Beirut, 14 sep (PL) El primer ministro libanés, Tammam Salam, afirmó hoy que su país está ''en el corazón de la batalla contra el terrorismo'', pero advirtió que el éxito de esa lucha presupone cohesión y estabilidad política nacionales.
Salam presidió el acto de lanzamiento de las conversaciones oficiales sobre el plan antiterrorista, y garantizó que El Líbano también está 'directamente implicado' en los esfuerzos internacionales para eliminar ese flagelo aquí y en el resto de la región.
El mandatario subrayó la importancia de la estrategia internacional para enfrentar al terrorismo, patrocinado por la Asamblea General de la ONU en 2006, y del plan de trabajo lanzado por el jefe de la organización mundial, Ban Ki-moon, en diciembre de 2015 para combatir la violencia extremista.
Lo significativo de eso, opinó, yace en dos enfoques, uno global que abarca la lucha a todos los niveles, y otro local dentro de cada país.
Agregó que el extremismo violento constituye un aprieto para el mundo entero, aunque su combate no debe descansar en un encabezado internacional general, sino que debe ser parte de un trabajo exhaustivo.
En el caso de El Líbano, el jefe del Ejecutivo apuntó que intervienen los componentes políticos, sectarios, sociales y económicos, y las deliberaciones conjuntas propiciarán el diseño de una hoja de ruta para llegar a un plan nacional de combate a la violencia extremista.
Resaltó el rol del ejército y de las fuerzas de seguridad que diariamente se enfrentan a organizaciones terroristas atrincheradas en áreas montañosas del lado sirio de la frontera común, o intentan urdir atentados dentro del territorio nacional.
La peligrosa situación actual requiere la movilización de todas las energías y acciones para garantizar el éxito de la confrontación del terrorismo, indicó Salam al añadir que en el caso libanés se debe mejorar la estructura del Estado y regular el trabajo de las instituciones.
Mencionó como primer paso en ese sentido acelerar la elección de un nuevo presidente de la república, cargo vacante desde mayo de 2014 debido a antagonismos de los dos principales bloques del parlamento.
Según el primer ministro, reforzar la estructura del Estado también requiere reconsiderar mecanismos democráticos que permitan responsabilizar y seleccionar a las élites políticas, así como participar en el gobierno del país mediante elecciones legislativas.
A su vez, esos comicios parlamentarios necesitan la aprobación previa de una nueva ley electoral que garantice el derecho de representación proporcional, acotó al instar a los líderes políticos a respetar la Constitución y el Pacto Nacional.
Concebido en 1943, año de la independencia del país, el referido pacto es un acuerdo no escrito que fijó los fundamentos de El Líbano moderno como un Estado multiconfesional (conviven 18 grupos y sectas religiosas) basado en la asociación entre musulmanes y cristianos.
lam/Ucl
El mandatario subrayó la importancia de la estrategia internacional para enfrentar al terrorismo, patrocinado por la Asamblea General de la ONU en 2006, y del plan de trabajo lanzado por el jefe de la organización mundial, Ban Ki-moon, en diciembre de 2015 para combatir la violencia extremista.
Lo significativo de eso, opinó, yace en dos enfoques, uno global que abarca la lucha a todos los niveles, y otro local dentro de cada país.
Agregó que el extremismo violento constituye un aprieto para el mundo entero, aunque su combate no debe descansar en un encabezado internacional general, sino que debe ser parte de un trabajo exhaustivo.
En el caso de El Líbano, el jefe del Ejecutivo apuntó que intervienen los componentes políticos, sectarios, sociales y económicos, y las deliberaciones conjuntas propiciarán el diseño de una hoja de ruta para llegar a un plan nacional de combate a la violencia extremista.
Resaltó el rol del ejército y de las fuerzas de seguridad que diariamente se enfrentan a organizaciones terroristas atrincheradas en áreas montañosas del lado sirio de la frontera común, o intentan urdir atentados dentro del territorio nacional.
La peligrosa situación actual requiere la movilización de todas las energías y acciones para garantizar el éxito de la confrontación del terrorismo, indicó Salam al añadir que en el caso libanés se debe mejorar la estructura del Estado y regular el trabajo de las instituciones.
Mencionó como primer paso en ese sentido acelerar la elección de un nuevo presidente de la república, cargo vacante desde mayo de 2014 debido a antagonismos de los dos principales bloques del parlamento.
Según el primer ministro, reforzar la estructura del Estado también requiere reconsiderar mecanismos democráticos que permitan responsabilizar y seleccionar a las élites políticas, así como participar en el gobierno del país mediante elecciones legislativas.
A su vez, esos comicios parlamentarios necesitan la aprobación previa de una nueva ley electoral que garantice el derecho de representación proporcional, acotó al instar a los líderes políticos a respetar la Constitución y el Pacto Nacional.
Concebido en 1943, año de la independencia del país, el referido pacto es un acuerdo no escrito que fijó los fundamentos de El Líbano moderno como un Estado multiconfesional (conviven 18 grupos y sectas religiosas) basado en la asociación entre musulmanes y cristianos.
lam/Ucl
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