¿Wikileaks no es lo que parece?
Wikileaks, ¿una operación de desinformación de Estados Unidos?
Por: Christian Sanz
La aparición de documentos de Wikileaks, ¿es la expresión más acabada del periodismo de denuncia o sólo una operación de Estados Unidos y sus centros de poder para desviar la mirada sobre ciertas cuestiones que complican su propia agenda?
Lo que no se cuenta sobre la organización.
En los últimos días, el mundo entero se vio escandalizado por las supuestas revelaciones del sitio Wikileaks a través de la desclasificación de documentos secretos de Estados Unidos. Si bien el polémico sitio venía dosificando la entrega de oportunos papers, durante los días pasados hubo una suerte de catarata de información que dejó a más de uno con la boca abierta.
En tal sentido, cabe preguntarse: ¿Tan relevantes son esos documentos? ¿Afectan de verdad los intereses de Estados Unidos?
Realmente, no. Por empezar, llama la atención que los papeles que han trascendido no mencionen a ciertas corporaciones que ostentan enorme gravitación en ese país, como la reserva Federal o la CIA, siempre detrás de muchas de las conspiraciones que incuban en ese país.
Peor aún, en los documentos de Wikileaks la Inteligencia norteamericana aparece mencionada como “preocupada” por el hecho de que ciudadanos norteamericanos puedan ser reclutados por el terrorismo internacional. ¿No suena hasta tierno?
En realidad, los documentos de Wikileaks solo ridiculizan a cierto arco político de Estados Unidos, no casualmente enfrentado a los centros de poder de ese mismo país. Por caso, ¿por qué no hablan esos papers del Council of Foreign Relations, uno de los ejecutores de la política exterior de ese país?
Esas y otras omisiones generan cada vez más dudas sobre la “espontaneidad” de Wikileaks a la hora de filtrar documentos “secretos“.
Las dudas van aún más allá: ¿Qué tan complicado sería para el gobierno norteamericano descubrir y destruir los servidores de Wikileaks? ¿Cuánto le costaría encontrar a Julian Assange, supuesto fundador de ese sitio?
Por el momento, preguntas sin respuesta.
Duda perseguirás
Uno de los primeros en patear el tablero sobre la posible falsedad de Wikileaks fue uno de sus más importantes ex miembros. Se trata de John Young, quien en enero de 2007 renunció a la organización alegando que el trabajo de esa organización se trataba en realidad de una “operación encubierta de la CIA”.
A esas sospechas, se suman las dudas de los departamentos de Inteligencia de diversos países asiáticos, quienes han sugerido la posibilidad de que "WikiLeaks está operando una campaña de desinformación, alegando persecución de las agencias estadounidenses de inteligencia, pero realmente pertenece a esas mismas agencias". No deja de llamar la atención en ese marco, que la organización sea respaldada por personajes de la talla de George Soros.
Según el sitio Pijamasurf.com, “los secretos revelados por la organización están cuidadosamente seleccionados de acuerdo a una compleja agenda, pero que a fin de cuentas los hechos más significativos, que realmente revelarían los intereses de la élite geopolítica son simplemente mantenidos en la sombra, por ejemplo la necesidad de Estados Unidos de que Pakistán continúe apoyando a los talibanes para mantener a flote la supuesta guerra de Afganistán, la cual forma parte de un mega show bélico destinado a lucrar del tráfico mundial de heroína y a mantener activa la economía de guerra estadounidense”.
Por su parte, Wayne Madsen, conocido periodista radicado en Washington, reveló que Wikileaks opera “como parte de la estrategia de espionaje digital de Estados Unidos e Israel, operada por la CIA y el Mossad respectivamente, y como fuentes cita a comunicados de las agencias de inteligencia en China y Tailandia”. En particular, China sospecha que la organización tiene conexiones con el Mossad.
En sentido similar, el presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, considera que WikiLeaks es solo propaganda y se trata de una guerra psicológica en contra de su país, el cual se ha visto involucrado en los cables filtrados, donde se menciona presión del rey de Arabia Saúdita y de Israel para atacar a Irán. "No creemos que la información haya sido filtrada. Creemos que fue organizada para ser publicada en una base regular para lograr ciertas metas políticas", dijo el mandatario a la BBC hace pocos días.
Los sospechosos de siempre
Hay que decirlo: finalmente Wikileaks ha reportado más beneficios que daños a los centros de poder de Estados Unidos, llegando al extremo de dar fe de la existencia de armas masivas en Irak, algo que ni siquiera los científicos más prominentes del mundo pudieron certificar.
En sentido similar ha opinado el joven intelectual pakistaní Zahir Ebrahim, quien asegura que las revelaciones de Wikileaks permiten seguir temiendo los supuestos ataques Osama Bin Laden, al tiempo que la “guerra contra el terrorismo” es algo real, y que hay una agresión contra Occidente a partir del nexo Irán Pakistán. Según Ebrahim, la desclasificación de documentos permite respaldar la idea de que “se está preparando otro atentado estilo 9/11, y no es Afganistán sino Pakistán el que está detrás”, manera de transferir la clarividencia de Bush a la administración Obama, dándole una nueva sustancia.
Pero las sospechas se hacen carne más elocuentemente cuando se descubre que los miles de cables diplomáticos de Estados Unidos que ha publicado Wikileaks proceden de SIPRnet, una red de comunicaciones supuestamente secreta que utiliza el Pentágono.
No lo dice ningún periodista escéptico o desconfiado, sino la reconocida agencia de noticias EFE: “En su gran mayoría los documentos filtrados hoy llevan la identificación como SipDis —el acrónimo de las palabras en inglés ‘distribución por SIPRnet’—. SIPRnet es el acrónimo que corresponde a la Red de Protocolo de Encaminamiento por Internet Secreta”.
¿Más claro, echarle agua?
Diez interrogantes clave
Para sumar a los interrogantes, el español Alfredo Embid expone en un interesante artículo llamado “¿Es otra maniobra distractora?" algunas dudas sobre Wikileaks que merecen reproducirse:
¿A quién beneficia WikiLeaks?
A la apariencia de democracia USA: En primer lugar muchos analistas reconocen que los documentos hechos públicos por Wikileaks no aportan nada nuevo que otros medios no hayan dicho antes. Esto ha sido reconocido incluso por el secretario de defensa Gates.
La pantomima de persecución personalizada en su director Julian Assange y su triunfo final sobre los que aparentan querer su cabeza da credibilidad a la burla de democracia imperante en Estados Unidos.
A la minimalización del genocidio en Irak: Según el profesor John Tirman, Director Ejecutivo del Centro del Instituto de Tecnología de Masachusets (MIT) para Estudios Internacionales. “los documentos que se acaban de filtrar, por desgracia, refuerzan las estimaciones más bajas de mortalidad iraquí... Wikileaks aceptó el recuento bajo de IBC como línea de base” Se refiere al Irak body Count del IBC una ONG londinense que solo recoge datos pasivos publicados.
A las compañías de mercenarios: Otro ejemplo es el de los crímenes cometidos por los mercenarios, una denominación absurda ya que sugiere que el resto de los soldados no lo son. Subestiman el número de homicidios cometidos por las empresas de seguridad privada según Pratap Chatterjee, del periódico británico The Guardian: En primer lugar, solo incluyen casos en que soldados de EE.UU. observaron a los contratistas en acción, o entraron en escena poco después de que la violencia se hubiese cometido. En segundo lugar, los informes de campo sobre los ataques mercenarios parecen subestimar su gravedad.
Refuerza la pantomima de que los criminales pueden auto investigarse: El fundador de WikiLeaks no solo ha invitado a los E.E.U.U. a investigar abusos alegados de sus tropas en Afganistán e Iraq, sino que además ha tenido el cinismo de declarar que “EEUU tiene una “tradición orgullosa” de auto-escrutinio”. Esto se está convirtiendo en una tradición. Tenemos a los israelíes investigando sus crímenes contra los palestinos, en Gaza y contra la flotilla de la libertad y hace tiempo que el gobierno de EE.UU. hace lo mismo en casos puntuales de abusos y torturas.
A la ocultación de las actividades más sucias del gobierno: En este sentido va la crítica de Cryptome, una web que desveló cómo Microsoft guarda datos privados de los usuarios que acceden a servicios ’online’ como MSN Messenger, Windows Live y Xbox Live, y cómo esos datos están a disposición de las autoridades de EE.UU. Cryptome, acusa a WikiLeaks de ser una iniciativa “publicitada” que desvía la atención de las “actividades más negras”. Los documentos revelan que nunca cuestionan el fondo de las guerras y probablemente por eso han recibido tanta atención mediática.
A la fraudulenta guerra contra la droga: Algo huele mal en Wikileaks titulaba William F. Engdahl uno de sus últimos artículos resaltando que en sus documentos no se hace mención al negocio de la droga afgano. “La evidencia sugiere sin embargo que, lejos de una fuga honesta, es una desinformación calculada para la ganancia de los EE.UU. y tal vez la inteligencia israelí y de la India y un encubrimiento del papel de EE.UU. y de Occidente en el tráfico de drogas fuera de Afganistán”.
A la fraudulenta guerra contra el terrorismo: Otro ejemplo: Wikileaks no cuestiona el fraude de la guerra contra el terrorismo contribuyendo a la esquizofrenia del movimiento contra la guerra que Michel Chossudovsky señalaba recientemente “el falso activismo contra la guerra que surgió a raíz del 9 / 11 en términos generales consistía en afirmar: "Estoy en contra de la guerra, pero yo apoyo la guerra contra el terrorismo".
A Osama bin Laden, y a Al Qaeda: “Los documentos filtrados también afirman que Osama bin Laden, que fue reportado muerto hace tres años por la fallecida candidata pakistaní Benazir Bhutto en la BBC, todavía estaba vivo.” Así que Wikileaks contribuye de este modo a resucitar los mitos de Osama bin Laden, y Al Qaeda que son justificaciones esenciales de la guerra contra el terrorismo estadounidense.
A la escalada guerrera en Pakistán: El principal periódico de los ricos, el Financial Times de Londres dice que el nombre del General Paquistaní Hamid Gul aparece en alrededor del 10 de aproximadamente 180 archivos clasificados de EE.UU. difundidos por Wikileaks. Se acusa a Gul de ser un enlace clave con los "talibanes" y de apoyarlos en su lucha contra las fuerzas de la OTAN. En los documentos difundidos por Wikileaks es acusado de mantener regularmente reuniones con Al Qaeda y los talibanes y de estar relacionado con las personas responsables de orquestar ataques suicidas contra fuerzas de la OTAN en Afganistán. Gul dijo a la prensa que dado que “EEUU ha perdido la guerra en Afganistán, la filtración de los documentos ayudaría a la administración de Obama a desviar la culpa por lo que sugiere que Pakistán era el responsable... Yo soy un chivo expiatorio de América favorito. No se pueden imaginar que los afganos pueden ganar las guerras por su cuenta.”
A la versión oficial del 11S: En el caso del 11/S el papel de Wikileaks es todavía más descarado, no solo omite cuestiones cruciales u orienta hacia lo que refuerza las versiones oficiales sino que bajo la cobertura de su supuesto prestigio de disidente, el director de Wikileaks se permite descalificar (sin crítica) a otros movimientos que denuncian el fraude de la versión oficial del 11/S. Hace algunos meses ya comentaba su sospechosa opinión acerca del movimiento por la verdad 9 / 11: "Me molesta que constantemente la gente esté distraída por conspiraciones falsas, tales como 9 / 11, cuando todo nos proporciona pruebas de conspiraciones reales, para la guerra o el fraude financiero masivo."
Concluyendo
Según el diario La Vanguardia de España, el presupuesto de Wikileaks asciende a 300 millones de euros, “producto de donaciones, cada vez más confidenciales, aunque algunas son de fuentes como Associated Press (AP)”.
Dos dudas en tal sentido: por un lado, ¿cuánto puede costarle a EE.UU. averiguar quiénes son los donantes “anónimos”?; por otro lado, ¿no es raro que una agencia de noticias norteamericana como AP —en cuyo directorio aparecen miembros de la elite que suele “olvidar” de denunciar Wikileaks— sea una de las principales fuentes de su financiamiento?
En fin, según diversos analistas políticos, el objetivo de las revelaciones hechas por la organización sería el de centrar la indignación del gran público sobre acciones puntuales, llevadas a cabo por las fuerzas de ocupación, en Irak y Afganistán, y no sobre la guerra en su conjunto, presentando tales acciones como aisladas y concediendo, de este modo, cierta legitimidad a la sinrazón de la guerra.
Si a ello se suma que la organización ha anunciado su intención de revelar supuestos informes secretos de los gobiernos chino y ruso —es decir, los principales rivales económicos de EE.UU.—, queda concluir que Wikileaks ha terminado por “blanquear” que no es más que un ariete del “Imperio”. Una interesante pregunta del sitio Red Voltaire en ese sentido: ¿Quién pondrá en duda ahora las informaciones que Wikileaks ofrezca en relación a tales gobiernos, por muy falsas que éstas pudieran ser?
El debate recién empieza.
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