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27 abril 2011

La “Marinos” de una brigada mercenaria

La “Marinos” de una brigada mercenaria
Por: José Luis Méndez Méndez


Dentro de la estructura de la brigada mercenaria estaba su Marina encargada de apoyar y transportar las armas, municiones y soporte logístico de los cerca de 1 500 mercenarios hasta el lugar de desembarco.
Todos los barcos utilizados por la Agencia Central de Inteligencia en la invasión de Playa Girón, eran propiedad del cubano Eduardo García, quien era dueño de la compañía naviera García Line in Havana.


Los barcos fueron enviados a New Orleáns de allí su primera parada fue en la costa atlántica de Nicaragua. García en persona les explicó a los tripulantes el carácter de la misión en Puerto Cabezas. Un capitán y cinco marineros decidieron no enrolarse y fueron entregados a la Guardia Nacional de Nicaragua y reemplazados por hombres traídos de Miami.

Llevarían el 17 de abril estos medios de la Marina mercenaria, los siguientes nombres: Blagar, Bárbara J, Río Escondido, Atlántico, Caribe, Houston, Santa Ana, Lake Charles y el Sea Gull. Además lanchas de desembarco y de apoyo.

Dentro de la Marina estaba el equipo de demolición submarina, los hombres ranas, que serían los primeros en desembarcar para limpiar el camino marítimo a los invasores. Al frente de estos estuvieron dos oficiales de la CIA que participaron en el desembarco y después se retiraron.

En ocasión del 25 aniversario de la derrota en Playa Girón, el Jefe de la Marina mercenaria en 1961 comandante Jaime Varela Canosa, pronunció un discurso de corte revanchista en Miami. Entre otras amenazas expresó: “El pueblo cubano se ha cansado de ser esclavo y Cuba volverá a ser libre por el esfuerzo de sus hijos.”

Estos mercenarios, capturados en su mayoría tras la derrota, salieron de Cuba en diciembre de 1962 e inmediatamente se sumaron a las llamadas Unidades Cubanas del ejército norteamericano, con la ilusión de que nuevamente serían enviados en otra invasión esta vez con el apoyo y participación directa de tropas norteamericanas. Nunca sucedió y como en los días previos a la invasión, la administración norteamericana se formuló una pregunta: ¿Qué hacer con ellos, si ya los enviamos a Cuba y fueron derrotados?

Entonces estos servidores del imperio fueron escrutados. Unos desechados por inútiles, quienes criticaron a la administración después de su captura y en los interrogatorios en Cuba, se les eliminó por no confiables, otros decepcionados se dedicaron a tratar de vivir en el Imperio, aquellos que aseguraron ante las autoridades cubanas ser cocineros sin serlo, no calificaron para las nuevas tareas, otros fueron escogidos por la CIA para sus misiones de contrainsurgencia y enviados a Fort Benning para calificarse en las nuevas misiones.

Al incrementarse las acciones de la Unidad Operativa de la CIA en la Florida (J.M. WAVE), después de la derrota en Playa Girón y ponerse en curso la Operación Mangosta, las Operaciones Autónomas y otros proyectos de agresión, los hombres de la Marina mercenaria fueron reclutados para formar los llamados Comandos Mambises, fuerza élite de la CIA, en los grupos de misiones especiales, en las tripulaciones de los buques madres, lanchas intermedias y de desembarco, que realizaron cientos de misiones contra las costas cubanas desde sus bases en la Florida, o desde los campamentos que esa Agencia instaló en Nicaragua y Costa Rica.

Reaparecieron también en América Latina, como torturadores, asesinos, y saqueadores con el eufemístico título de “asesores de seguridad”. Así sirvieron en Perú donde entrenaron a los sanguinarios Sinchis, grupos que actuaron con extrema crueldad, en Bolivia donde enseñaron a dosificar la tortura y asesinaron a prisioneros de la guerrilla dirigida por el Comandante Ernesto Guevara de la Serna, antes de morir lo exhibieron vivo. A su lado apareció el terrorista Félix Ismael Rodríguez Mendigutía, entonces asesino y hoy presidente de la llamada Asociación de Veteranos de Bahía de Cochinos, que agrupa a los mercenarios de la Brigada 2506, derrotada en menos de 66 horas por el pueblo uniformado de Cuba.

Este criminal asesoró a la represión en Ecuador y en Argentina, además de cumplir otras misiones para la CIA, agencia en la que dice haber llegado al grado de coronel, obtenido por servicios prestados en Vietnam y en Centroamérica durante la guerra de Estados Unidos contra la Revolución sandinista y los movimientos de liberación nacional en Honduras, Guatemala y El Salvador.

Parte de los hombres de la Marina fueron enviados nuevamente como mercenarios al Congo ex belga, allí llevarían lanchas de fondo plano y construidas de aluminio que rondarían por el lago Tanganika, atemorizando a los pescadores locales y desvalijando a los comerciantes que se movían entre Kigoma en Tanzania y la costa congolesa.

Un contingente de los derrotados brigadistas pidieron ser enviados a Vietnam para participar en la agresión de Estados Unidos contra ese país asiático, querían ir como una fuerza independiente para luchar contra el “comunismo”. Una vez más el Imperio les pagaba pero asimismo los despreciaba como en la antigua Roma, se les negó formar su propio contingente y algunos fueron asimilados en unidades norteamericanas. Todavía ahora hoy claman por ser considerados veteranos norteamericanos de guerra, pero solo califican para la categoría bien ganada de mercenarios.

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