Los otros ¿extraterrestres?
Por. Elsa ClaroNo proceden de otras dimensiones espaciotemporales ni llegaron en una nave interestelar. Digo, si tener entre sus antecedentes una militancia de izquierda en estos descreídos tiempos, no implica cierta rareza.
Aparecen cuando, como aquel que dice, el enfermo estaba a punto de romperse y traen medicamentos que, quizás, curen. La duda sobre la efectividad de los medicamentos parte de que el conservadurismo, en cualquiera de sus variantes, está en guardia, listo para un ataque incluso de la peor memoria kamikaze.
El soplo refrescante al cual me refiero tiene un pilar en Jean-Luc Melenchon, el francés que procediendo de las filas socialdemócratas, evolucionó, sin miedo de formar alianzas con el Partido Comunista y otras formaciones convencidas de que no es la receta neoliberal sobre los estropicios neoliberales lo que neo-liberará a Europa del drama que sufre, creó una avanzadilla que en las presidenciales obtuvo un impensable porcentaje de votos, y si dentro de unas semanas ocurre lo que tantos suponen en las legislativas, su Frente de Izquierdas pudiera actuar con suficiente influjo positivo en tan importante estado del Viejo Continente.
Si Francois Hollande, tan enérgico en pronunciamientos que rompieron la cacofonía de la última época sobre la insistente austeridad, mantiene sus posiciones, no se deja amedrentar, encontraría un apoyo oportuno en el grupo capitaneado por Melenchon, quien estuvo conversando sobre el tema que ocupa titulares y letra menuda en la prensa diaria, con Alexis Txipras, el joven griego creador de Cyriza, formación que alcanzó el segundo puesto en las recientes elecciones y pudiera pasar al primer sitio el 17 de junio, en el determinante escrutinio de esa fecha.
Los dos líderes progresistas coinciden en la fórmula, con las variantes de cada caso, para aliviar lo que en este momento tiene pinta de catástrofe y fundamento para arriesgadas desgracias.
Txipras cree que cuanto sucede no es ni casual ni solo obstinación, yerro simple, aún cuando algunos clasifiquen en cualquiera de esas debilidades. “Estamos viviendo una guerra entre las fuerzas del trabajo y las fuerzas invisibles de las finanzas y los bancos”, dijo en Paris cuando aludió al resultado que trajo al país helénico esa venenosa fórmula que prolongó la recesión, hizo caer los ingresos promedio en un 25% y ha elevado el desempleo a cifras históricas, sobre todo entre los jóvenes.
En teoría, las medidas impuestas, entre ellas la rebaja de salarios y pensiones y la desarticulación del sistema de asistencia social, debieron sanear el país, pero la deuda soberana es ahora superior que al inicio de darle comienzo a los recortes. Del 120% del PIB hace dos años, pasó al 170% actual. ¿Adónde fueron a parar los multimillonarios préstamos? Los prestamistas y especuladores europeos o norteamericanos no dejaron de percibir sus intereses. En los hechos el dinero que dieron regresó a ellos incrementado, mientras la ciudadanía era llevada a extremos de desesperación inconcebibles. La magnitud de los suicidios está entre las evidencias que lo prueban.
De mantener el mismo paso, Grecia no tardaría en verse necesitada de un tercer empréstito y peores condiciones en general, afirma Txipras y no exagera. Quizás se cumpla lo vaticinado por el Nóbel Paul Krugman que sitúa en solo semanas el momento de que Atenas deje el euro. ¿Será que abandona la moneda única o que van a sacarla de la eurozona).
La mayor parte de la población y la alianza que lidera Txipras, no le temen a una vuelta al viejo dragma, pero tampoco planean dejar el euro. Sin embargo, la campaña desatada, sobre todo en los últimos días, cuando el FMI se dice preparado para ese suceso y las entidades del Pacto Comunitario instan a tomar providencias urgentes, sugiere que temen a las consecuencias o pretenden intimidar a quien se perfila como el posible primer ministro griego dentro de poco.
¿Le temen a un caos financiero que pondría en apuros superlativos a Italia, Portugal, Irlanda y, aunque lo nieguen, también España? Insisto: los del miedo son aquellos que hicieron de la tragedia un negocio, pues para los simples mortales no hay riesgos peores a los del presente.
Islandia está ahí, restañando sus heridas, yendo hacia el pago de sus mal habidas deudas y con unos cuántos altos funcionarios sometidos a juicio por no impedir el bochinche.
Solo ese caso -sin pretender que todos sean idénticos-, denota que Hollande y quienes le siguen en la consigna de estimular el crecimiento, sin dejar ciertas disciplinas y olvidarse por ahora de pretensiones imposibles, como no tener un déficit fiscal por debajo de cero-coma-algo, según el esquema germano, prueba que soluciones menos corrosivas existen. Lo que falta es voluntad, sobre todo, para invertir un poco los términos y que no continúen percibiendo en exceso unos pocos, mientras son vergonzosamente atropelladas las mayorías.
” (…) necesitamos una solución común a un problema común, la divisoria no es entre naciones, sino entre los ciudadanos y el sector financiero”, aseguró Txipras, para quien parte del asunto es “refundar Europa y derrotar al poder financiero. Ese poder es el gran enemigo de los pueblos, no gobierna, pero decide sobre todas las cosas”.
Mélenchon, por su parte, coincide en este y otros aspectos, convencido de que los países que saquearon regiones completas, imponiéndose antes y después por la fuerza y también a través de recursos similarmente incivilizados e implacables, necesita ilustrarse con el nuevo hacer de las revoluciones ciudadanas del Siglo XXI en el Nuevo Mundo y reverdecer fuerzas propias. En lo inmediato están por ocurrir hechos que pudieran ser sorprendentes, incluso si solo se le ponen parches más tragables que los actuales a un capitalismo que mejor haría esfumándose. ¿Qué es pedir demasiado un cambio total del fatigado sistema? Por supuesto, pero…
Por. Elsa ClaroNo proceden de otras dimensiones espaciotemporales ni llegaron en una nave interestelar. Digo, si tener entre sus antecedentes una militancia de izquierda en estos descreídos tiempos, no implica cierta rareza.
Aparecen cuando, como aquel que dice, el enfermo estaba a punto de romperse y traen medicamentos que, quizás, curen. La duda sobre la efectividad de los medicamentos parte de que el conservadurismo, en cualquiera de sus variantes, está en guardia, listo para un ataque incluso de la peor memoria kamikaze.
El soplo refrescante al cual me refiero tiene un pilar en Jean-Luc Melenchon, el francés que procediendo de las filas socialdemócratas, evolucionó, sin miedo de formar alianzas con el Partido Comunista y otras formaciones convencidas de que no es la receta neoliberal sobre los estropicios neoliberales lo que neo-liberará a Europa del drama que sufre, creó una avanzadilla que en las presidenciales obtuvo un impensable porcentaje de votos, y si dentro de unas semanas ocurre lo que tantos suponen en las legislativas, su Frente de Izquierdas pudiera actuar con suficiente influjo positivo en tan importante estado del Viejo Continente.
Si Francois Hollande, tan enérgico en pronunciamientos que rompieron la cacofonía de la última época sobre la insistente austeridad, mantiene sus posiciones, no se deja amedrentar, encontraría un apoyo oportuno en el grupo capitaneado por Melenchon, quien estuvo conversando sobre el tema que ocupa titulares y letra menuda en la prensa diaria, con Alexis Txipras, el joven griego creador de Cyriza, formación que alcanzó el segundo puesto en las recientes elecciones y pudiera pasar al primer sitio el 17 de junio, en el determinante escrutinio de esa fecha.
Los dos líderes progresistas coinciden en la fórmula, con las variantes de cada caso, para aliviar lo que en este momento tiene pinta de catástrofe y fundamento para arriesgadas desgracias.
Txipras cree que cuanto sucede no es ni casual ni solo obstinación, yerro simple, aún cuando algunos clasifiquen en cualquiera de esas debilidades. “Estamos viviendo una guerra entre las fuerzas del trabajo y las fuerzas invisibles de las finanzas y los bancos”, dijo en Paris cuando aludió al resultado que trajo al país helénico esa venenosa fórmula que prolongó la recesión, hizo caer los ingresos promedio en un 25% y ha elevado el desempleo a cifras históricas, sobre todo entre los jóvenes.
En teoría, las medidas impuestas, entre ellas la rebaja de salarios y pensiones y la desarticulación del sistema de asistencia social, debieron sanear el país, pero la deuda soberana es ahora superior que al inicio de darle comienzo a los recortes. Del 120% del PIB hace dos años, pasó al 170% actual. ¿Adónde fueron a parar los multimillonarios préstamos? Los prestamistas y especuladores europeos o norteamericanos no dejaron de percibir sus intereses. En los hechos el dinero que dieron regresó a ellos incrementado, mientras la ciudadanía era llevada a extremos de desesperación inconcebibles. La magnitud de los suicidios está entre las evidencias que lo prueban.
De mantener el mismo paso, Grecia no tardaría en verse necesitada de un tercer empréstito y peores condiciones en general, afirma Txipras y no exagera. Quizás se cumpla lo vaticinado por el Nóbel Paul Krugman que sitúa en solo semanas el momento de que Atenas deje el euro. ¿Será que abandona la moneda única o que van a sacarla de la eurozona).
La mayor parte de la población y la alianza que lidera Txipras, no le temen a una vuelta al viejo dragma, pero tampoco planean dejar el euro. Sin embargo, la campaña desatada, sobre todo en los últimos días, cuando el FMI se dice preparado para ese suceso y las entidades del Pacto Comunitario instan a tomar providencias urgentes, sugiere que temen a las consecuencias o pretenden intimidar a quien se perfila como el posible primer ministro griego dentro de poco.
¿Le temen a un caos financiero que pondría en apuros superlativos a Italia, Portugal, Irlanda y, aunque lo nieguen, también España? Insisto: los del miedo son aquellos que hicieron de la tragedia un negocio, pues para los simples mortales no hay riesgos peores a los del presente.
Islandia está ahí, restañando sus heridas, yendo hacia el pago de sus mal habidas deudas y con unos cuántos altos funcionarios sometidos a juicio por no impedir el bochinche.
Solo ese caso -sin pretender que todos sean idénticos-, denota que Hollande y quienes le siguen en la consigna de estimular el crecimiento, sin dejar ciertas disciplinas y olvidarse por ahora de pretensiones imposibles, como no tener un déficit fiscal por debajo de cero-coma-algo, según el esquema germano, prueba que soluciones menos corrosivas existen. Lo que falta es voluntad, sobre todo, para invertir un poco los términos y que no continúen percibiendo en exceso unos pocos, mientras son vergonzosamente atropelladas las mayorías.
” (…) necesitamos una solución común a un problema común, la divisoria no es entre naciones, sino entre los ciudadanos y el sector financiero”, aseguró Txipras, para quien parte del asunto es “refundar Europa y derrotar al poder financiero. Ese poder es el gran enemigo de los pueblos, no gobierna, pero decide sobre todas las cosas”.
Mélenchon, por su parte, coincide en este y otros aspectos, convencido de que los países que saquearon regiones completas, imponiéndose antes y después por la fuerza y también a través de recursos similarmente incivilizados e implacables, necesita ilustrarse con el nuevo hacer de las revoluciones ciudadanas del Siglo XXI en el Nuevo Mundo y reverdecer fuerzas propias. En lo inmediato están por ocurrir hechos que pudieran ser sorprendentes, incluso si solo se le ponen parches más tragables que los actuales a un capitalismo que mejor haría esfumándose. ¿Qué es pedir demasiado un cambio total del fatigado sistema? Por supuesto, pero…
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