Maduro ser joven, justicia ser caduca (cuervo ingenuo)

Maduro ser joven, justicia ser caduca (cuervo ingenuo)
Por: Carlos Tena
Para Kaos en la Red

Parafraseando al inolvidable dibujante-filósofo Jaume Perich: “La mejor prueba de que cualquier ciudadano puede ser Presidente de los EEUU, la tenemos en su propio presidente”.


La maniobra publicitaria que encarnan las elecciones en aquel territorio, es sólo comparable a la de la ceremonia de los Oscar, pero a lo bestia, como señalaba ácidamente otro genio del humor surrealista como fue Miguel Gila.

Al ciudadano Barak Obama le cabe, sin embargo, el anecdótico honor de ser el primero de su raza que accede al despacho oval de la Casa Blanca, aunque habremos de reconocer que fue Georges W. Bush, el genocida presidente, el primero en nombrar a un ciudadano de raza negra, como Colin Powell (sustituido al poco tiempo por Condolezza Rice, también afroamericana), para el cargo de la Secretaría de Estado, o sea, para el equivalente en España a Ministro de Asuntos Exteriores, destino que conlleva fundamentalmente la ardua tarea de ocuparse en temas y políticas del interior situado en el exterior. No sé si me explico.

Para dejarlo claro. En USA tal responsabilidad implica, por encima de otras labores militares, que el titular transmita a los mandatarios en el resto del mundo, que a Barak le agradaría mucho el cumplimiento de sus órdenes exactas. Así, las llamadas democracias occidentales, deberán plegarse a esa Hoja de Puta, perdón de Ruta, en lo referido a salvaguardar los intereses del empresariado yanqui, y proteger a las dictaduras del Vaticano, Haití, Honduras, Perú, Colombia, Panamá, Marruecos, Arabia Saudita, Kuwait, la de los invadidos Irak, Afganistán, más medio kilo de África y cuarto y mitad de la Europa del Este, sobre todo en países donde ya se han colocado gobiernos de clara tendencia fascista como Polonia, Chequia, Turquía (próximo cliente de la Comunidad), etc., etc. Todo ello, so pena de que si un ejecutivo osara salirse de la foto, podría quedar en la ruina tras las acciones precisas, de contundencia inmediata, del Banco Mundial, FMI y gobierno suizo, emergidas desde Washington.

Y si por una casualidad imprevista, alguno de estos últimos no cumpliera, la CIA, el FBI y la Black Water, con el aplauso y comprensión del ejército de Obama, confeccionarán de inmediato una urdimbre de tal calibre, que la invasión y apropiación ulterior de miles de millones de euros, figurarían como primeros elementos a desarrollar. Se trata de imponer por la fuerza, la fuerza bruta de la democracia a lo Kentucky Fried Chicken, es decir, a freír a tiros a los pollos que se nieguen a ser comidos. Si la máquina de matar que es USA, nota que se va hundiendo en las heces de su propio detritus, arrastraría con él a familiares y amigos, antes que renunciar a ser el IV Reich.


Por fortuna, hay gobiernos en los que un canciller o ministro de exteriores americano no tiene por qué amenazar a un vecino, y menos aún a los europeos o africanos, limitándose a una labor de buen vecindad, de relaciones de igual a igual, aplicando el programa político prometido por un gobierno elegido por millones de ciudadanos, a pesar de que miles de cadenas de TV, periódicos, emisoras de radio y otros medios de confusión democrática, hayan desatado la segunda las campañas de descrédito y manipulación más vergonzosas en los últimos cincuenta años. Es evidente que me refiero a Venezuela y a su gobierno, comandando por Hugo Chávez, y refrendado en casi una decena de ocasiones, por sus conciudadanos. La primera sigue siendo la organizada contra la Revolución cubana, desde hace más de medio siglo,

Por fortuna también, ese canciller tiene un alto concepto de su responsabilidad y la perspicacia, sabiendo además distinguir un auto razonado de un bodrio como el redactado por Eloy Velasco, magistrado promovido, como la Murillo, por miembros del PP (partido heredero de la más abyecta tradición franquista). Es cuando Maduro sale a los medios y denuncia, alto y claro, el hecho de que ese juez se haya sacado de la toga una acusación vergonzante, además de colocar a Aznar en su sitio. Entonces saltan las viejas chispas hispanas de la indignación patria, los rescoldos del imperio colonial, y comienza el lamentable espectáculo de la condena inquisitorial, tan típica del español sin sentido de la ética y la inteligencia.

Maduro se queja, y con razón, de una bazofia creada por la irresponsabilidad de un jurista como aquel, formulado sin base alguna, es decir, rozando la prevaricación, cuando se da el caso de que ese mismo juris-imprudente fue Director General Justicia en la castigada comunidad valenciana en 2000, siendo testigo presencial del recibimiento tributado por sus superiores (con rango de visitante ilustre), al comandante Raúl Reyes, miembro de las FARC, sin que desde aquel año 2000 se le ocurriera la memez de tratar de deducir una relación entre una de las fuerzas insurgentes colombianas, y la organización armada Euskadi Ta Askatasuna. Y el gobierno valenciano, era del Partido Popular ¿te acuerdas, Zaplana? Claro que si se organizara una exposición de aquellas fotos (y las relacionadas con el caso Gurtel), la no menos franquista Rita Barberá, prohibiría el acto, en consonancia con su particular concepto acerca de la libertad de expresión, o de su ideología anticultural, antihistórica y ridícula.


Nicolás Maduro, canciller venezolano del gobierno de Hugo Chávez, aunque le duela al Rey, a Zapatero, a Rajoy, a Leire Pajín y a todo el Partido Popular, ha pronunciado unas frases sobre José María Aznar, que han herido lo más íntimo de la sensibilidad de quienes se declaran españoles, antes que ciudadanos responsables. Un político conservador, como era Antonio Cánovas del Castillo, vasco de nacimiento, tuvo la genialidad de ironizar sobre este tipo de salidas, en las que parece refulgir el orgullo patrio y la dignidad, afirmando. “Son españoles los que no pueden ser otra cosa”, dejando claro que la soflama, acompañada de estúpidas e infantiles alharacas españolistas, son fruto de la mediocridad y el complejo de inferioridad inherentes a un desvergonzado cum laude. O sea, Aznar.

Y conste en acta, ¡oh, torpe juez Velasco¡, que no estoy de acuerdo con Maduro, pero sí con la Pajín, en que no se debe tildar de Mafia al ex presidente español , porque de esa manera ofende a las más vetustas castas de canallas que hay en Sicilia. Y hay que evitar ese tipo de símil peyorativo. Hubiera bastado con Hijo de Bush, Hijo de Franco, o incluso Hijo de Monseñor Escrivá de Balaguer, que se acercan más a tan oscuro personaje.

Me apena, sin embargo, que esa mala imitadora del Capitán Nemo, como es la somnolienta Secretaria de Desorganización del PSOE, encarnando el dramático rol de submarinista de primera, Sección Torpedo de la Calzada, quede al descubierto en su afán por defender lo indefendible, saliendo a la palestra a soltar lo que le sale de su bostezante boca. Con enemigos así, señor Rajoy, para qué quiere militantes.


El canciller Nicolás Maduro he hecho honor a su apellido, a su solera y a su experiencia, adquirida en los mil combates diarios en que se ha convertido, como la Revolución cubana, el hecho de defender el movimiento bolivariano, que es lo mismo que decir la democracia, la liberación definitiva de los pueblos del continente latinoamericano, asunto que a la chilena Michelle Bachelet le traía al fresco, ya que durante su mandato, que ya termina, no hizo otra cosa que imitar a Felipe González (consintiendo el terrorismo de estado y otros crímenes), ofendiendo así no sólo a los verdaderos socialistas, sino a la memoria de su padre, brigadier general Alberto Bachelet, miembro del Gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende, torturado y muerto por quienes son héroes de su sucesor, el empresario Sebastián Piñera, tan hijo de Pinochet como Aznar del Caudillo Franco.


Maduro ha dado en el clavo, y los medios de comunicación y manipulación españoles, los mismos que han entronizado la mentira, la doble moral, el doble rasero y el dinero, por encima de la verdad, el rigor y la objetividad, atacan ferozmente al canciller porque ha esgrimido una verdad tan enorme como la Catedral de Burgos.

Maduro y Chávez han dejado en ridículo las paranoicas pretensiones del juez Velasco, en un momento en el que la justicia española aparece en pelotas, desnuda de dignidad, de voluntad de servicio al ciudadano, porque una ideología totalitaria flota en sus despachos y edificios, en las sedes de Tribunal Supremo y la Audiencia Nacional, dejando al aire el aroma a miseria de una transición política que permite que quienes combatieron, incluso con armas ¿por qué no?, la infame y asesina dictadura de Francisco Franco, sean aún tildados de terroristas.

Un experto jurista como Carlos Jiménez Villarejo, que fuera Fiscal Anticorrupción, lanzaba al aire, hace solo unos días, estas frases rotundamente clarificadoras:

Llevamos 25 años en que las asociaciones de jueces y fiscales, conservadoras y progresistas, han celebrado congresos comiendo en la mano de los bancos y cajas de ahorro, que han aportado cantidades importantes, han pagado gastos de alojamiento y seguramente algo más. ¿Por qué no se preguntan los jueces y fiscales cómo encaja esto en el ejercicio libre e independiente de su función, si cualquiera de ellos ha tenido algún asunto con las entidades que les han subvencionado tan generosamente?

Otro ciudadano, menos versado en leyes, aunque célebre por su amor a la verdad, como fue el indio Cuervo Ingenuo, diría con su habitual desparpajo:

Nicolás Maduro ser joven, valiente, honesto, no hablar con lengua de serpiente. Justicia española ser mentirosa, caduca, fea, desdentada, maloliente y sospechosa.
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About Ricardo Abud (Chamosaurio)

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