Celebran a Brasil lo que condenan a Venezuela

Intereses imperialistas buscan enfrentarnos contra nuestros vecinos del Sur
Por: Luis Alberto Matos


“Su amplio espacio y diversidad poblacional proveen a Brasil de una gran variedad natural, ambiental, cultural y económica.”
John Philip Dickenson

Por sus dimensiones, población, recursos naturales e industrias, Brasil puede ser considerado como el país de mayor potencial en América del Sur. Desde hace pocos días, varios medios se empeñan en destacar su superioridad sobre Venezuela, pero nó en el sentido comparativo de las cifras, sino con la muy evidente intención de obstaculizar el proceso de unión de nuestras dos naciones, en la lucha mundial contra el neoliberalismo y los intereses de las grandes trasnacionales.
Sus avances económicos, energéticos, industriales, políticos, militares y sociales son siempre publicados cuando la comparación con Venezuela es favorable a Brasil. Hasta recurren al conocido ardid de sólo divulgar éstas y mutilar, esconder o minimizar aquellos aspectos donde pudiéramos obtener ventajas.
Llegan al colmo de citar parcialmente declaraciones del Presidente Lula: “Yo no haría lo que Chávez hizo con los medios de comunicación” en titulares de primera página, letra grande y lugar preferente.
Sólo quienes buscaron en el interior de esos diarios, pudieron leer, en caracteres pequeñitos, el final de la expresión del mandatario brasileño: “pero creo que los medios de comunicación no deberían hacer con Chávez lo que hicieron por mucho tiempo”.
Más aún, Lula igualmente afirmó que “hacía muchos años que Venezuela no tenía un Presidente que se preocupara por su pueblo y los pobres como Chávez”. Esto apenas se publicó, por allá adentro, en página par y abajo.
Pre sal
Se difunde el descubrimiento del yacimiento petrolero “pre sal”, con sus aspectos positivos para Brasil: “pudiera convertirlo en el octavo país en reservas petroleras del mundo”, “estiman exportar un millón de barriles antes del 2015” y “se convertiría en potencia petrolera”, pero se oculta que están entre 4.000 y 7.000 metros de profundidad, a más de 100 kilómetros de la costa y por debajo de domos de sal de 2.000 metros de espesor, lo cual dificulta su perforación y eleva los costos.
Un comentario, evidentemente pagado por industriales privados, señala que “Brasil debe evitar caer en la llamada ‘maldición del petróleo’, referida a esos países exportadores que, por vivir de la renta del crudo, no se desarrollaron”. ¿Qué llamarán ellos no desarrollarse? ¿Habrán visitado los Emiratos Árabes Unidos? ¿tendrán alguna noción, aunque sea escasa o limitada, sobre la tecnología iraní?
Divulgar que Brasil encontró petróleo es excelente. Quizás su mayor ventaja, para los países que derivamos nuestros ingresos principalmente de la explotación de hidrocarburos, es precisamente que tan alto costo incidirá en una elevación de los precios de venta, a mediano plazo. ¡Eso no se publica!
Alguien acertó al señalar que “Brasil debate con amplitud y mesura el uso que se dará a aquella bonanza”, pero de allí a agregar que “mientras tanto, aquí reparten los bloques de la Faja del Orinoco entre amigos que no tienen ni idea ni real alguno para enfrentar ese reto” hay un trecho enorme, donde leo su traducción a “Faja Bituminosa”, como la denominaban para vender esa gigantesca riqueza a precios de carbón.
Energía eólica
Otros aspectos donde ensalzan a Brasil incluyen “los vientos de la energía eólica soplan con mucha fuerza en Brasil”, “es el líder latinoamericano en producción eléctrica de fuentes alternativas, con capacidad instalada superior a los 400 MW a partir de más de 300 turbinas movilizadas por el viento” y “Brasil es un defensor del planeta por su política de desarrollo energético sustentable”.
Nos abruman igualmente con: “Brasil es un actor global en la arena diplomática” (comentario generado por la adquisición de bonos por 10.000 millones de dólares al FMI y su inclusión en el G-20), “Brasil puede sustituir ventas colombianas” (en sendas notas donde se critican planes venezolanos para comprar alimentos y productos manufacturados a Argentina y Ecuador) y hasta una propaganda metida como noticia “aerolínea brasileña anuncia incremento de sus ganancias”.
Soberanía y defensa
Bajo el gran titular “Francia convierte a Brasil en una potencia militar”, nos informan que ambas naciones “firmaron en Brasilia un histórico acuerdo militar que permitirá al gigante sudamericano erigirse en potencia naval de América Latina”.
Detallan: “Brasil firmó acuerdo mayor que el Plan Colombia. Brasilia comprará a París 4 submarinos, 31 helicópteros y 36 aviones caza por más de 12.000 millones de dólares. Se comprometen igualmente a transferir tecnología para la construcción conjunta de un sumergible a propulsión nuclear, más silencioso y veloz”.
Enfatizan que es para seguridad y defensa de su nueva riqueza petrolera. Ya antes me dijeron que el otro vecino se arma con bases norteamericanas para luchar contra el narcotráfico. Ambos presupuestos son muy superiores a nuestras compras de armas; pero, según ellos, el único país de la región que tiene una carrera armamentista ¡es Venezuela!
UNASUR
Todo ese amplio despliegue publicitario es apenas parte del plan. Es sólo un lance táctico de la estrategia destinada a un único fin: controlar nuestras reservas energéticas.
Pero no tendrán éxito. Brasil y Venezuela están integrados en el gran proyecto UNASUR. Marchamos juntos, libres y soberanos, hacia un futuro mejor.
jaquematos@cantv.net


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About Ricardo Abud (Chamosaurio)

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