BALAS DEL DEMONIO EN EL REVOLVER DEL MESIAS
¿A Álvaro Uribe le llegó la hora del Juicio?
A Fernando Garavito (in memoriam)
Por: JHON LENIN NAZOA
“…Álvaro Uribe Vélez se comporta como un loco voluble que ley no conoce y fue nacido para hacer daño; no se sacia en la guerra y es el más odioso de cuantos colombianos habitan la tierra”.
La sociedad colombiana tiene un aparato Judicial que no le funciona muy bien. Hay una impunidad sentida por el pueblo y reconocida por los expertos que llega al 94% . En la Cámara de Representantes ese aparato presenta la cifra de impunidad perfecta… es decir un 100% porque sus juicios son políticos y en Colombia se sabe que política, con minúscula, es todo aquello que hacen y no hacen los políticos…
Los legisladores, sin embargo, promueven y aprueban leyes en intensos debates para que la policía y los investigadores del Cuerpo Técnico de Investigación C.T.I, se enfrenten a los delincuentes de las “Pequeñas Causas” (ladronzuelos de celulares; o personas que por su estado de necesidad, hacen pequeños robos de leche y pan, o también a estudiantes que roban chocolatinas y cervezas en los Supermercados o almacenes de cadena).
Estos casos producen un desgaste monstruoso del aparato judicial y hacen pesado su movimiento. El Sistema alimenta la impunidad negando los recursos y los medios a los investigadores en los equipos donde se conocen los delitos que dañan más los hilos del tejido social, o crea una serie interminable de controles innecesarios que les impiden actuar con prontitud…
El paso del tiempo es tal vez uno de los peores enemigos de la Justicia en Colombia… así que los astutos diseñadores del Sistema han previsto sus medidas retardantes. El Sistema Penal Oral Acusatorio (SPOA) que se implementó en 2005, bajo la tutela de los norteamericanos, ya da grandes señales de inoperancia por congestión en las oficinas del ente acusador.
Una persona que llega a la Fiscalía denunciando “una pequeña causa”, termina perdiendo todo el día en las instalaciones de la entidad, y al final de la tarde, se encuentra agobiada por la cantidad de trámites que debe afrontar, mientras el delincuente sale sonriendo por la misma puerta a las calles a buscar otra víctima… o a encontrarse con la misma… porque se dan esos casos a menudo.
Hasta hace poco menos de 30 años ningún juez o fiscal de la Republica se atrevía a investigar a fondo las llamadas “Grandes Causas”, porque sencillamente los operadores del Sistema eran incapaces de encontrar la relación entre el delincuente, los hechos, el tiempo, el modo y el lugar de esos hechos… o por el temor a perder sus vidas o sus empleos, así que los procesos marchaban cuando no a paso de tortuga, entonces sí a paso de cangrejo.
La situación se agravó con el conflicto armado que lleva más de medio siglo y con la acción brutal de los carteles del narcotráfico que adquieren sus armas en el fabuloso mercado norteamericano y no se andan con rodeos cuando de matar se trata. En Colombia ninguno de los Magnicidios fue esclarecido todavía pero las cosas indudablemente están a punto de cambiar.
Es dialectico, todos estos últimos 100 años brutalidad del Capital Destructivo contra el pueblo colombiano han aumentado al mismo tiempo su sabiduría pues ha ido encontrando caminos que le permiten defender su libertad, su democracia participativa y su derecho a la vida. “Si no respiras en libertad… no estás en Colombia…” dice un grafiti en la Universidad Distrital Francisco José de Caldas.
Las anomalías eran vergonzosas, y aun siguen siéndolo cada vez en menor medida, para una sociedad que en boca de sus voceros era “orgullosamente una de las más justas, democráticas y cultas del continente”. A Bogotá, se le escondía su verdadera identidad y se le llamaba impropiamente en los anuncios de planes turísticos, la Atenas Suramericana.
La vida ha demostrado en los últimos 50 años que en realidad, esas expresiones ocultaban todo lo contrario. Bogotá era la “Apenas Suramericana” y Colombia el único país del continente donde se eliminaron uno a uno a todos los tres mil militantes de un partido político de izquierda, incluyendo a dos de sus candidatos presidenciales: Bernardo Jaramillo Ossa y Jaime Pardo Leal, mientras las cifras de los organismos encargados de medir el bienestar social, fueron revelando poco a poco que se trata no sólo de la sociedad más violenta, sino también la más desigual de toda la región.
Como si esto fuera poco la misma realidad se ha encargado de mostrar la triste verdad de lo que ocurrió con la aplicación del Plan Colombia y la Seguridad Democrática: El país fue convertido en un espacio inseguro y violento donde las bandas del narcotráfico y los horrorosamente llamados “grupos de limpieza”, en las noches, salen armados de fusiles y escopetas a realizar cacería de jóvenes a quienes se les niega el presente y de paso el futuro porque cayeron, casi de manera inevitable, en las redes de las drogas tendidas por los narcotraficantes y los consumidores de drogas en los países lejanos.
Miembros de la policía acusaron al hermano del ex-presidente Álvaro Uribe, de comandar una banda de asesinos que tomó el nombre bíblico de “Los 12 Apóstoles”. Lo sorprendente del caso es que entre ellos se encontraba un sacerdote… Y Santiago se llama el jefe de los asesinos. En esta algebra criminal de Antioquia, la región más católica y devota de Colombia, se crea la interesante paradoja de las balas del Demonio en el revólver del Mesías.
También se acusa, con pruebas irrefutables, al Gobierno del ex-presidente Álvaro Uribe de haber llevado a la práctica esa “metodología” de matanzas a todo el territorio nacional, cuando organizó su programa conocido como “Falsos Positivos”. Las confesiones de los Paramilitares en la Unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía General de la Nación, superan en materia de horror, todo lo que el catálogo de la imaginación nos pudiera sugerir. El pueblo colombiano es muy resistente y resulta admirable que la sociedad no se encuentre en peores condiciones de salud mental. Algunas funcionarias y funcionarios que recibieron las denuncias de las víctimas y los relatos de los acusados, han dados muestras de perturbación mental pues no esperaban escuchar las descripciones de tantas atrocidades… cometidas por sus compatriotas. Las denuncias han revelado la existencia de una cantidad inmensa de fosas comunes en todo el territorio.
Esta situación de conflicto prolongado, provocado por el Capital Destructivo para incrementar sus ganancias, produjo en la mente social, una penosa insensibilidad a lo largo del tiempo, que nos dejó hechos lamentables como los ocurridos en la ciudad de Medellín donde sucedió la tragedia del sector conocido como Villatina…: por una calle se llevaban al entierro los muertos del derrumbe de la barriada y por la otra calle corría paralelo un carnaval de reinas de belleza. Las autoridades y empresas patrocinadoras del certamen, no estaban dispuestas a detener el ritmo de sus negocios ante una tragedia tan grande del pueblo excluido… la expresión fue de cero solidaridad con los pobres desplazados de todas las violencias: tratemos de imaginar, al mismo tiempo, la sonrisa amplia de las muchachas engalanadas y bien maquilladas, pero también el rostro de tristeza de los dolientes… Tantos años de violencia convirtieron a Colombia en eso: una dantesca comparsa donde el valor de la vida humana es el menos valioso de los valores. No extraña pues que de ese territorio hayan surgido con tanto brío unos hombres como Pablo Escobar, José Obdulio Gaviria y Álvaro Uribe Vélez comandando su ejército de sicarios.
Hay un sentimiento de rechazo general por parte del pueblo a ese político que como sus antecesores, una vez más, llego para burlar la buena fe de los colombianos. Volteó las armas del ejército para que desplazaran a los campesinos, apoderarse de sus tierras y mataran a un grupo de jóvenes, que en el mejor de los casos, lo que esperaban de su gobierno era el desarrollo de una política humanitaria, con buenos programas de asistencia pública por parte del Estado... Eso esperaban… que los ayudara a recuperar la salud… porque eso les prometió.
LA NOCHE QUE ARDIO LA JUSTICIA FRENTE A SIMON BOLIVAR
Cuando el Ejército Colombiano realizó la matanza de los magistrados, empleados y un comando de guerrilleros del Movimiento 19 de Abril, M-19, que en una acción temeraria, el día 6 de noviembre de 1985, ocuparon el Palacio de Justicia, ubicado frente a la Plaza de Bolívar en Bogotá, ante la mirada atónita de la estatua del Libertador… se activó en la conciencia de la sociedad colombiana un dispositivo que obliga a los operadores judiciales a mejorar su trabajo por la justicia, porque si se sigue deteriorando la situación, cualquiera de ellos puede convertirse en nueva víctima.
La mayoría de los jueces y magistrados actuales, que conocen de cerca los efectos de esa dolorosa experiencia que destrozó el tejido social de los colombianos, comprendieron también que, el Capital Destructivo, es capaz de todo y que su mejor seguro de vida consiste en tomar una posición defensiva y correcta al lado de la verdad y la justicia, enfrentándolo con valentía, porque saben que ninguno en ninguna parte… estará a salvo de sus armas y métodos.
El Sindicato de Magistrados, Jueces, Fiscales y Empleados del Poder Judicial (ASONAL JUDICIAL) único en su género, tiene una lista de más de 600 víctimas de la violencia, entre ellas su fundador, el candidato presidencial por la Unión Patriótica, Jaime Hernando Pardo Leal, acribillado por sicarios frente a sus niños más pequeño cuando se dirigía a la población de Ubáque (Cundinamarca), el domingo 11 de octubre de 1987.
Los guerrilleros afirmaban que emprendieron la acción con el propósito de promover un juicio político al gobierno del entonces presidente Belisario Betancur Cuartas… y en la operación, los combatientes del Estado y los insurgentes terminaron sacrificando a los mejores juristas y profesores de una generación francamente admirable, que se había encargado de formar a todos los abogados y jueces del país.
Sólo desde esta perspectiva se puede entender que ese escaso 6% de efectividad que se le reconoce al Sistema, vigilado por los norteamericanos, esté en condiciones de realizar EL JUICIO DEL SIGLO XX… en el cual pronto estarán en el Banquillo de los Acusados, el ex-presidente Álvaro Uribe Vélez y sus más cercanos colaboradores, (muchos de ellos ya tras las rejas pagando sus condenas), quienes se sujetarán a la Justicia por haber sometido a sus propios hermanos de Colombia y a sus vecinos, a una penosa situación de maltrato y abuso contra los derechos humanos sin antecedentes en la historia del continente Latinoamericano…
Aprovechando la frustración de la sociedad colombiana, que a lo largo de los años se ha sentido engañada con, por lo menos, cinco falsos procesos de paz entre los gobiernos y los grupos guerrilleros, que nunca han estado ni estarán en condiciones reales de obtener el poder por las vías armadas, como lo ha reconocido en varias ocasiones el mismo Comandante Fidel Castro, irrumpe fácilmente en la escena nacional Álvaro Uribe Vélez, un hábil político que trabajó bajo las ordenes de Pablo Escobar (el más sanguinario de todos los narcotraficantes del mundo), con el objetivo de tomar el poder político y económico, para así montar en el gobierno a las mafias del narcotráfico, que pretendían apoderarse del Estado y dominar la sociedad… como efectivamente lo lograron. Una vez en el poder Álvaro Uribe empezó el desmonte de la Constitución de 1991 porque contaba con la aprobación de la mayoría de parapolíticos elegidos en el Congreso.
Comprendió rápidamente que el pueblo colombiano no estaba dispuesto a brindarle nuevas oportunidades a las FARC, quienes erróneamente, y siempre pensando en el sentido contrario de la realidad, convirtieron el secuestro en un arma estratégica y se dedicaron a realizar las llamadas por ellos, “pescas milagrosas”. Sus comandantes ordenaban la retención de civiles comunes y corrientes que se dirigían a paseos familiares, policías, soldados rasos y políticos del mismo pueblo, o también atrapaban a estudiantes que iban a pasar sus vacaciones donde sus padres.
El pueblo ante sus propuestas de “mano dura” con siete millones de votos le entregó la confianza a este hombre con voz de sacerdote paisa, esperando que realmente se les diera una lección a las guerrillas y al gobierno del inmediatamente olvidado Andrés Pastrana Arango, quien durante su campaña había viajado hasta la selva a tomarse una fotografía con el histórico comandante de las FARC… como prueba de la ultima promesa entre farsantes que tampoco llegaría a cumplirse... como era de esperarse. El pueblo no sabía que Álvaro Uribe realmente iba cabalgando la Mula de Troya y que pronto sufriría los impactos de su brutal proyecto destructivo.
Ese hombre y su grupo de narcotraficantes y malhechores pretendieron refundar el país a espaldas del pueblo, asesorado por el Psicólogo Luís Carlos Restrepo, El Doctor Ternura, egresado de la Universidad Nacional de Colombia y célebre por sus escritos sobre el Derecho a la Ternura, junto a José Obdulio Gaviria, primo hermano de Pablo Escobar, diseñaron una campaña paramilitar que, de manera cínica e ilegal, utilizando el chantaje y la amenaza, obligaron a los legisladores a votar por su reelección, para continuar en su ambiciosa y loca carrera por el control total del país, y que tenía el objetivo de llegar a gobernar hasta el año 2019.
El ex-presidente es un guerrero de la estirpe antioqueña que, según parece, está preparado para enfrentar a sus acusadores; sus gestos de valentía, dan a entender que no le teme a nada ni a nadie.
Sin embargo, si las cosas siguen el cauce natural del destino, el Juicio al ex-presidente Álvaro Uribe, se convertirá en la cuota inicial de lo que podría ser el Gran Juicio a la “cultura” del Imperialismo Destructivo del Siglo XX… en Colombia, que se ha empeñado en acabar con ese país y con planeta… pero…
“El pueblo es sabio y paciente…es el decir de los viejos… que al compás de guacharaca… saben calcular el tiempo.” Canta todos los días Alí Primera Rosell.
En Colombia, país de poetas donde en el pasado se escucharon las voces sonoras y justicieras de los: José María Vargas Vila, Porfirio Barba Jacob, Aurelio Arturo, Jorge Artel, Luis Vidales, Ramón Cote Lamus, Álvaro Cepeda Zamudio, y el mismo Rafael Pombo. Durante todo este periodo sombrío, en cambio, tuvieron que callar su pluma los intelectuales y sólo unos pocos valientes se atrevieron, pero o fueron asesinados como el vidente Jaime Hernando Garzón Forero o Julio Daniel Chaparro; o fueron amenazados por sicarios como Gustavo Álvarez Gardeazábal y Harold Alvarado Tenorio.
Suponemos que en señal de protesta, el Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, no volvió a decir ni una sola palabra en relación con los hechos que están destruyendo a la sociedad colombiana…
Bogotá, Colombia, Mayo de 2012
¿A Álvaro Uribe le llegó la hora del Juicio?
A Fernando Garavito (in memoriam)
Por: JHON LENIN NAZOA
“…Álvaro Uribe Vélez se comporta como un loco voluble que ley no conoce y fue nacido para hacer daño; no se sacia en la guerra y es el más odioso de cuantos colombianos habitan la tierra”.
BALADA DEL DESPLAZADO
Tuve que salir corriendo con mi guitarra en la mano
Porque la muerte trabaja matando a los colombianos…
Con la guadaña en las manos los estaba destrozando
Las mujeres adelante con sus hijitos gritando
Y unos paramilitares atrás iban disparando…
Salieron los guerrilleros con cilindros explotando
Lanzados contra la iglesia donde estábamos rezando…
El monstruo de las tres cabezas está muy uniformado…
Habla bonito diciendo que viene para salvarnos…
Pero trae mil fusiles con botas, cuchillos y camuflados
Y cuando está entre nosotros hay muertos bien degollados
Las Mujeres son violadas y los hombres desplazados…
Por eso tuve que salir corriendo con mi guitarra en la mano
Porque la muerte trabaja matando a los colombianos.
La sociedad colombiana tiene un aparato Judicial que no le funciona muy bien. Hay una impunidad sentida por el pueblo y reconocida por los expertos que llega al 94% . En la Cámara de Representantes ese aparato presenta la cifra de impunidad perfecta… es decir un 100% porque sus juicios son políticos y en Colombia se sabe que política, con minúscula, es todo aquello que hacen y no hacen los políticos…
Los legisladores, sin embargo, promueven y aprueban leyes en intensos debates para que la policía y los investigadores del Cuerpo Técnico de Investigación C.T.I, se enfrenten a los delincuentes de las “Pequeñas Causas” (ladronzuelos de celulares; o personas que por su estado de necesidad, hacen pequeños robos de leche y pan, o también a estudiantes que roban chocolatinas y cervezas en los Supermercados o almacenes de cadena).
Estos casos producen un desgaste monstruoso del aparato judicial y hacen pesado su movimiento. El Sistema alimenta la impunidad negando los recursos y los medios a los investigadores en los equipos donde se conocen los delitos que dañan más los hilos del tejido social, o crea una serie interminable de controles innecesarios que les impiden actuar con prontitud…
El paso del tiempo es tal vez uno de los peores enemigos de la Justicia en Colombia… así que los astutos diseñadores del Sistema han previsto sus medidas retardantes. El Sistema Penal Oral Acusatorio (SPOA) que se implementó en 2005, bajo la tutela de los norteamericanos, ya da grandes señales de inoperancia por congestión en las oficinas del ente acusador.
Una persona que llega a la Fiscalía denunciando “una pequeña causa”, termina perdiendo todo el día en las instalaciones de la entidad, y al final de la tarde, se encuentra agobiada por la cantidad de trámites que debe afrontar, mientras el delincuente sale sonriendo por la misma puerta a las calles a buscar otra víctima… o a encontrarse con la misma… porque se dan esos casos a menudo.
Hasta hace poco menos de 30 años ningún juez o fiscal de la Republica se atrevía a investigar a fondo las llamadas “Grandes Causas”, porque sencillamente los operadores del Sistema eran incapaces de encontrar la relación entre el delincuente, los hechos, el tiempo, el modo y el lugar de esos hechos… o por el temor a perder sus vidas o sus empleos, así que los procesos marchaban cuando no a paso de tortuga, entonces sí a paso de cangrejo.
La situación se agravó con el conflicto armado que lleva más de medio siglo y con la acción brutal de los carteles del narcotráfico que adquieren sus armas en el fabuloso mercado norteamericano y no se andan con rodeos cuando de matar se trata. En Colombia ninguno de los Magnicidios fue esclarecido todavía pero las cosas indudablemente están a punto de cambiar.
Es dialectico, todos estos últimos 100 años brutalidad del Capital Destructivo contra el pueblo colombiano han aumentado al mismo tiempo su sabiduría pues ha ido encontrando caminos que le permiten defender su libertad, su democracia participativa y su derecho a la vida. “Si no respiras en libertad… no estás en Colombia…” dice un grafiti en la Universidad Distrital Francisco José de Caldas.
Las anomalías eran vergonzosas, y aun siguen siéndolo cada vez en menor medida, para una sociedad que en boca de sus voceros era “orgullosamente una de las más justas, democráticas y cultas del continente”. A Bogotá, se le escondía su verdadera identidad y se le llamaba impropiamente en los anuncios de planes turísticos, la Atenas Suramericana.
La vida ha demostrado en los últimos 50 años que en realidad, esas expresiones ocultaban todo lo contrario. Bogotá era la “Apenas Suramericana” y Colombia el único país del continente donde se eliminaron uno a uno a todos los tres mil militantes de un partido político de izquierda, incluyendo a dos de sus candidatos presidenciales: Bernardo Jaramillo Ossa y Jaime Pardo Leal, mientras las cifras de los organismos encargados de medir el bienestar social, fueron revelando poco a poco que se trata no sólo de la sociedad más violenta, sino también la más desigual de toda la región.
Como si esto fuera poco la misma realidad se ha encargado de mostrar la triste verdad de lo que ocurrió con la aplicación del Plan Colombia y la Seguridad Democrática: El país fue convertido en un espacio inseguro y violento donde las bandas del narcotráfico y los horrorosamente llamados “grupos de limpieza”, en las noches, salen armados de fusiles y escopetas a realizar cacería de jóvenes a quienes se les niega el presente y de paso el futuro porque cayeron, casi de manera inevitable, en las redes de las drogas tendidas por los narcotraficantes y los consumidores de drogas en los países lejanos.
Miembros de la policía acusaron al hermano del ex-presidente Álvaro Uribe, de comandar una banda de asesinos que tomó el nombre bíblico de “Los 12 Apóstoles”. Lo sorprendente del caso es que entre ellos se encontraba un sacerdote… Y Santiago se llama el jefe de los asesinos. En esta algebra criminal de Antioquia, la región más católica y devota de Colombia, se crea la interesante paradoja de las balas del Demonio en el revólver del Mesías.
También se acusa, con pruebas irrefutables, al Gobierno del ex-presidente Álvaro Uribe de haber llevado a la práctica esa “metodología” de matanzas a todo el territorio nacional, cuando organizó su programa conocido como “Falsos Positivos”. Las confesiones de los Paramilitares en la Unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía General de la Nación, superan en materia de horror, todo lo que el catálogo de la imaginación nos pudiera sugerir. El pueblo colombiano es muy resistente y resulta admirable que la sociedad no se encuentre en peores condiciones de salud mental. Algunas funcionarias y funcionarios que recibieron las denuncias de las víctimas y los relatos de los acusados, han dados muestras de perturbación mental pues no esperaban escuchar las descripciones de tantas atrocidades… cometidas por sus compatriotas. Las denuncias han revelado la existencia de una cantidad inmensa de fosas comunes en todo el territorio.
Esta situación de conflicto prolongado, provocado por el Capital Destructivo para incrementar sus ganancias, produjo en la mente social, una penosa insensibilidad a lo largo del tiempo, que nos dejó hechos lamentables como los ocurridos en la ciudad de Medellín donde sucedió la tragedia del sector conocido como Villatina…: por una calle se llevaban al entierro los muertos del derrumbe de la barriada y por la otra calle corría paralelo un carnaval de reinas de belleza. Las autoridades y empresas patrocinadoras del certamen, no estaban dispuestas a detener el ritmo de sus negocios ante una tragedia tan grande del pueblo excluido… la expresión fue de cero solidaridad con los pobres desplazados de todas las violencias: tratemos de imaginar, al mismo tiempo, la sonrisa amplia de las muchachas engalanadas y bien maquilladas, pero también el rostro de tristeza de los dolientes… Tantos años de violencia convirtieron a Colombia en eso: una dantesca comparsa donde el valor de la vida humana es el menos valioso de los valores. No extraña pues que de ese territorio hayan surgido con tanto brío unos hombres como Pablo Escobar, José Obdulio Gaviria y Álvaro Uribe Vélez comandando su ejército de sicarios.
Hay un sentimiento de rechazo general por parte del pueblo a ese político que como sus antecesores, una vez más, llego para burlar la buena fe de los colombianos. Volteó las armas del ejército para que desplazaran a los campesinos, apoderarse de sus tierras y mataran a un grupo de jóvenes, que en el mejor de los casos, lo que esperaban de su gobierno era el desarrollo de una política humanitaria, con buenos programas de asistencia pública por parte del Estado... Eso esperaban… que los ayudara a recuperar la salud… porque eso les prometió.
LA NOCHE QUE ARDIO LA JUSTICIA FRENTE A SIMON BOLIVAR
Cuando el Ejército Colombiano realizó la matanza de los magistrados, empleados y un comando de guerrilleros del Movimiento 19 de Abril, M-19, que en una acción temeraria, el día 6 de noviembre de 1985, ocuparon el Palacio de Justicia, ubicado frente a la Plaza de Bolívar en Bogotá, ante la mirada atónita de la estatua del Libertador… se activó en la conciencia de la sociedad colombiana un dispositivo que obliga a los operadores judiciales a mejorar su trabajo por la justicia, porque si se sigue deteriorando la situación, cualquiera de ellos puede convertirse en nueva víctima.
La mayoría de los jueces y magistrados actuales, que conocen de cerca los efectos de esa dolorosa experiencia que destrozó el tejido social de los colombianos, comprendieron también que, el Capital Destructivo, es capaz de todo y que su mejor seguro de vida consiste en tomar una posición defensiva y correcta al lado de la verdad y la justicia, enfrentándolo con valentía, porque saben que ninguno en ninguna parte… estará a salvo de sus armas y métodos.
El Sindicato de Magistrados, Jueces, Fiscales y Empleados del Poder Judicial (ASONAL JUDICIAL) único en su género, tiene una lista de más de 600 víctimas de la violencia, entre ellas su fundador, el candidato presidencial por la Unión Patriótica, Jaime Hernando Pardo Leal, acribillado por sicarios frente a sus niños más pequeño cuando se dirigía a la población de Ubáque (Cundinamarca), el domingo 11 de octubre de 1987.
Los guerrilleros afirmaban que emprendieron la acción con el propósito de promover un juicio político al gobierno del entonces presidente Belisario Betancur Cuartas… y en la operación, los combatientes del Estado y los insurgentes terminaron sacrificando a los mejores juristas y profesores de una generación francamente admirable, que se había encargado de formar a todos los abogados y jueces del país.
Sólo desde esta perspectiva se puede entender que ese escaso 6% de efectividad que se le reconoce al Sistema, vigilado por los norteamericanos, esté en condiciones de realizar EL JUICIO DEL SIGLO XX… en el cual pronto estarán en el Banquillo de los Acusados, el ex-presidente Álvaro Uribe Vélez y sus más cercanos colaboradores, (muchos de ellos ya tras las rejas pagando sus condenas), quienes se sujetarán a la Justicia por haber sometido a sus propios hermanos de Colombia y a sus vecinos, a una penosa situación de maltrato y abuso contra los derechos humanos sin antecedentes en la historia del continente Latinoamericano…
Aprovechando la frustración de la sociedad colombiana, que a lo largo de los años se ha sentido engañada con, por lo menos, cinco falsos procesos de paz entre los gobiernos y los grupos guerrilleros, que nunca han estado ni estarán en condiciones reales de obtener el poder por las vías armadas, como lo ha reconocido en varias ocasiones el mismo Comandante Fidel Castro, irrumpe fácilmente en la escena nacional Álvaro Uribe Vélez, un hábil político que trabajó bajo las ordenes de Pablo Escobar (el más sanguinario de todos los narcotraficantes del mundo), con el objetivo de tomar el poder político y económico, para así montar en el gobierno a las mafias del narcotráfico, que pretendían apoderarse del Estado y dominar la sociedad… como efectivamente lo lograron. Una vez en el poder Álvaro Uribe empezó el desmonte de la Constitución de 1991 porque contaba con la aprobación de la mayoría de parapolíticos elegidos en el Congreso.
Comprendió rápidamente que el pueblo colombiano no estaba dispuesto a brindarle nuevas oportunidades a las FARC, quienes erróneamente, y siempre pensando en el sentido contrario de la realidad, convirtieron el secuestro en un arma estratégica y se dedicaron a realizar las llamadas por ellos, “pescas milagrosas”. Sus comandantes ordenaban la retención de civiles comunes y corrientes que se dirigían a paseos familiares, policías, soldados rasos y políticos del mismo pueblo, o también atrapaban a estudiantes que iban a pasar sus vacaciones donde sus padres.
El pueblo ante sus propuestas de “mano dura” con siete millones de votos le entregó la confianza a este hombre con voz de sacerdote paisa, esperando que realmente se les diera una lección a las guerrillas y al gobierno del inmediatamente olvidado Andrés Pastrana Arango, quien durante su campaña había viajado hasta la selva a tomarse una fotografía con el histórico comandante de las FARC… como prueba de la ultima promesa entre farsantes que tampoco llegaría a cumplirse... como era de esperarse. El pueblo no sabía que Álvaro Uribe realmente iba cabalgando la Mula de Troya y que pronto sufriría los impactos de su brutal proyecto destructivo.
Ese hombre y su grupo de narcotraficantes y malhechores pretendieron refundar el país a espaldas del pueblo, asesorado por el Psicólogo Luís Carlos Restrepo, El Doctor Ternura, egresado de la Universidad Nacional de Colombia y célebre por sus escritos sobre el Derecho a la Ternura, junto a José Obdulio Gaviria, primo hermano de Pablo Escobar, diseñaron una campaña paramilitar que, de manera cínica e ilegal, utilizando el chantaje y la amenaza, obligaron a los legisladores a votar por su reelección, para continuar en su ambiciosa y loca carrera por el control total del país, y que tenía el objetivo de llegar a gobernar hasta el año 2019.
El ex-presidente es un guerrero de la estirpe antioqueña que, según parece, está preparado para enfrentar a sus acusadores; sus gestos de valentía, dan a entender que no le teme a nada ni a nadie.
Sin embargo, si las cosas siguen el cauce natural del destino, el Juicio al ex-presidente Álvaro Uribe, se convertirá en la cuota inicial de lo que podría ser el Gran Juicio a la “cultura” del Imperialismo Destructivo del Siglo XX… en Colombia, que se ha empeñado en acabar con ese país y con planeta… pero…
“El pueblo es sabio y paciente…es el decir de los viejos… que al compás de guacharaca… saben calcular el tiempo.” Canta todos los días Alí Primera Rosell.
En Colombia, país de poetas donde en el pasado se escucharon las voces sonoras y justicieras de los: José María Vargas Vila, Porfirio Barba Jacob, Aurelio Arturo, Jorge Artel, Luis Vidales, Ramón Cote Lamus, Álvaro Cepeda Zamudio, y el mismo Rafael Pombo. Durante todo este periodo sombrío, en cambio, tuvieron que callar su pluma los intelectuales y sólo unos pocos valientes se atrevieron, pero o fueron asesinados como el vidente Jaime Hernando Garzón Forero o Julio Daniel Chaparro; o fueron amenazados por sicarios como Gustavo Álvarez Gardeazábal y Harold Alvarado Tenorio.
Suponemos que en señal de protesta, el Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, no volvió a decir ni una sola palabra en relación con los hechos que están destruyendo a la sociedad colombiana…
Bogotá, Colombia, Mayo de 2012
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