Patria Grande
.-El presidente electo de Colombia, Juan Manuel Santos, dijo el miércoles que invitó al mandatario venezolano Hugo Chávez a su toma de posesión en agosto, en lo que sería una nueva señal de distensión con su vecino tras fuertes confrontaciones con el actual Gobierno
La invitación, informada por Santos en declaraciones el miércoles a la prensa en Londres y que sigue a la manifestación de Chávez de que no tendría problemas en reunirse y hasta estrechar la mano de su colega, también recibió una especie de crítica del presidente Alvaro Uribe, para quien “la diplomacia colombiana no debería regresar a las apariencias hipócritas”, reseñó Reuters.
Santos, cuando era ex ministro de Defensa de Uribe y posteriormente mientras hacia campaña por la presidencia, tuvo actitudes hostiles contra el Presidente de la República Bolivariana, e incluso, llegó a poner en “jaque” las relaciones entre ambas naciones. En varias ocasiones, Chávez expresó que no sabía si Uribe estaba a las ordenes de Santos o al revés. El hecho es que parece que se intercambiarán los roles de “polícía bueno” y “policía malo”.
Santos expresó el miércoles: “Estoy muy complacido con las declaraciones del presidente Chávez. Ojalá él también pueda asistir a la posesión; sería una gran noticia”.
Por su parte, Uribe, el principal aliado de Estados Unidos en la región, salió al paso ante la eventual asistencia de Chávez a la posesión de Santos, el próximo 7 de agosto.
“Este tema no es de cosmética, ni de relaciones de apariencias“, dijo Uribe a periodistas que le pidieron su opinión sobre la eventual asistencia de Chávez al acto.
Uribe ha criticado en varias ocasiones que las políticas de Caracas no permitan violaciones a su soberanía en nombre de la supuesta lucha contra el terrorismo. Pero sus críticas ante los micrófonos han sido superadas por sus acciones: Durante su gestión, funcionarios colombianos cruzaron la frontera y secuestraron en la capital venezolana al guerrillero Rodrigo Granda sin informar a autoridades del gobierno bolivariano sobre la operación, ni dar indicios de la presencia del fariano en Caracas.
Se comprobó la colaboración que el gobierno de Uribe dio a los golpistas que derrocaron a Chávez en 2002, al extremo que el dictador de facto Pedro Carmona Estanga se encuentra en libertad y amparado por el Gobierno de Uribe.
Para mayores señas se hallaron en Venezuela un grupo de paramilitares que ejecutarían un plan de magnicidio contra el Presidente Chávez. Todos colombianos y ya ubicados en Caracas.
Aunque la prensa internacional no mencione éstos hechos, todos ocurrieron. Y ninguno de esos medios hizo justicia a la verdad. Se limitan a mencionar la ruptura de relaciones que, increíblemente, no fiue provocada por ninguno de los hechos mencionados.
Las relaciones entre Venezuela y Colombia están congeladas desde mediados del año pasado, tras la firma de un pacto militar entre Bogotá y Washington que pone riesgo a la seguridad Venezuela, uno de los mayores productores mundiales de petróleo, producto que despierta la codicia imperial.
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