El Pentágono ha destinado 13.000 millones de dólares para la construcción de un portaaviones de la clase Ford.
Los expertos militares han puesto en duda la necesidad de que los contribuyentes estadounidenses hayan pagado 13.000 millones de dólares para la construcción del portaaviones USS Gerald R. Ford de la Armada de EE.UU., el más caro jamás construido, si no es capaz de realizar operaciones de ataque en el primer día de una guerra de alta tecnología, informa la revista 'The National Interest'.
El elemento primordial de un portaaviones es su grupo de aviones de ataque, y el cazabombardero F/A-18E/F en tándem con los cazas F-35 de la Armada norteamericana no serán suficientes para contrarrestar las nuevas amenazas en la década de 2030, advierten los analistas.
"Si estos portaaviones no son capaces el primer día de una guerra de alta tecnología llevar a cabo operaciones dentro de la burbuja A2/AD (zona de restricción y prohibición, o negar al enemigo la capacidad de moverse por el campo de batalla), ¿entonces para qué hemos pagado 13.000 millones de dólares?", se pregunta el director de programas de estrategia y análisis de Defensa en el Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense, Jerry Hendrix.
¿Cuál sería la solución?
En el marco de las nuevas batallas de tipo tecnológico, los portaaviones de clase Ford no proporcionarán ninguna ventaja si no se moderniza su grupo aéreo de ataque, advierte Hendrix. Por su parte, el director de la consultora naval FerryBridge Group, Bryan McGrath, considera que "el portaaviones es simplemente un aeropuerto flotante, que puede catapultar y acoger en su cubierta cualquier cosa. La clave es el grupo aéreo".
La solución a este problema podría ser el desarrollo y construcción de drones de ataque de largo alcance basados en portaaviones y capaces de operar dentro de la burbuja A2/AD. Sin embargo, este programa de vehículos aéreos no tripulados tendría dificultades de compatibilidad con los cazas F-35, sostiene el analista.
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