El Pentágono ha sacado conclusiones de las guerras de Afganistán y de Irak y quiere aplicarlas a sus preparaciones para un conflicto a gran escala.
Durante los últimos 15 años el Ejército de Estados Unidos solo se preparaba para una guerra contra la insurgencia. Ahora está 'afilando' las armas para dirigir sus efectivos contra otra fuerza equiparable y poder contener a nivel global una hipotética "agresión indeseada" de un enemigo casi parejo, sostienen en la revista digital 'The National Interest'.
Durante los últimos 15 años el Ejército de Estados Unidos solo se preparaba para una guerra contra la insurgencia. Ahora está 'afilando' las armas para dirigir sus efectivos contra otra fuerza equiparable y poder contener a nivel global una hipotética "agresión indeseada" de un enemigo casi parejo, sostienen en la revista digital 'The National Interest'.
El autor del blog, dedicado a los temas de defensa, ha llegado a esta conclusión a partir de una reciente entrevista del teniente general estadounidense Michael Williamson. "Somos excelentes en la contrainsurgencia", aseguró el militar. "Estamos desarrollando sistemas para estar preparados para toda la gama de posibles conflictos".
Como uno de los responsables del desarrollo de armamentos y transportes para el Ejército, el oficial explicó que algunas tecnologías se están proyectando específicamente con la perspectiva de un conflicto a gran escala en mente. Eso supone ser capaces de hacer frente a las fuerzas mecanizadas y los vehículos blindados del enemigo, sus armas de precisión de largo alcance, etc.
El Ejército "no espera ni busca" un conflicto con naciones comparables en fuerza disponible con EE.UU., como Rusia y China, señaló Williamson. Pero su mando se muestra sumamente preocupado por lo rápido que estas potencias se están modernizando militarmente. Por eso, deduce la revista, quiere preparar a las tropas para "lo impensable": una guerra contra estos dos países.
Los generales han sacado experiencia y habilidades de las guerras de Irak y Afganistán, que propician unos cambios en la doctrina castrense, la manera de entrenarse, los vehículos blindados, las armas de precisión de largo alcance y las telecomunicaciones para conectar unidades distribuidas en una amplia zona de terreno. En particular, quieren enfocarse en las maniobras combinadas de distintas armas.
Otro aspecto clave de la futura estrategia del Ejército es ensanchar el área de seguridad alrededor de las fuerzas mecanizadas en comparación con la práctica de los últimos años. El Pentágono quiere fortificar su personal y su material bélico con sensores de largo alcance, municiones de protección, armas de precisión y tecnologías de red. Estas medidas fortalecerán las capacidades de ataque, con el fin de que los propios militares sean un objetivo cada vez más difícil de alcanzar para los enemigos.
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