El historiador británico Antony Beevor revela cuál es "el principal problema insoluble de la UE", pero advierte de los peligros del 'Brexit' para el Reino Unido.
En su nuevo artículo para 'The Guardian', el historiador y escritor británico Antony Beevor analiza las razones de la amenaza a la que se enfrenta el proyecto europeo debido al referéndum sobre la permanencia del Reino Unido, y también las posibles consecuencias del eventual 'Brexit'.
El historiador recuerda las recientes palabras del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, quien reconoció el peligro de la ruptura del bloque y explicó que, "obsesionados con la idea de la integración inmediata y total", los líderes de la UE "no se dieron cuenta de que la gente común, los ciudadanos de Europa, no comparten nuestro euroentusiasmo".
Según Beevor, con esta admisión, "quizás la más franca que jamás ha salido de Bruselas", Tusk "despidió los sueños utópicos de los precursores de la UE y las posteriores 'visiones euroentusiastas ingenuas de una integración total'".
Entonces, ¿por qué el proyecto de la UE se enfrenta ahora a esta amenaza existencial?, se pregunta el autor del artículo.
"El principal problema insoluble de la UE"
En su opinión, "el principal problema insoluble viene de la desastrosa decisión de acelerar la unificación a través de una moneda común en todos los países y economías que eran fundamentalmente incompatibles".
Para prepararse para el nuevo sistema, las monedas debían ser estabilizadas dentro del mecanismo de tipos de cambio, lo que significaba que los países perderían toda la flexibilidad, ya que no podrían permitir que su moneda subiera o bajara más allá de los estrictos parámetros.
El principal problema insoluble viene de la desastrosa decisión de acelerar la unificación a través de una moneda común
El optimismo tras la caída del muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría animó una planificación más detallada, recuerda Beevor. En 1990, fueron abolidos los controles de cambio; en 1992, el Tratado de la Unión Europea estableció la unión económica y monetaria como objetivo formal; en 1998, se fundó el Banco Central Europeo, y el 1 de enero de 2002, el euro reemplazó las monedas existentes en 11 países.
Sin embargo, señala el historiador, "durante todo este período preparatorio, intensos debates se celebraron a puerta cerrada entre los bancos centrales y los líderes políticos", y todas las dudas sobre las posibles debilidades del sistema "fueron desestimadas como un rechazo a creer en el gran proyecto".
"La idea de que una Europa unida sería lo suficientemente poderosa, económica y políticamente, para superar cualquier problema asumió imprudentemente que todos los países tenían los mismos intereses", lamenta el analista.
Más tarde, prosigue el autor, las tensiones dentro de la Unión, por ejemplo, entre una Alemania "frugal" y el libre gasto de los países del cinturón del Mediterráneo, "se exacerbaron inevitablemente por la crisis de la migración". Por lo tanto, el 'Brexit', como bien advierte Tusk, "podría ser la última gota después de un período tan lleno", sostiene el escritor.
"La UE no ha cumplido con su objetivo"
Para el historiador, es evidente que la UE "no ha cumplido con su objetivo de una unión cada vez más estrecha" y ahora, como reconoce el propio Tusk, nunca podrá serlo.
El proceso de unificación estaba destinado a excitar las reacciones nacionalistas que todo el proyecto esperaba eliminar
"Dudo que cualquier plan utópico haya sobrevivido el contacto con la realidad imprevisible de los acontecimientos", señala Beevor, agregando que "los ideales pueden inspirar, pero con demasiada frecuencia contienen un elemento autodestructivo".
En el caso de Europa, opina el autor, "el proceso de unificación estaba destinado a excitar las reacciones nacionalistas que todo el proyecto esperaba eliminar".
"La nación más odiada"
Con todo, para el historiador, "los defectos de la UE no justifican su destrucción", ya que –explica– las alianzas son "entidades frágiles", que "siempre son vulnerables a un círculo vicioso de desconfianza y resentimiento".
Sea como fuera, el experto asevera que, independientemente de nuestra opinión acerca de la UE, lo cierto es que "si el Reino Unido sale, y por lo tanto provoca o acelera su desintegración, vamos a ganar al instante el estatus de la nación más odiada, no solo en Europa sino mucho más allá".
"Bien podría convertirse en el peor ejemplo en la historia de tirar piedras contra nuestro propio tejado", concluye el autor del artículo.
Los ciudadanos británicos acudirán a las urnas el próximo 23 de junio para votar en el referéndum que decidirá si Londres seguirá siendo miembro de la UE. El eventual 'Brexit' sería el primer caso de salida de un país de la Unión Europea.
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