EE.UU. pretendió escamotear triunfo revolucionario en Cuba
Por: Andrés Zaldívar Diéguez y Pedro Etcheverry Vázquez*
La Habana, 16 abr (PL) En 1958 el gobierno de Estados Unidos intentó evitar el triunfo del Ejército Rebelde en Cuba. En esa ocasión, el papel desempeñado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) tuvo como fundamento estratégico la estimulación de una "tercera fuerza" capaz de deshacerse del dictador Fulgencio Batista, quien ya no garantizaba la protección de los intereses norteamericanos en la isla.
Al mismo tiempo, pretendía cerrar el paso al Movimiento Revolucionario 26 de Julio, dirigido por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
El oficial de la CIA David Atlee Phillips explica en sus memorias que la identificación, estimulación y respaldo de esta "tercera fuerza", había sido una propuesta de James Noel, jefe de la Estación CIA en La Habana, quien trabajó activamente en su implementación.
Esta maniobra se correspondía con lo que se identifica en la CIA como "operaciones de acción política", es decir, el respaldo clandestino a individuos u organizaciones que en terceros países puedan responder mejor a los intereses políticos y económicos de Estados Unidos.
Ya la diplomacia norteamericana lo había hecho en Cuba, en ocasión de la Revolución del 30, cuando dio su apoyo a Batista para derrocar al denominado gobierno de los "Cien Días", en el que descollaba la postura antiimperialista de Antonio Guiteras.
En diciembre de 1958 la CIA llevó a vías de hecho varios planes, entre ellos la visita a La Habana de William D. Pawley, ex embajador norteamericano en Perú y Brasil, quien trató, infructuosamente, de convencer al tirano para que abandonase el poder.
La CIA también había creado una versión de "tercera fuerza" armada en las montañas, actuación encomendada a la dirección del II Frente Nacional del Escambray desde febrero y junio de 1958, con la incorporación de los agentes de la inteligencia norteamericana William Alexander Morgan y John Meckpless Espíritto, respectivamente.
Proyectaban utilizar a esta organización como un valladar frente al empuje militar del Ejército Rebelde. Fue una operación encaminada a que en el Escambray se estableciera Carlos Prío, quien había sido derrocado por el golpe de Estado de Batista el 10 de marzo de 1952.
Documentos desclasificados por la CIA posteriormente, revelan que en diciembre de 1958 la División Paramilitar de la agencia proyectaba un lanzamiento de armas por vía aérea.
La operación estaba dirigida a su "tercera fuerza" en las montañas, con el objetivo de que estuviese mejor pertrechada para oponerse a los éxitos crecientes del Ejército Rebelde en su marcha arrolladora hacia occidente.
No pudieron desencadenarla porque la planificaron para los primeros días de enero de 1959, cuando ya la dictadura se había desplomado como resultado de los embates de las fuerzas rebeldes.
En respuesta a una solicitud del Departamento de Estado norteamericano del 8 de diciembre de 1958, el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo expresó su disposición de actuar de inmediato para evitar el triunfo revolucionario en Cuba.
Refiriéndose al apuntalamiento de la dictadura batistiana, el 15 de diciembre, en entrevista con Joseph S. Farland, embajador norteamericano en Santo Domingo, Trujillo respondió que "si por alguna causa Estados Unidos deseaba ofrecer aquella ayuda de forma indirecta, el gobierno dominicano gustosamente actuaría en esa dirección".
En cumplimiento de esta propuesta, el 20 de diciembre Trujillo ofreció a Batista enviar tres mil soldados dominicanos hacia Las Villas y dos mil con destino a Oriente.
Desde agosto de 1958 el Departamento de Estado maniobraba para lograr una mediación política latinoamericana que impidiese el triunfo rebelde, y desde octubre se afanaba en crear una comisión mediadora de la Organización de Estados Americanos (OEA).
La misión estaba integrada, entre otros, por los ex presidentes Arnulfo Arias (Panamá) y Galo Plaza (Ecuador). Su versión más acabada tiene como fecha el 31 de diciembre de 1958.
Otra operación de la CIA para evitar el triunfo revolucionario, fue el respaldo al politiquero Tony Varona para que arribara a territorio camagüeyano a finales de diciembre de 1958 y, en contubernio con tropas batistianas que le secundarían, tuviera que ser aceptado como una fuerza a tener en cuenta en el nuevo gobierno que se estableciera.
Una variante adicional de la CIA consistía en que su viejo colaborador Justo Carrillo, junto con el ex coronel Ramón Barquín â�öa la sazón preso en Isla de Pinosâ�ö debían encabezar una Junta Militar que sacara a Batista del poder, como una manera de quitar legitimidad al Ejército Rebelde.
Bajo la dirección de la Embajada norteamericana, una opción similar a esta fue la que se aplicó el Primero de Enero de 1959, a través de Ramón Barquín, en un desesperado intento por mantener incólume el ejército batistiano como garantía de sus intereses en el país.
Todo ello evidencia que no eran solo palabras la expresión del director de la CIA Allen Dulles en la reunión del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos del 23 de diciembre de 1958.
En ese encuentro, ante la presencia activa del presidente Dwight D. Eisenhower y preocupado por el avance de las tropas rebeldes en Cuba, Dulles expresó: "Debemos evitar la victoria de Castro".
Tal interés no pudo ser cumplido, como tampoco han podido lograrlo durante más de medio siglo. La Revolución sigue adelante con el apoyo del pueblo.
*Los autores son investigadores titulares del Centro de Investigaciones Históricas de la Seguridad del Estado.
et/pev/azd
- Blogger Comment
- Facebook Comment
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada
(
Atom
)
0 comentarios:
Publicar un comentario