Por: Roland
Denis y Miguel Arteaga
La perestroika venezolana
“Usted está
descontento y amargado y esto ya es bastante.
Pero si una vez pudiera usted ponerse
completamente furioso, sería mucho mejor”
Pero si una vez pudiera usted ponerse
completamente furioso, sería mucho mejor”
Jarno a Wilhelm Meister / Goethe.
Que lástima
para la búsqueda escondida de resguardarse siempre en el lugar de la víctima,
del atacado; que pena para el gobierno, pero la Carta Democrática de la OEA
como que no va. Pero sí va la depresión total del valor del trabajo de la clase
obrera; eso se consolidará ahora, en unos meses, cuando se sinteticen los
valores del dólar flotante oficial y el paralelo en un esquema
hiperdevaluativo, hiperinflacionario, y legalizado finalmente.
Estamos
viviendo en un tiempo que gracias a las redes sociales y la multiplicación de
los significantes vacíos dentro de la conciencia colectiva, que por momentos
hubiésemos creído que el imperio estaba a punto de invadir nuestras tierras.
Que la patria, de acuerdo a las premisas de la mitología bolivariana iba a ser
invadida por ejércitos imperialistas. Es más o menos el sueño o la pesadilla de
todo el patético discurso izquierdista que se ha construido en los últimos
setenta años después de la muerte de esa gran mente libre y creadora que fue
José Carlos Mariátegui. En definitiva, todos los esquemas de víctimas lloronas
que deberíamos ser los pueblos según esta comprensión política, no se pudo dar.
Esto lo vemos desde el punto de vista de la conciencia disciplinada y
burocratizada del chavismo sobreviviente.
¿Ahora qué
es lo que realmente pudo conseguir la burguesía y el imperialismo en nuestra
tierra? La insólita devaluación del valor trabajo en 20 veces su valor. Eso no
vale nada desde el punto de vista discursivo. Allí, efectivamente no hay
patria, no hay naturaleza, no hay Bolívar ni Chávez. Esas son palabras que
pueden servir de impulso trascendental en algún momento particular de la
historia pero jamás de realidad concreta: el proletariado no es un discurso
a-significante ni mitológico, es absolutamente significativo cuando se trata de
las calles, en las comunidades, el trabajo, un hecho vivo para una historia sin
continuidad otra que no sea su propia heterogeneidad y locura, una vivencia
dura y sin ecos, una maquina esclavizada que no cuenta con el dolor de nadie;
solo equivale a la existencia diaria de millones de seres que no tienen poder
alguno sobre el discurso dominante, de izquierda o derecha, poco importa;
hacedora por cierto de cada uno de los rincones del país donde vivimos, como
fuerza de trabajo que son. En fin hoy en día Venezuela no es más que eso: un
lugar supuestamente lleno de riquezas, pero de acuerdo a lo que vale cada quien
dentro del capitalismo hoy valemos 20 veces menos: ayer 300 dólares, y hoy unos
15. Eso no se puede “discursear”, eso no es un problema de violación de los
derechos humanos o de la naturaleza, no es un etnocidio ni un genocidio aislado
(hechos perfectamente compatibles con el discurso hegemónico burgués,
“discursiables”, que aborrecemos como hechos por supuesto) es un testimonio de
explotación pura y general, que los mezclan a todos ellos en la síntesis
horrorosa del capitalismo.
Y vean cómo
se mueve la conspiración interna. Se necesitan esquemas de atrapamiento, de
neutralización, además de cooptación y represión. Esquemas de disciplina y
control que en el caso concreto nuestro para lograr semejante despropósito
histórico utilizaron dos maquinarias creadas justo en los años de avance
revolucionario. El PSUV como maquinaria de clientelismo, despolitización,
desarme y desorganización del pueblo en lucha. Los resultados son perfectos a
nivel de la sociedad-masas. Pero en este caso más preciso relativo al valor de
la fuerza de trabajo el PSUV fue acompañado por la creación de una maquinaria
Archiburocrática, liderizada por el segundo al mando de Carlos Ortega dentro
del sindicalismo adeco petrolero, como es la Central Bolivariana, Socialista.
Si hay algo mucho más traidor a la clase obrera que la propia CTV es esta
central. Mientras la CTV se jugó siempre a la negociación pro-patronal donde
algo le quede al trabajador, o hechos terribles como el despojo de las
prestaciones sociales, esta Central que por sí sola no convoca ni mil personas,
no obstante, ha sabido crear el cuadro justificativo (por las “altas razones
del socialismo, ajenas a toda necesidad material”) de desmembrar y desfalcar
por completo a la clase obrera. Eso hay que tomarlo en cuenta, toda
conspiración contrarevolucionaria necesita de sus “aparatos de masas”, esa fue
la gran lección que dejaron quienes acabaron con la revolución Mexicana. Pero
sigamos con el tema.
Cosa
paradójica: ¿por qué quienes garantizan la vida de todos, su desenvolvimiento
diario, así sea el pan de la panadería, no es objeto del dolor de nadie dentro
de los discursos binarios dominantes, cuando mucho denuncias oportunistas? La
respuesta no es simple, posiblemente porque al ser humano a estas alturas ya no
le preocupe otra cosa que su desenvolvimiento individual; quizás. De todas
formas a nuestro parecer siempre será mejor no obtener el dolor y la
misericordia de nadie, porque eso le permite a la hora de levantarse a la clase
obrera, a la pobrecía trabajadora, construir una razón de su alzamiento
totalmente fuera de la oral del dolor y el recogimiento. Así el pobre se alza
con su propia voz sin deuda moral con nadie.
Pero si hay
algo que el chavismo burocrático logró sin mayores penas fue imponer los
discursos mitológicos sobre el examen crudo de la realidad diaria: logró la
indiferencia absoluta sobre la realidad concreta y superponer a todo el
movimiento popular una estructura binaria de comprensión entre “patria e
imperialismo”, “escuálidos y chavistas”, “oligarcas y pueblo”, cuando sabemos
de sobra cuantas cuentas conjuntas manejan los que controlan el discurso de la
“patria”, “revolución”, “socialismo”, y los representantes de la burguesía
tradicional, que son de hecho los grandes acumuladores de capital de lado y
lado.
Negociaciones
magníficas, que se reproducen día a día hasta convertir a personajes de la alta
oligarquía en manejadores de toda la estrategia de reconstrucción económica; es
el caso de Oswaldo Cisneros al frente de todo lo que llaman el “Motor Minero”
(antiguo dueño de todas las grandes minas sobre el río Cuyuní, que ahora va por
su recuperación privada), junto a la gula de la CAMIMPEG (empresa militar
corporativa con derecho a todo negocio minero, energético, etc. Que ahora
pretende en nombre de la nación manejar todos los grandes negocios por venir
alrededor del arco minero). Los grupitos que desde todo el Banco Central, todas
las instituciones del control de divisas, negociaron a su conveniencia más de
trescientos cincuenta mil millones de dólares que terminaron en fuga, las
reservas de oro (de las cuales no se sabe ni cuanto queda) y una deuda interna
y externa que no ha hecho más que incrementarse de manera totalmente
improductiva, sostenida hoy en toneladas de bonos que negocian la gran y
pequeña burguesía en los mercados de bonos basura, siendo aún así un gran
negocio final para ellas.
Una circunstancia
además muy curiosa, porque hace alrededor de tres años se advirtió esto con
pelos y señales, consecuencias y números, sobre lo que iba a suceder y las
alternativas inmediatas, que para entonces no era más que un dólar unificado
alrededor de Bs 35, un ajuste de precios que no pasaba del 40%, recuperado
salarialmente en menos de un año y un programa en el campo social y económico
radicalmente de izquierda y autogestionario (algo que ahora pretenden instalar,
casi en los mismos términos, pero con una nación totalmente quebrada, social y
políticamente desmembrada; tarea de la conspiración interna; hacerlo cuando ya
no hay nada que hacer). La respuesta de todas las variantes del chavismo desde
las más “críticas” hasta las más oficialistas, fueron que estas propuestas eran
un programa neoliberal, neoclásico, con cuanta barbaridad teórica se le ajustó
(la misma barbaridad que por años acompañó el “modelo Giordani”), creando las
condiciones intelectuales y programáticas para concluir el mas gigantesco desfalco
a las divisas nacionales y el valor de la fuerza de trabajo que se haya hecho
sobre nación alguna nuestramericana, en toda su historia. La utilización de las
fantasías estatistas izquierdistas fue descomunal y el oscurantismo de esta
intelectualidad fue impresionante.
Pero ese no
sería el principal problema, la izquierda ha estado llena en su historia de
esos huecos oscuros que luego son salvables; es un debate para sus diatribas
académicas internas. Lo insólito de todo es como desde los umbrales conspirativos
y contrarevolucionarios alojados en el Estado, no se dieron cuenta de algo
evidente: que esta línea de destrucción del trabajo, aunado o condicionante de
la inmensa acumulación de capital que obtuvieron, a la final no podían
sostenerlo políticamente desde la pura mitología chavista y su juego mediático.
Su cálculo político que solo desde la memoria, la religiosidad popular, y en
definitiva la manipulación de masas, podían sostener semejante destrucción
material de lo que toda esa memoria de sueños suponía, se les vino al piso. El
poder-Estado siempre al final se cree dueño de la consciencia, y cuando van a
cantar victoria, como es el caso de la destrucción total del valor de la fuerza
de trabajo, todo se les desvanece. La “malandrería” política, mediática y
legal, con que se oponen al juego institucional, constitucionalista,
conservador, y obviamente manipulador utilizando todas las agencias
internacionales en sus manos, de la derecha opositora, da a ver hasta qué punto
se les “reventó el coco” a estos traidores y conspiradores de la revolución
popular.
Hacía donde
nos llevan, lo que se vislumbra, parece aún peor.
El
escenario no parece para nada prometedor, al menos provechosamente para la gran
mayoría que día a día pagamos cuota por cuota lo que los grandes saqueadores se
robaron en estos años de la llamada “revolución”, las cifras gigantescas,
alrededor de unos 350 Mil millones de dólares. Esto es lo que cada uno de
nosotros paga sufriendo las calamidades que representa la crisis actual, cada
uno de nosotros tiene que pagar y quien sabe por cuánto tiempo, la felicidad de
quienes saquearon las riquezas del país. Mientras nos sacrifican ellos gozan a
todo lujo sin ninguna necesidad más que arreglárselas para ver donde ponen sus
enormes cantidades de dinero, con qué gobiernos negocian para que les den
cabida a ellos y a sus fortunas, esto a cambio de quién sabe qué, cosa que
puede llegar a convertirlos en colaboradores o agentes de potencias
extranjeras. Como ya se han visto casos de importantes funcionarios del
gobierno, que van a parar curiosamente directo a los Estados Unidos de Norte
América.
Pero como
decíamos el panorama no parece nada alentador, las nuevas medidas que se
cocinan desde el gobierno nacional, a cargo de su chef en la materia, el Vicepresidente
para el área económica Miguel Pérez Abad, nos indica el camino que tomará la
situación económica del país. En una entrevista reciente manifestó “la posible
liberación del dólar”, cosa que hubiese tenido sentido hace unos tres años como
dijimos, y que fue motivo de acusaciones de todo tipo y que ahora, los mismos
acusadores, lo harán pero tarde, causando un estrago indescriptible al bolsillo
de todos los venezolanos. Dicho de manera muy clara, lo que el gobierno
pretende a la cabeza de Perez Abad, es llevar el DICOM a precios de dólar
paralelo, es decir igualarlo a precio de “Dólar Today” (que por cierto ahora
vemos hasta qué punto ellos mismos lo manejaban, mientras hubo divisas para
robar), estimamos que sería de unos 800 a 900Bs por dólar. Esto significaría
una devaluación descomunal de la moneda del 10.000% y del salario en 2.000%
aproximadamente. La unificación cambiaria significaría el reconocimiento
implícito de la dolarización de la economía, con una clase trabajadora que gana
en bolívares totalmente devaluados (15.051Bs más 18.000bs en ticket de
alimentación son unos 33.636) y que esos bolívares convertidos en dólares no
pasaran en un escenario del dólar oficial a 800bs a ser más que la mísera cifra
de 42 dólares, dejándonos así como el país con el sueldo mínimo más bajo de
todo el continente, un sueldo mínimo que ahorita representa unos 33.5 dólares
si calculamos a los precios con que se maneja todo el comercio nacional. Todo
esto sucederá sin que ni siquiera hasta los momentos hablen de un subsidio
directo a la población, solo unas bolsitas de comida que los llamados CLAP se
repartirán entre los allegados al PSUV, una especie de “comunismo de guerra”
que destroza y no hace consciencia, en medio del más atroz neoliberalismo.
¿Cómo se llama esto sino una descomunal estafa a la clase trabajadora?.
Aunado a
esto se habla de un plan de reducción de colas en los supermercados, y de
entrada sabemos que no se trata sino de una política de liberación de precios
disimulada con el nombre de “cero colas” en los supermercados, obviamente que
si los pocos productos que se consiguen a precios regulados en algunos
establecimiento y que son los causantes generadores de colas, se comienzan a
vender a precios dolarizados las colas desaparecerán, y no porque los
empresarios abastezcan sino porque la gente pobre que hace cola para poder
comprar algunas cositas de los productos básicos a precios regulados ya no va a
tener para comprar a precios “liberados” a precio dolarizados. Como se ve, la retórica
populista está a la orden del día, a la liberación de precios y la dolarización
de los productos se presentará como “plan para acabar con las colas”. La clase
trabajadora será nuevamente quien tenga que pagar las cuotas de sacrificio para
que los ricos de un lado y de otro sigan viviendo felices. Una conspiración
perfecta.
No
obstante, el gobierno nacional se adentra a un laberinto tenebroso del que
nadie ha salido con vida, si se toman estas medidas de unificación del dólar y
liberación de precios sin que se haga los ajustes correspondientes a los
salarios y subsidios, como parece ser, esto si será el verdadero caos. Y no un
caos creador como el 27 de febrero sino una situación que nos acerca
tendencialmente al escenario Sirio, como dijimos en un previo artículo. Ya bien
caro ha costado a lo largo de la historia graves errores como a los que se está
adentrando el gobierno nacional, el más claro de ellos fueron las políticas de
reformas económicas en el ocaso de la URSS, que en este momentos son muy
parecidas a aquel entonces. La liberación de precios que pretendía acabar con
la escasez de artículos e incentivar a las empresas a la producción, se
convirtió en un verdadero desastre que puso al 90% de la población en una
situación de miseria, producto del elevado costo de la vida, mientras como
aquí, una minoría de mafiosos se enriquecía de manera grosera. Esto sumado a lo
que llamaron “saneamiento de la economía” que no era más que la reducción del
presupuesto estatal, que llevó consigo la reducción de los gastos en educación,
salud , seguridad social, etc. Otro hecho significativo fue el traspaso de las
propiedades estatales a manos privadas, cosa que ya hay señales que sucederá
aquí, esto en un escenario casi idéntico en lo que se refiere a la situación de
las fabricas actualmente en manos del Estado, un aparataje sin funcionamiento,
empresas improductivas, todo con la finalidad como ya hemos advertido, de que
la elite corrupta sean los próximos dueños de estas empresas cuando todo gire
hacia la privatización, cosa que como en la URSS, terminará favoreciendo a
ciertos grupos financieros y al funcionariado que trabajan en este objetivo.
Como
decíamos el ocaso de la URSS por allá por la década de los 80 da muchas luces
sobre lo que está pasando actualmente en nuestro país, otro de los ejemplos más
claros es que cuando la economía licita falla o la hacen fallar, inmediatamente
nace su hija directa, la economía subterránea. Esta allá por la URSS como aquí
ahora, jugó un papel determinante en los niveles de corrupción que abrazaron a
esa sociedad, comandados por supuesto, como es evidente en nuestro país, por
una elite burocrática con intereses particulares. La escasez generó mercados
paralelos que por aquí llamamos “bachaqueros” el contrabando de mercancías era
la cotidianidad común, y un dólar paralelo que se disparaba, a más de 6 rublos
por dólar, mientras que la tasa oficial era de un poco más de un rublo por
dólar. Esto como lo hemos evidenciado en carne propia, suponía un gran
atractivo para la población que recurría al mercado negro, fortaleciendo así a
las mafias ávidas de dólares para las actividades de contrabando. La economía
subterránea nace de la corrupción y mina todas las bases de la construcción de
una sociedad más justa, y la misma megacorrupción del grupúsculo en el poder se
convierte en conspiración contra la revolución popular en nombre de ella. Los
que se benefician de estas distorsiones económicas, la elite corrupta, serán el
nuevo empresariado del futuro, tal y como sucedió a la caída de la Unión
Soviética. Ya lo dijimos, no es que las empresas o iniciativas en manos del
gobierno no sepa cómo hacerlas funcionar, no es que haya suficiente
inteligencia como para ponerlas a producir, sino que todo está programado para
que eso no suceda, para que cualquier iniciativa de este tipo fracase, para que
los planes particulares o en grupos de las elites corruptas sean los futuros
dueños y señores de todo lo que ahorita están destruyendo.
Notamos con
estupefacción que hemos llegado nuevamente al punto de partida, de lo que
significó el surgimiento de esta historia llamada “Revolución Bolivariana”, las
mismas condiciones que hicieron surgir a esta rebrotan nuevamente, parece
cumplirse lo que Nietzsche definía con la idea del eterno retorno, que lo que
vivimos actualmente ya lo hemos vivido anteriormente y lo reviviremos exactamente
de la misma manera, que no hay elección y que lo seguiremos reviviendo una
infinidad de veces, es decir, que ante el eterno retorno de las cosas, no
podemos hacer más que asistir a la repetición. Lacan también lo dijo a su
manera, con su teoría del movimiento circular, donde se genera el proceso de
renuncia del débil y acumulación por parte del poderoso. Si este eterno retorno
de las cosas es una realidad, si el movimiento circular nos obliga a llegar
nuevamente a puntos de partida, nos quedamos con la definición que Deleuze
tiene sobre esta idea del eterno retorno, dice que sí, que todo gira en la idea
del eterno retorno, pero que hay que empeñarse en desear y ejercer una
influencia sobre ello para que esto que suceda de forma favorable. Partiendo de
esta premisa, el movimiento revolucionario futuro deberá construir sus bases en
un profundo autoanálisis que nos permita ver con claridad todos los puntos que
nos llevan eternamente a estas situaciones, para poder empeñarse como dice
Deleuze a ejercer voluntad de poder para lograr que las cosas sucedan de otra
manera.
Si hay que
comenzar por algo, ese algo es a nuestro parecer identificar todos los nudos
donde se reafirman los métodos de control, identificar donde el Estado acentúa
sus redes de control, hay que escrutar los conjuros de este gran hechicero
oscuro llamado Estado, debemos bajar a las profundidades y ver su rostro
infernal para saber de qué se trata, desenmascarar sus códigos lingüísticos y
comunicativos que le dan todo su poder. Mirarle a la cara y desgarrarle el velo
con que se encubre, hacerlo evidente, mostrar su verdadera cara. La cara del
Estado posmoderno es la cara de la muerte, y los poderes diseminados en
grupitos corruptos y despóticos son sus cuidadores. La construcción de la nueva
genealogía del sujeto revolucionario deberá pasar por enfrentar a estos
monstruos que moran en la oscuridad, el nuevo sujeto revolucionario debe
enfrentar a la muerte para que renazcan inmensamente sus deseos de vivir. Hoy
se debe asumir esta catástrofe como un punto de partida hacia una nueva
constructividad radical, darle un nuevo sentido a la lucha revolucionaria es
una tarea urgente, Zizek lo dice a su manera “el verdadero acto político no es
simplemente que cualquier cosa funcione en el contexto de la relaciones
existentes, sino precisamente aquello que modifica el contexto que determina el
funcionamiento de las cosas”.
Rompamos
pues con el orden de dominación que nos ata a la trágica repetición de los
errores y cegueras en las experiencias revolucionarias a lo largo de la
historia, el quiebre histórico debe hacerse ahora, salir del circulo vicioso de
la tragedia y la victimización, romper con la continuidad, no solamente la
continuidad como dominación, sino la continuidad de nuestra reproducción de su
dominación. Hagamos entonces como en la revolución de Julio, que en algunos
lugares de París, al mismo tiempo y sin previo acuerdo se disparó contra los
relojes de las torres. Cuenta Walter Benjamin que “Un testigo ocular, que acaso
deba su acierto a la rima, escribió entonces: ¡Quién lo creyera! Se dice que
indignados contra la hora estos nuevos Josué, al pie de cada torre, disparaban
contra los relojes, para detener el tiempo.”
Los revolucionarios franceses pretendían detener el tiempo, pero también
romper con el tiempo antiguo. Disparemos a los relojes, escribamos lo nuevo,
esto deberá levantarse inevitablemente, como la flor en las grietas del
concreto.
Roland
Denis / Miguel Arteaga.
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