Por: Max Lesnik
Murió ayer en Miami el terrorista confeso Orlando Bosch Dávila. La noticia ha sido divulgada ampliamente por la prensa local con sentidas palabras de condolencia de parte de quienes comparten sus ideas y métodos, que nada tienen que ver con la libertad ni los Derechos Humanos de los cubanos.
Para mí este es un capítulo cerrado. No acostumbramos a revolver en un pasado de odio y de sangre que tantos sufrimientos le han costado al pueblo cubano. Nada mas ilustrativo de este acontecimiento mortuorio que la foto publicada en el día de hoy en el diario The Miami Herald en la que aparecen juntos, como dos hermanos siameses de la misma mala causa, Orlando Bosch y Luis Posada Carriles. El pie de la foto dice: “Orlando Bosch y Posada Carriles celebran sus memorias”. ¡Vayan memorias!
En un día como hoy el recuerdo no es para los victimarios, sino para sus víctimas inocentes de un acto terrorista, en el que 73 seres humanos murieron aquel fatídico seis de octubre del año 1976, cuando estalló en el aire el avión de Cubana de Aviación sobre los cielos de Barbados. Esos son los muertos que honramos todos los cubanos.
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