Miguel Enríquez y el Che Guevara; Estandartes de Guerra, de las Luchas del Pueblo
Un héroe más se ha sumado a la larga lista de los caídos por la liberación nacional y social de los pueblos latinoamericanos. Un héroe más ha caído en el camino del Che, en el camino de Vietnam; su sangre es un nuevo tributo que rinde a la revolución mundial la lucha de los pueblos oprimidos.
Pero nuevos brazos se tienden presurosos a recoger su fusil, conscientes de que a un revolucionario no se le llora, se le reemplaza.
Al cumplirse un nuevo aniversario de la muerte gloriosa de nuestro querido comandante Ernesto Che Guevara, en pleno corazón de la selva americana, unimos su nombre al de nuestro querido compañero Miguel Enríquez que acaba de caer por la libertad de Chile y por la revolución latinoamericana.
(Comunicado Junta de Coordinación Revolucionaria, JCR, 1974)
La Revolución de Octubre de 1917, inspirada y conducida magistralmente por el Partido Bolchevique de Lenin, se convierte en un salto cualitativo y en un referente obligado para la lucha de clases, y sobre todo para la clase trabajadora, los pobres del campo y la ciudad y todos los pueblos que viven sometidos bajo la bota del gran capital.
Basados en esa rica experiencia, sumada a la Revolución China y a la gloriosa gesta de los Vietnamitas y Coreanos, los revolucionarios de América Latina, comienzan a jugar su rol histórico, fundados en valiosas enseñanzas de las luchas anticoloniales y antiimperialistas como el pequeño “Ejercito loco” de Sandino en Nicaragua, que abre un periodo de ascenso de la lucha de clases, en el siglo pasado, que tiene a la Revolución Cubana, como valiosa síntesis de este proceso emancipador. Así aprendimos, que en una revolución se triunfa o se muere, si es verdadera.
Las luchas populares, los movimientos revolucionarios y sus cuadros dirigentes, crecen y se forman en la lógica de la intransigencia, ante el enemigo, ante el reformismo y las desviaciones sectarias, legada por nuestro Comandante de la Revolución Indoamericana, Ernesto Che Guevara, y de las experiencias revolucionarias, que se basaron en sus postulados y su ejemplo, que encendieron el optimismo revolucionario, a toda una generación de Combatientes latinoamericanos, a valiosos dirigentes, como Santucho, Marighella, Fonseca, Marulanda, que se transforman en los discípulos más destacados; encabezando procesos revolucionarios y sembrando el germen, que los pueblos explotados y marginados de nuestra Indo América, comienzan a retroalimentar.
En nuestra experiencia, Miguel Enríquez Espinoza, el Comandante de la Revolución Chilena, es sin dudas, el discípulo más aventajado de la herencia Guevarista, que viene a romper con los escepticismos y esquematismos que arrastraban los Partidos políticos tradicionales. Así como Guevara, Miguel Enríquez encarna y reúne virtudes, que sólo los revolucionarios de su talla pueden lograr; condiciones excepcionales de jefe político y teórico, jefe militar, y conductor y organizador de masas del Partido, como bien lo retrata “el Pollo”, su hermano Edgardo, miembro de la Dirección Política del MIR Chileno.
Las generaciones actuales, los revolucionarios que se posicionan en la primera fila, de la lucha contra el imperialismo, reconocen en el Che y Miguel, a dos íconos que hicieron carne la Revolución; quienes nos enseñaron que es posible y necesario, más que nunca derrotar a nuestro enemigo. Hoy día, la clase obrera, los pobres del campo y la ciudad, ya ha sufrido suficientes derrotas, para seguir confiando en las oligarquías dirigenciales, en los reformistas y en el oportunismo recalcitrante; los explotados y marginados, ya han aprendido que en el proceso revolucionario, es posible triunfar, con una dirección político-militar, que posicione al pueblo, como una fuerza material, con capacidad real de articularse y con la firme voluntad de ser protagonistas de nuestro propio destino.
Tanto el Che, como nuestro Secretario General, nutridos de convicciones humanas e internacionalistas, que los llevaron a entender, que la lucha de la clase obrera, de los pobres del campo y la ciudad, era y es, la lucha de todos los pueblos del mundo, cayeron heroicamente, por esa causa, en desiguales combates contra fuerzas militares imperialistas, enormemente superiores, demostrando al enemigo, que lejos de martirizar sus muertes, la forma de batirse en el campo de batalla, de resistir hasta el último aliento; los héroes de la clase obrera mundial, saben morir gloriosamente, por el futuro de la humanidad y de su pueblo, dejando de paso, al descubierto, la cobardía imperialista y la de sus lacayos ocasionales.
Para que sus muertes no sean en vano, los combatientes populares actuales, debemos conocer y aprender de los errores y experiencias de los procesos vividos; debemos reconocer y combatir al oportunismo, al revisionismo y al reformismo, que se incuba entre NUESTRAS FUERZAS, y por sobre todo prepararnos para una lucha larga y compleja; tal como lo presagiase Miguel, “la lucha lejos de cancelarse, recién comienza. Será larga y dura. El movimiento de masas y la izquierda no han sido aplastados… Hemos recibido algunos golpes. Los hemos superado. Más golpes vendrán. Sabemos que en esta lucha se nos puede ir la vida, pero la continuaremos hasta la victoria final."
Los revolucionarios, ya no estamos más solos; nos acompañan Miguel y el Che, quienes junto a Santucho, Marulanda, Fonseca, Marighella y el Mono Jojoy, constituyen nuestro ALTO MANDO de la Revolución Indoamericana; nuestros estandartes de guerra, quienes nos alumbran y guían los pasos, que nos conducen a vengar la larga historia de explotación y marginación de nuestros pueblos.
Parafraseando a Edgardo, en el homenaje al Secretario General caído en Combate, en octubre de 1974, sólo nos resta decir; “¡Viva Miguel Enríquez!, será entonces el grito victorioso del Ejército de la clase obrera de Chile, del EJÉRCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO, que entonces recordará una vez más a su inspirador, al primero y el más destacado revolucionario chileno, que construyó los primeros embriones del EJÉRCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO, y que supo morir como un soldado de la clase obrera.”
GLORIA Y HONOR A LOS COMANDANTES DEL PUEBLO, CAÍDOS EN COMBATE
Con el PUEBLO, como Fuerza Principal Político-Militar,
Con la vanguardia, creando CONCIENCIA Revolucionaria y
Con el FUSIL, como guía de la lucha histórica y constante.
POR LA RAZON Y LA FUERZA, LOS TRABAJADORES AL PODER SÓLO PODEMOS LA VÍA REVOLUCIONARIA COMBATE O MUERTE
HUMANIDAD O MUERTE
Un héroe más se ha sumado a la larga lista de los caídos por la liberación nacional y social de los pueblos latinoamericanos. Un héroe más ha caído en el camino del Che, en el camino de Vietnam; su sangre es un nuevo tributo que rinde a la revolución mundial la lucha de los pueblos oprimidos.
Pero nuevos brazos se tienden presurosos a recoger su fusil, conscientes de que a un revolucionario no se le llora, se le reemplaza.
Al cumplirse un nuevo aniversario de la muerte gloriosa de nuestro querido comandante Ernesto Che Guevara, en pleno corazón de la selva americana, unimos su nombre al de nuestro querido compañero Miguel Enríquez que acaba de caer por la libertad de Chile y por la revolución latinoamericana.
(Comunicado Junta de Coordinación Revolucionaria, JCR, 1974)
La Revolución de Octubre de 1917, inspirada y conducida magistralmente por el Partido Bolchevique de Lenin, se convierte en un salto cualitativo y en un referente obligado para la lucha de clases, y sobre todo para la clase trabajadora, los pobres del campo y la ciudad y todos los pueblos que viven sometidos bajo la bota del gran capital.
Basados en esa rica experiencia, sumada a la Revolución China y a la gloriosa gesta de los Vietnamitas y Coreanos, los revolucionarios de América Latina, comienzan a jugar su rol histórico, fundados en valiosas enseñanzas de las luchas anticoloniales y antiimperialistas como el pequeño “Ejercito loco” de Sandino en Nicaragua, que abre un periodo de ascenso de la lucha de clases, en el siglo pasado, que tiene a la Revolución Cubana, como valiosa síntesis de este proceso emancipador. Así aprendimos, que en una revolución se triunfa o se muere, si es verdadera.
Las luchas populares, los movimientos revolucionarios y sus cuadros dirigentes, crecen y se forman en la lógica de la intransigencia, ante el enemigo, ante el reformismo y las desviaciones sectarias, legada por nuestro Comandante de la Revolución Indoamericana, Ernesto Che Guevara, y de las experiencias revolucionarias, que se basaron en sus postulados y su ejemplo, que encendieron el optimismo revolucionario, a toda una generación de Combatientes latinoamericanos, a valiosos dirigentes, como Santucho, Marighella, Fonseca, Marulanda, que se transforman en los discípulos más destacados; encabezando procesos revolucionarios y sembrando el germen, que los pueblos explotados y marginados de nuestra Indo América, comienzan a retroalimentar.
En nuestra experiencia, Miguel Enríquez Espinoza, el Comandante de la Revolución Chilena, es sin dudas, el discípulo más aventajado de la herencia Guevarista, que viene a romper con los escepticismos y esquematismos que arrastraban los Partidos políticos tradicionales. Así como Guevara, Miguel Enríquez encarna y reúne virtudes, que sólo los revolucionarios de su talla pueden lograr; condiciones excepcionales de jefe político y teórico, jefe militar, y conductor y organizador de masas del Partido, como bien lo retrata “el Pollo”, su hermano Edgardo, miembro de la Dirección Política del MIR Chileno.
Las generaciones actuales, los revolucionarios que se posicionan en la primera fila, de la lucha contra el imperialismo, reconocen en el Che y Miguel, a dos íconos que hicieron carne la Revolución; quienes nos enseñaron que es posible y necesario, más que nunca derrotar a nuestro enemigo. Hoy día, la clase obrera, los pobres del campo y la ciudad, ya ha sufrido suficientes derrotas, para seguir confiando en las oligarquías dirigenciales, en los reformistas y en el oportunismo recalcitrante; los explotados y marginados, ya han aprendido que en el proceso revolucionario, es posible triunfar, con una dirección político-militar, que posicione al pueblo, como una fuerza material, con capacidad real de articularse y con la firme voluntad de ser protagonistas de nuestro propio destino.
Tanto el Che, como nuestro Secretario General, nutridos de convicciones humanas e internacionalistas, que los llevaron a entender, que la lucha de la clase obrera, de los pobres del campo y la ciudad, era y es, la lucha de todos los pueblos del mundo, cayeron heroicamente, por esa causa, en desiguales combates contra fuerzas militares imperialistas, enormemente superiores, demostrando al enemigo, que lejos de martirizar sus muertes, la forma de batirse en el campo de batalla, de resistir hasta el último aliento; los héroes de la clase obrera mundial, saben morir gloriosamente, por el futuro de la humanidad y de su pueblo, dejando de paso, al descubierto, la cobardía imperialista y la de sus lacayos ocasionales.
Para que sus muertes no sean en vano, los combatientes populares actuales, debemos conocer y aprender de los errores y experiencias de los procesos vividos; debemos reconocer y combatir al oportunismo, al revisionismo y al reformismo, que se incuba entre NUESTRAS FUERZAS, y por sobre todo prepararnos para una lucha larga y compleja; tal como lo presagiase Miguel, “la lucha lejos de cancelarse, recién comienza. Será larga y dura. El movimiento de masas y la izquierda no han sido aplastados… Hemos recibido algunos golpes. Los hemos superado. Más golpes vendrán. Sabemos que en esta lucha se nos puede ir la vida, pero la continuaremos hasta la victoria final."
Los revolucionarios, ya no estamos más solos; nos acompañan Miguel y el Che, quienes junto a Santucho, Marulanda, Fonseca, Marighella y el Mono Jojoy, constituyen nuestro ALTO MANDO de la Revolución Indoamericana; nuestros estandartes de guerra, quienes nos alumbran y guían los pasos, que nos conducen a vengar la larga historia de explotación y marginación de nuestros pueblos.
Parafraseando a Edgardo, en el homenaje al Secretario General caído en Combate, en octubre de 1974, sólo nos resta decir; “¡Viva Miguel Enríquez!, será entonces el grito victorioso del Ejército de la clase obrera de Chile, del EJÉRCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO, que entonces recordará una vez más a su inspirador, al primero y el más destacado revolucionario chileno, que construyó los primeros embriones del EJÉRCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO, y que supo morir como un soldado de la clase obrera.”
GLORIA Y HONOR A LOS COMANDANTES DEL PUEBLO, CAÍDOS EN COMBATE
Con el PUEBLO, como Fuerza Principal Político-Militar,
Con la vanguardia, creando CONCIENCIA Revolucionaria y
Con el FUSIL, como guía de la lucha histórica y constante.
POR LA RAZON Y LA FUERZA, LOS TRABAJADORES AL PODER SÓLO PODEMOS LA VÍA REVOLUCIONARIA COMBATE O MUERTE
HUMANIDAD O MUERTE
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