La venganza de Al Qaeda por la muerte de Bin Laden puede ser muy sangrienta
Por: Armando Pérez
RIA Novosti.
La venganza declarada por la organización terrorista Al Qaeda a raíz de la muerte de su líder Obama Bin Laden se perfila como muy sangrienta a juzgar por el atentado perpetrado recientemente en Pakistán, para algunos observadores, el inicio de una ola de violencia imparable en muchos países incluso en Rusia.
El doble atentado causó al menos 88 muertos y más de un centenar de heridos, en un centro de preparación militar en la localidad de Charsadda, en la frontera afgano-paquistaní, y la agrupación terroristas Tahrik-i-Taliban Pakistan, reivindicó la autoría del atentado anunciando que era un acto de venganza por la muerte de su líder.
Por lo visto, los pronósticos de algunos expertos resultaron acertados, y tras la muerte de Bin Laden, la red terrorista mundial comenzará a actuar con más violencia lo que supone una amenaza para la seguridad y estabilidad de muchos países.
Observadores en Rusia consideran que a consecuencia de su poder logístico y apoyo entre la población, las actividades de Al Qaeda pueden desestabilizar definitivamente la situación en Pakistán, actualmente sumida en una aguda crisis política, a causa de la muerte de Bin Laden.
Los militares rusos indican que la liquidación “del terrorista número uno” fue una victoria simbólica que apenas elevó la popularidad al presidente de EEUU, Barack Obama y alivió el orgullo humillado de la población estadounidense tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Desde el punto de vista práctico, el gobierno de EEUU salió perdiendo porque deterioró seriamente sus relaciones con el gobierno de Pakistán, el principal aliado para continuar la guerra contra el terrorismo desatada en Afganistán desde hace una más de una década.
El pasado sábado, el parlamento paquistaní aprobó una declaración en la exige al gobierno reconsiderar las relaciones con Estados Unidos por la operación preparada por la CIA y el Servicio de Inteligencia de Defensa estadounidense para liquidar a Bin Laden sin consultar con el gobierno de Islamabad.
La declaración calificó el operativo ejecutado por efectivos del Equipo SEAL Seis, unidad antiterrorista de la Armada estadounidense de “violación de la soberanía del país”, y amenazó con aprobar actos legislativos para prohibir el paso de tropas de y armamento de EEUU por el territorio de Pakistán hacia Afganistán.
La amenaza de los diputados fue respaldada por el jefe del Ejército de Pakistán, el general Ashfaq Parvez Kayani, quién la semana pasada convocó a los doce generales más importantes de las Fuerzas Armadas para analizar las consecuencias de la operación de los estadounidense en la localidad de Abbottabal, en el territorio paquistaní.
Kayani, apoyó la amenaza de los diputados, se pronunció a favor de reducir el número de expertos militares estadounidense que asesoran las diferentes estructuras castrenses de las Fuerzas Armadas, y en general, anunció que el ministerio de Defensa de Pakistán revisará profundamente las relaciones y la cooperación con el Pentágono.
Sin explicar detalles de los que puede significar la revisión de esas relaciones, fuentes estadounidenses suponen que a corto plazo, la cúpula castrense paquistaní puede prescindir de la ayuda de al menos 275 oficiales estadounidenses en misión de servicios permanente en Pakistán.
La declaración, de Kayani refleja la frustración del la cúpula castrense, cuya reputación también quedó seriamente comprometida tras la exitosa operación de los SEAL en Abottabbal, a escasos kilómetros de Islamabad.
Lo que pasa es que en Abottabbal es una localidad de élite para ciudadanos pudientes, en donde se encuentra la sede de una de las principales academias militares de Pakistán y en lujosas mansiones, viven muchos oficiales retirados de las Fuerzas Armadas del país.
Para la opinión pública paquistaní, Abottabbal es un territorio bajo el control de los militares, la fuerza política más poderosa del país y ahora, el interrogante que se plantea es hasta qué punto sabían los militares de que Bin Laden era uno de sus vecinos durante en los últimos seis años.
Expertos en las teorías de la conspiración en Rusia afirman que esos detalles confirman la existencia de un acuerdo secreto entre Pakistán y EEUU para ocultar a Bin Laden, pacto que violó la Casa Blanca para elevar el prestigio de Obama, comprometiendo de esta forma a uno de su principal aliado en Asia.
Independientemente de la existencia o no del pacto secreto, tanto los gobiernos de EEUU como de Pakistán tienen que hacer todas las maniobras políticas y de propaganda informativa posibles para calmar a la opinión pública nacional convulsionada por la actuación de sus entidades militares y de seguridad de cara a la lucha contra el terrorismo.
En EEUU por ejemplo, los contribuyentes se preguntan sobre la conveniencia de entregar casi 10 mil millones de dólares los ultimos años en forma de ayuda a Pakistán para combatir el terrorismo, si Bin Laden pudo ocultarse en medio de las mansiones de generales paquistaníes durante años.
El precedente de Bin Laden, refuerza la versiones de que muchos de los jefes terroristas más buscados del mundo se encuentran ocultos en Pakistán, entre ellos el egipcio Ayman al-Zawahri, el hombre que se perfila como el sustituto de Bin Laden, así como los jefes de la insurgencia afgana como el mulá Omar y Siraj Haqqani.
Por su parte, la opinión pública paquistaní también exige explicaciones, porque más que los estadounidenses, su población es víctima del terrorismo con centenares de muertos cada año en atentados que ocurren casi todos los días.
Los muertos entre la población civil por los bombardeos de los aviones sin piloto, en el norte del país, el caso de Raymond Davis, un contratista de la CIA que mató a dos paquistaníes el pasado mes de enero y la actuación de los servicio secretos estadounidense en Abbottabal han enardecido al máximo los sentimientos antiestadounidenses entre la población paquistaní.
Los expertos rusos indican que esta situación de confrontación entre los gobiernos y la opinión pública nacional favorece a las organizaciones terroristas para asestar más ataques.
En medio de la desestabilización a causa de las revoluciones y los levantamientos populares, las celulas de Al Qaeda pueden perpetrar más atentados en los países del norte de África, y otros paíse árabes como Yemen.
Fuentes anónimas cercanas a los servicios secretos de Rusia advierten sobre una escalada de atentados terroristas en las repúblicas rusas del Cáucaso como Ingushetia, Daguestán, Kabardino-Balkaria y Osetia del Norte.
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Por: Armando Pérez
RIA Novosti.
La venganza declarada por la organización terrorista Al Qaeda a raíz de la muerte de su líder Obama Bin Laden se perfila como muy sangrienta a juzgar por el atentado perpetrado recientemente en Pakistán, para algunos observadores, el inicio de una ola de violencia imparable en muchos países incluso en Rusia.
El doble atentado causó al menos 88 muertos y más de un centenar de heridos, en un centro de preparación militar en la localidad de Charsadda, en la frontera afgano-paquistaní, y la agrupación terroristas Tahrik-i-Taliban Pakistan, reivindicó la autoría del atentado anunciando que era un acto de venganza por la muerte de su líder.
Por lo visto, los pronósticos de algunos expertos resultaron acertados, y tras la muerte de Bin Laden, la red terrorista mundial comenzará a actuar con más violencia lo que supone una amenaza para la seguridad y estabilidad de muchos países.
Observadores en Rusia consideran que a consecuencia de su poder logístico y apoyo entre la población, las actividades de Al Qaeda pueden desestabilizar definitivamente la situación en Pakistán, actualmente sumida en una aguda crisis política, a causa de la muerte de Bin Laden.
Los militares rusos indican que la liquidación “del terrorista número uno” fue una victoria simbólica que apenas elevó la popularidad al presidente de EEUU, Barack Obama y alivió el orgullo humillado de la población estadounidense tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Desde el punto de vista práctico, el gobierno de EEUU salió perdiendo porque deterioró seriamente sus relaciones con el gobierno de Pakistán, el principal aliado para continuar la guerra contra el terrorismo desatada en Afganistán desde hace una más de una década.
El pasado sábado, el parlamento paquistaní aprobó una declaración en la exige al gobierno reconsiderar las relaciones con Estados Unidos por la operación preparada por la CIA y el Servicio de Inteligencia de Defensa estadounidense para liquidar a Bin Laden sin consultar con el gobierno de Islamabad.
La declaración calificó el operativo ejecutado por efectivos del Equipo SEAL Seis, unidad antiterrorista de la Armada estadounidense de “violación de la soberanía del país”, y amenazó con aprobar actos legislativos para prohibir el paso de tropas de y armamento de EEUU por el territorio de Pakistán hacia Afganistán.
La amenaza de los diputados fue respaldada por el jefe del Ejército de Pakistán, el general Ashfaq Parvez Kayani, quién la semana pasada convocó a los doce generales más importantes de las Fuerzas Armadas para analizar las consecuencias de la operación de los estadounidense en la localidad de Abbottabal, en el territorio paquistaní.
Kayani, apoyó la amenaza de los diputados, se pronunció a favor de reducir el número de expertos militares estadounidense que asesoran las diferentes estructuras castrenses de las Fuerzas Armadas, y en general, anunció que el ministerio de Defensa de Pakistán revisará profundamente las relaciones y la cooperación con el Pentágono.
Sin explicar detalles de los que puede significar la revisión de esas relaciones, fuentes estadounidenses suponen que a corto plazo, la cúpula castrense paquistaní puede prescindir de la ayuda de al menos 275 oficiales estadounidenses en misión de servicios permanente en Pakistán.
La declaración, de Kayani refleja la frustración del la cúpula castrense, cuya reputación también quedó seriamente comprometida tras la exitosa operación de los SEAL en Abottabbal, a escasos kilómetros de Islamabad.
Lo que pasa es que en Abottabbal es una localidad de élite para ciudadanos pudientes, en donde se encuentra la sede de una de las principales academias militares de Pakistán y en lujosas mansiones, viven muchos oficiales retirados de las Fuerzas Armadas del país.
Para la opinión pública paquistaní, Abottabbal es un territorio bajo el control de los militares, la fuerza política más poderosa del país y ahora, el interrogante que se plantea es hasta qué punto sabían los militares de que Bin Laden era uno de sus vecinos durante en los últimos seis años.
Expertos en las teorías de la conspiración en Rusia afirman que esos detalles confirman la existencia de un acuerdo secreto entre Pakistán y EEUU para ocultar a Bin Laden, pacto que violó la Casa Blanca para elevar el prestigio de Obama, comprometiendo de esta forma a uno de su principal aliado en Asia.
Independientemente de la existencia o no del pacto secreto, tanto los gobiernos de EEUU como de Pakistán tienen que hacer todas las maniobras políticas y de propaganda informativa posibles para calmar a la opinión pública nacional convulsionada por la actuación de sus entidades militares y de seguridad de cara a la lucha contra el terrorismo.
En EEUU por ejemplo, los contribuyentes se preguntan sobre la conveniencia de entregar casi 10 mil millones de dólares los ultimos años en forma de ayuda a Pakistán para combatir el terrorismo, si Bin Laden pudo ocultarse en medio de las mansiones de generales paquistaníes durante años.
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Por su parte, la opinión pública paquistaní también exige explicaciones, porque más que los estadounidenses, su población es víctima del terrorismo con centenares de muertos cada año en atentados que ocurren casi todos los días.
Los muertos entre la población civil por los bombardeos de los aviones sin piloto, en el norte del país, el caso de Raymond Davis, un contratista de la CIA que mató a dos paquistaníes el pasado mes de enero y la actuación de los servicio secretos estadounidense en Abbottabal han enardecido al máximo los sentimientos antiestadounidenses entre la población paquistaní.
Los expertos rusos indican que esta situación de confrontación entre los gobiernos y la opinión pública nacional favorece a las organizaciones terroristas para asestar más ataques.
En medio de la desestabilización a causa de las revoluciones y los levantamientos populares, las celulas de Al Qaeda pueden perpetrar más atentados en los países del norte de África, y otros paíse árabes como Yemen.
Fuentes anónimas cercanas a los servicios secretos de Rusia advierten sobre una escalada de atentados terroristas en las repúblicas rusas del Cáucaso como Ingushetia, Daguestán, Kabardino-Balkaria y Osetia del Norte.
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