tiene como objetivos el debilitamiento del gobierno del presidente Evo y, sobre todo, la atomización y resquebrajamiento de estas organizaciones sociales tan importantes y representativas del proceso de cambio.
Definitivamente se trata de una conjura, un complot internacional, recalcó, que ha activado tentáculos y formas que reproducen espacios de malestar en sectores tradicionales, donde los activistas de estas protestas terminan haciéndole el juego a la oposición.
Detrás de recientes disturbios violentos en Achacachi está la oposición, detrás de las diferencias y conflictos entre el gobierno y los mineros o los cocaleros está también la oposición, que replica, genera y amplifica lo que quieren acuñar en el mundo como 'crisis', precisó.
Esa es la imagen que quieren presentar, cuando los indicadores de Bolivia colocan hoy al país en el lado contrario a una crisis, como un país estable y en pleno proceso de desarrollo, destacó Siles.
Ante ello, exhortó, es necesario mantenernos en vigilia permanente frente a los intentos opositores de encender la mecha de la desestabilización y que no podamos llegar a los comicios del 2019 bajo la conducción del líder de la revolución democrática cultural: Evo Morales.
La derecha intenta interrumpir la posibilidad de que el presidente Evo pueda participar de una elección más el 2019, alertó, y para ello son capaces de hacer cualquier cosa, aliarse con quien sea y generar acciones para socavar la democracia viviente que existe en el país.
arc/prl
Más allá del denominado Día de la Mentira, en recordación del referendo del 21 de febrero de 2016 sobre la posible repostulación de Morales en los comicios del 2019, estas movilizaciones son expresión de la reflexión necesaria sobre el consumo de la información, señaló.
Reflexionar, agregó, sobre cómo se puede manipular, desarrollar la impostura, la mentira, la falsedad, y es una reflexión democrática porque la convocatoria a estos eventos no está planificada desde un esquema de organización militar o de una convocatoria forzada.
Son convocatorias que tienen un alto componente de conciencia individual, subrayó, y responden a la necesidad de revalorizar las prácticas políticas y la forma en que algunos medios de prensa deben manejar con responsabilidad la información a la ciudadanía.
Esas movilizaciones, organizadas por los movimientos sociales y el Movimiento al Socialismo-Instrumento por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP), responden a una necesaria reivindicación y una valoración de lo que hoy tenemos en Bolivia, de lo alcanzado, recalcó.
Por eso, explicó, es que en todas nuestras movilizaciones existe un comportamiento festivo, porque Bolivia no se detiene con la falsedad, tenemos un plan de gobierno, una agenda patriótica 2020-2025 y un líder que cambió las estadísticas que nos colocaban en los últimos lugares de Latinoamérica.
El país ha alcanzado un salto cualitativo, el presidente Evo es un líder reconocido internamente en 11 años de gestión con un apoyo que se mantiene en 60 por ciento, un récord en la historia nacional para un mandatario elegido democráticamente, enfatizó.
Junto a este desarrollo, destacó, hemos recuperado la dignidad y la soberanía y nos ubicamos en el contexto de la materialización de la gestión pública orientada a la estabilidad económica y política.
Otro aspecto a destacar tiene que ver con el presidente Evo, dañado tres semanas antes del referendo el pasado año en su ética personal, su vida privada, mediante una campaña de mentiras que hoy rechazan las multitudinarias marchas de apoyo, dijo Siles.
Como la oposición y la derecha nacional no han podido desarrollar un plan alternativo, y menos generar la movilización respectiva, afirmó, han hecho uso de canales como las redes sociales para nutrirse en el enfrentamiento al gobierno y a su proyección más allá del 2019.
Esto desnuda también una debilidad estructural de la oposición, apuntó, que es la falta de programas, propuestas, ya que actúa en función de la coyuntura y sus corrientes.
Y, subrayó Siles, tiene que ver con un complot externo sobre las formas de incidir e intervenir en Bolivia mediante el intento de debilitar los sectores y las bases tradicionales que han respaldado y mantenido la vigencia de este proceso de cambio.
Me refiero, precisó, a sectores tan importantes como la Central Obrera Boliviana (COB), los mineros, los campesinos productores de la hoja de coca y los transportistas en su momento, sectores que han sido penetrados por los cerebros de la desestabilización.
La búsqueda permanente de conflictos, denunció, tiene como objetivos el debilitamiento del gobierno del presidente Evo y, sobre todo, la atomización y resquebrajamiento de estas organizaciones sociales tan importantes y representativas del proceso de cambio.
Definitivamente se trata de una conjura, un complot internacional, recalcó, que ha activado tentáculos y formas que reproducen espacios de malestar en sectores tradicionales, donde los activistas de estas protestas terminan haciéndole el juego a la oposición.
Detrás de recientes disturbios violentos en Achacachi está la oposición, detrás de las diferencias y conflictos entre el gobierno y los mineros o los cocaleros está también la oposición, que replica, genera y amplifica lo que quieren acuñar en el mundo como 'crisis', precisó.
Esa es la imagen que quieren presentar, cuando los indicadores de Bolivia colocan hoy al país en el lado contrario a una crisis, como un país estable y en pleno proceso de desarrollo, destacó Siles.
Ante ello, exhortó, es necesario mantenernos en vigilia permanente frente a los intentos opositores de encender la mecha de la desestabilización y que no podamos llegar a los comicios del 2019 bajo la conducción del líder de la revolución democrática cultural: Evo Morales.
La derecha intenta interrumpir la posibilidad de que el presidente Evo pueda participar de una elección más el 2019, alertó, y para ello son capaces de hacer cualquier cosa, aliarse con quien sea y generar acciones para socavar la democracia viviente que existe en el país.
arc/prl
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