Cumbre del Caspio: vastos horizontes y un mar de dificultades

Cumbre del Caspio: vastos horizontes y un mar de dificultades
Por: Ilgar Velizade,
RIA Novosti


El pasado 18 de noviembre en Bakú se celebró la III Cumbre de los países del Mar Caspio: Azerbaiyán, Rusia, Kazajstán, Turkmenistán e Irán.

El tema principal del foro fue la seguridad en la región. La solución a este problema vendrá marcada por la definición del estatuto jurídico del Mar Caspio, que es el principal asunto pendiente en las relaciones de los cinco países.

Las decisiones que se tomen respecto al Caspio no deberían pasar por alto sus peculiares características. En este sentido, la posible creación de dos zonas costeras soberanas: una de 12 millas marinas, de control fronterizo, aduanero y sanitario. Y la otra de 20 millas marinas, para la pesca.

Pero el Caspio hace tiempo que se ha convertido en un verdadero mar de problemas. Los políticos, militares y científicos siempre han hallado en él vastos horizontes para la cooperación y para disputa.

Son varios los problemas que preocupan hoy en día, como la creciente militarización de su entorno, el mantenimiento de su biodiversidad y los pobres resultados de la lucha contra la caza furtiva, además del alto riesgo de desastres ecológicos en la región.

Durante la Cumbre, celebrada en la capital de Azerbaiyán, se consiguió alcanzar una fórmula de compromiso sobre los principios de la seguridad en el Mar Caspio, que se plasmó en la aprobación de un detallado Acuerdo sobre la seguridad en el Caspio. Todo parece indicar que este documento contribuirá a la cooperación en la prevención de retos a la seguridad en la región: desde la lucha contra el tráfico de componentes de las armas de destrucción masiva, hasta la represión del narcotráfico, de la caza furtiva y los secuestros de personas y embarcaciones.

Sin embargo, cuando se aborda este tema, no se pueden olvidar las diferencias regionales existentes en el mismo Caspio, por ejemplo, entre las zonas norte y Sur de la región. En la parte Norte: Azerbaiyán, Kazajstán y Rusia han conseguido acordar las bases jurídicas de su cooperación. En 2003, se firmó el Acuerdo sobre la delimitación de la soberanía del fondo marino. El documento, firmado por los viceministros de Asuntos Exteriores, legalizó de forma tripartita el estatuto jurídico de un 60% del subsuelo marítimo.

En la parte Sur, sin embargo, el diálogo se ve frenado principalmente por la postura de Irán, que se pronuncia por una delimitación equitativa del Caspio.

Si suponemos que la postura de Irán llegara a imponerse, resultaría que los compromisos contraídos por Rusia, Kazajstán y Azerbaiyán quedarían anulados, lo que en la práctica llevaría a unas consecuencias difícilmente asumibles. Mientras tanto, la situación exige que el diálogo se siga manteniendo, para que el futuro Acuerdo sobre el Estatuto Jurídico del Mar Caspio, lejos de generar nuevas contradicciones, ayude a eliminar las existentes.

La región del Mar Caspio hace tiempo que está considerada como uno de los centros de mayor potencial de crecimiento económico del planeta, entre otras cosas, porque dispone de enormes reservas de hidrocarburos. El interés hacia esta materia prima por parte de las economías desarrolladas es una garantía de interés estable hacia la región, que se mantendrá por muchas décadas. No en vano, hace varios años Rusia formuló la iniciativa de crear una Organización de Cooperación Económica del Caspio.

A pesar de indudables ventajas que rodearían a la existencia de este organismo, las perspectivas de su creación no siempre se evalúan con optimismo. Las razones de ello no sólo radican en las contradicciones existentes entre los países de la región, sino también en la influencia ejercida desde fuera. La zona del Caspio, un importante centro geopolítico, provoca un gran interés por parte de los países europeos, Turquía y los Estados Unidos. Hay quienes suponen que la injerencia de estos elementos de la política internacional sería un serio obstáculo para el reparto de los recursos naturales y la delimitación del Mar Caspio.

Al usar de la palabra en la Cumbre de Bakú, el presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, dio a entender de una manera inequívoca que en caso de que la cooperación de los cinco países del Caspio se vea interrumpida, otros países, sin duda alguna, querrán tomar cartas en el asunto. Estos otros países no tienen nada que ver con este mar, pero su presencia en la región podría significar mucho para la solución de sus problemas económicos y políticos.
Por otra parte, todos entienden que impedir de manera artificial la aparición en el mercado y en la región del Caspio de agentes externos no tendría demasiado sentido, ya que hay empresas como BP, Сhevron, Conoсco, Total y otras que están bien posicionadas ya en el mercado local y no tienen ninguna intención de abandonarlo. Tampoco es secreto alguno que estas empresas están respaldadas por los gobiernos de los países occidentales, con los cuales muchas naciones de la ribera del Caspio mantienen buenas relaciones.

En la actualidad, los países de la región, en primer lugar Azerbaiyán, Kazajstán y Turkmenistán, deberían centrarse en la optimización de la presencia de los agentes externos en el Caspio y evitar que frenen el proceso de cooperación de los cinco países de la zona.

El presidente de Azerbaiyán manifestó al respecto que los países del Caspio no compiten entre sí en el terreno de la energía y que la moderna infraestructura del transporte de hidrocarburos del Caspio, creada por su país, también podría ser utilizada por los países vecinos.

El presidente de Rusia, por su parte, propuso a los líderes presentes en la Cumbre que formularan unos compromisos adicionales en el marco de la preservación del Mar Caspio y subrayó la necesidad de mantener el equilibro entre la extracción de gas y petróleo y las medidas de protección del medio ambiente.

En opinión del máximo mandatario ruso, precisamente este equilibrio reviste una importancia primordial, sobre todo para la solución de un problema tan delicado como la construcción de los oleoductos y gasoductos.

Estas palabras de Dmitri Medvédev eran una clara alusión al proyecto Nabucco, respecto al cual los líderes de ciertos países del Caspio tienen su propio punto de vista. En realidad, suelen tenerlo sobre muchos otros asuntos de la “agenda del Caspio”.
Ilgar Velizade es politólogo de Bakú (Azerbaiyán)
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