Uno de los vértices con que se afincan más las operaciones de guerra no convencional, lo sabemos desde hace tres años, es el económico. Y dentro del esquema económico, el acceso a los alimentos.
La Gran Misión Abastecimiento Soberano (GMAS), como plan especial de la Agenda Económica Bolivariana para elevar la producción y sanear cadenas de distribución estratégicas, tiene a su vez distintos ejes de acción para frenar el socavamiento económico impuesto por los emporios de Fedecámaras y sus tentáculos en el sector comercio.
Puertos, plantas de producción, abastos y cadenas de producción han sido objeto de la primera fase de la GMAS, la cual ha hecho enfásis en neutralizar los puntos medulares de la guerra económica: la importación, el procesamiento de productos básicos y su devío permanente a la economía paralela protagonizada aguas abajo por el bachaqueo.
El Gobierno Bolivariano, así, trata de reacomodarse en el escenario de la guerra contra Venezuela para colocarse en ofensiva en lo económico, y por ello mismo nada de lo descrito en el primer balance de la GMAS existe para los medios opositores. El pasado domingo 31 de julio del presente año, la GMAS presentó su primer balance con los siguientes datos:
Con este avance el comercio a gran escala (mercados mayoristas) se repliega como único punto de resguardo para los recursos asimétricos en lo económico y para recrudecer las operaciones de guerra no convencional. Es decir, a medida que los puntos medulares comienzan a cercarse y pierden capacidad de despliegue, el entramado comercial y corporativo de la guerra económica, en su propia necesidad de superviviencia, busca en los mercados de mayor afluencia poblacional y mayor recepción de mercancías como el último márgen de maniobra para incrementar sensiblemente las complicaciones económicas de la población.
Y que estas tácticas de guerra económica se recrudezcan en este preciso instante, encuentra su lectura política en un un contexto donde se ha paralizado parcialmente la burbuja especulativa de los precios en productos básicos de alta demanda (carne, pollo, quesos, etc.) y cuando los CLAP aumentan sus niveles organizativos y de participación para contrarrestar a mafias enquistadas en la distribución de alimentos.
La hilación política de lo que veremos a continuación tiene como eje cardinal que tanto los mercados mayoristas como los municipales, aparte de concentrar buena parte de los consumidores de un determinado municipio o estado, también sirven como puntos de recepción de mercancías que deben ser distribuidas por los CLAP. Si la guerra económica y el sabotaje económico se recrudece por esa vía, es porque algo de ese nuevo mecanismo de distribución no encaja dentro del engranaje de la especulación y del bachaqueo a escala comercial.
Dos operativos
¿Por que ahí?
Habría que recalcar que estas dos incautaciones recientes se han dado en estados y municipios donde, con anterioridad, se han dado intentos planificados de disturbios y saqueos, y que precisamente ese acaparamiento ha buscado generar acciones irregulares en la calle con la excusa de "falta de comida". Vale recordar que el pasado 23 de mayo de 2016, se suscitó una "protesta" por alimentos en las inmediaciones del mercado de mayoristas de Tocuyito. Al día siguiente hubo una guarimba en el mismo lugar donde fue asaltado un camión que transportaba leche en polvo, hecho que fue propagandizado y cartelizado por los medios bajo la misma fachada que la del día anterior.
Pero la sostenibilidad de estas tácticas y procedimientos de la guerra económica no sólo suman efectos acumulativos al desgaste y cansancio de la población, sino que, dentro de la doctrina de guerra no convencional, permite seguir moldeando comportamientos en grupos específicos y rutinas económicas de alto desgaste, configurando a su vez una cultura de lo económico donde la violencia busca también su carácter de permanencia.
Y en lo que logra influir económica y políticamente, a su vez se encuentra esa misma masa crítica dormida que protagonizó los hechos de violencia antes reseñados y que sólo necesita como telones de fondo el acaparamiento y un discurso agresivo de la ultra para activarse. María Corina Machado y los altos dirigentes de Voluntad Popular ya hablan de "desobediencia civil", tratando de generar expectativas de violencia y atemorización para el próximo primero de septiembre.
John Kerry, secretario de Estado de EEUU, pide "un mayor compromiso democrático en Venezuela para evitar un desastre humanitario". Ya con esa ambientación de fondo, el comercio trata de encender (nuevamente) la mecha a ver si se reeditan aquellos incendiarios días de marzo, en Tocuyito o donde sea.
Fuente: http://misionverdad.com/la-guerra-en-venezuela/acaparamiento
La Gran Misión Abastecimiento Soberano (GMAS), como plan especial de la Agenda Económica Bolivariana para elevar la producción y sanear cadenas de distribución estratégicas, tiene a su vez distintos ejes de acción para frenar el socavamiento económico impuesto por los emporios de Fedecámaras y sus tentáculos en el sector comercio.
Puertos, plantas de producción, abastos y cadenas de producción han sido objeto de la primera fase de la GMAS, la cual ha hecho enfásis en neutralizar los puntos medulares de la guerra económica: la importación, el procesamiento de productos básicos y su devío permanente a la economía paralela protagonizada aguas abajo por el bachaqueo.
El Gobierno Bolivariano, así, trata de reacomodarse en el escenario de la guerra contra Venezuela para colocarse en ofensiva en lo económico, y por ello mismo nada de lo descrito en el primer balance de la GMAS existe para los medios opositores. El pasado domingo 31 de julio del presente año, la GMAS presentó su primer balance con los siguientes datos:
- De 544 empresas privadas, 272 han sido inspeccionadas.
- 72 empresas de 109 han sido sometidas a escrutinio.
- En el marco de la OLP NF, han sido presos 59 individuos que cometían crímenes comerciales.
- Han sido decomisado más de 7 mil 800 productos de higiene personal.
- Además, se ha inspeccionado 480 bodegas.
- 286 toneladas de productos acaparados. Y 6 mil 800 toneladas de alimentos en la misma condición.
- 6 mil 800 toneladas de útiles de limpieza para el hogar incautados.
- Reacciones
Con este avance el comercio a gran escala (mercados mayoristas) se repliega como único punto de resguardo para los recursos asimétricos en lo económico y para recrudecer las operaciones de guerra no convencional. Es decir, a medida que los puntos medulares comienzan a cercarse y pierden capacidad de despliegue, el entramado comercial y corporativo de la guerra económica, en su propia necesidad de superviviencia, busca en los mercados de mayor afluencia poblacional y mayor recepción de mercancías como el último márgen de maniobra para incrementar sensiblemente las complicaciones económicas de la población.
Y que estas tácticas de guerra económica se recrudezcan en este preciso instante, encuentra su lectura política en un un contexto donde se ha paralizado parcialmente la burbuja especulativa de los precios en productos básicos de alta demanda (carne, pollo, quesos, etc.) y cuando los CLAP aumentan sus niveles organizativos y de participación para contrarrestar a mafias enquistadas en la distribución de alimentos.
La hilación política de lo que veremos a continuación tiene como eje cardinal que tanto los mercados mayoristas como los municipales, aparte de concentrar buena parte de los consumidores de un determinado municipio o estado, también sirven como puntos de recepción de mercancías que deben ser distribuidas por los CLAP. Si la guerra económica y el sabotaje económico se recrudece por esa vía, es porque algo de ese nuevo mecanismo de distribución no encaja dentro del engranaje de la especulación y del bachaqueo a escala comercial.
Dos operativos
- La Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde) en conjunto con la GMAS han incautado 200 toneladas en alimentos en el despliegue que se realizó en el mercado de mayoristas de Tocuyito, en Valencia, estado Carabobo.
- A su vez, informa la página de Con El Mazo Dando que "Se realizaron varias inspecciones encabezadas por William Contreras, superintendente Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos, el general de división Jesús Suárez Chourio, comandante de la Zona Operativa de Defensa Integral (Zodi) Aragua, y un equipo multidisciplinario de fiscales, personal del Seniat y Fuerza Armada Nacional Bolivariana, en donde se pudo constatar una enorme cantidad de productos escondidos y en proceso del llamado 'acaparamiento en movimiento'". Este mercado está bajo situación de intervención desde hace tres días.
¿Por que ahí?
Habría que recalcar que estas dos incautaciones recientes se han dado en estados y municipios donde, con anterioridad, se han dado intentos planificados de disturbios y saqueos, y que precisamente ese acaparamiento ha buscado generar acciones irregulares en la calle con la excusa de "falta de comida". Vale recordar que el pasado 23 de mayo de 2016, se suscitó una "protesta" por alimentos en las inmediaciones del mercado de mayoristas de Tocuyito. Al día siguiente hubo una guarimba en el mismo lugar donde fue asaltado un camión que transportaba leche en polvo, hecho que fue propagandizado y cartelizado por los medios bajo la misma fachada que la del día anterior.
Pero la sostenibilidad de estas tácticas y procedimientos de la guerra económica no sólo suman efectos acumulativos al desgaste y cansancio de la población, sino que, dentro de la doctrina de guerra no convencional, permite seguir moldeando comportamientos en grupos específicos y rutinas económicas de alto desgaste, configurando a su vez una cultura de lo económico donde la violencia busca también su carácter de permanencia.
Y en lo que logra influir económica y políticamente, a su vez se encuentra esa misma masa crítica dormida que protagonizó los hechos de violencia antes reseñados y que sólo necesita como telones de fondo el acaparamiento y un discurso agresivo de la ultra para activarse. María Corina Machado y los altos dirigentes de Voluntad Popular ya hablan de "desobediencia civil", tratando de generar expectativas de violencia y atemorización para el próximo primero de septiembre.
John Kerry, secretario de Estado de EEUU, pide "un mayor compromiso democrático en Venezuela para evitar un desastre humanitario". Ya con esa ambientación de fondo, el comercio trata de encender (nuevamente) la mecha a ver si se reeditan aquellos incendiarios días de marzo, en Tocuyito o donde sea.
Fuente: http://misionverdad.com/la-guerra-en-venezuela/acaparamiento
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