New York Times: Rivales hondureños ven la intervención de los EEUU como un hecho crucial para resolver su crisis política.
Traducido por Geleny Ramos, especial para Cubadebate
Por: GINGER THOMPSON
SAN JOSÉ, Costa Rica — Cuando el presidente Oscar Arias de Costa Rica comenzó a buscar una solución negociada a la crisis política hondureña, lo vio como una oportunidad para que los centro americanos demuestren que son capaces de resolver sus propios problemas, y estableció algunas reglas básicas para ello.
El depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, y el hombre que lidera el gobierno actual que lo sustituyó, Roberto Micheletti, supuestamente debían presentarse en casa de Arias con solo cuatro de sus más cercanos asesores hondureños.
En la mañana del jueves, el Sr. Micheletti se apareció con 6, añadiendo un estadounidense especialista en relaciones públicas, que había trabajado para el ex presidente estadounidense Bill Clinton, y su interprete estadounidense; y un funcionario cercano a las conversaciones dijo que el equipo muy pocas veces se pronunció sin antes consultarlo.
Entonces este viernes, con las negociaciones yendo aparentemente a ningún lugar, el Sr. Arias solicitó apoyo estadounidense para si mismo, explicando a la Secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton, que la presión de los EEUU era crucial para terminar con el impasse.
En las dos semanas transcurridas desde el golpe contra el Sr. Zelaya, la administración de Obama se ha visto en dificultades para distanciarse de la crisis, como parte de un esfuerzo para convertir a los EEUU en un jugador más, en una región que por tanto tiempo ha dominado. Y los líderes latinoamericanos han expresado públicamente su apoyo a lo que describen como el nuevo espíritu de colaboración de Washington.
De forma privada y no tan privada, sin embargo, ha quedado claro que los líderes de todos lados de esta crisis ven a los EEUU como la llave para obtener lo que quieren.
En los días recientes, el Sr. Zelaya y sus aliados, entre los que se incluyen algunos de los críticos más elocuentes en la política de los EEUU en la región, han pedido en reiteradas ocasiones a Washington, que incremente su presión sobre el Sr Micheletti, retirando a su embajador del país—los EEUU es uno de los pocos países que mantiene a su embajador en Tegucigalpa, la capital hondureña—así como imponiendo sanciones más severas. Hasta el presidente venezolano Hugo Chávez hizo el pasado viernes una extraña llamada al asistente de la Secretaria de Estado, Thomas A. Shannon Jr., para hacer directamente una petición que había manifestado antes en televisión. “Haga algo”, dijo el Sr. Chávez a los reporteros, “Haga algo, Obama”.
Mientras tanto, el Sr. Micheletti ha desencadenado una ofensiva en las relaciones públicas, con sus seguidores contratando abogados de alto rango con fuertes conexiones en Washington, para cabildear contra tales sanciones. Un poderoso consejo latinoamericano de negociaciones contrató a Lanny J. Davis, quien ha sido abogado personal del presidente Clinton, y trabajó en la campaña presidencial de este.
La semana pasada, el Sr. Micheletti trajo al asesor de otra firma relacionada con Clinton, a las conversaciones en Costa Rica. El asesor Bennett Ratcliff de San Diego, se negó a ofrecer detalles acerca de su papel en las conversaciones.
“Todas las propuestas del grupo de Micheletti fueron escritas o aprobadas por el estadounidense”, dijo refiriéndose al Sr. Ratcliff otro funcionario cercano a las conversaciones.
Con o sin la presencia de los extranjeros, el Sr. Arias enfrenta grandes contratiempos en contra del éxito. Los Srs. Zelaya y Micheletti se negaron a entrevistarse frente a frente y abandonaron las conversaciones antes de concluir el primer día. Y mientras hubo meno hostilidad entre ambas delegaciones el segundo día, un funcionario cercano a las conversaciones comentó que al Sr. Arias le fue imposible conseguir un acuerdo entre ambas partes acerca de la fecha de una segunda ronda de negociaciones, o siquiera que estrecharan sus manos frente a la multitud de reporteros reunidos fuera de su casa.
“Les dijo: los palestinos e israelíes han sido enemigos por generaciones, y sus líderes se estrechan las manos”, contó un funcionario describiendo la actitud del Sr. Arias. “Ustedes eran amigos hasta hace 2 semanas, ¿y ahora no pueden hacer siquiera un gesto simbólico?”.
Si embargo, las personas familiarizadas con las conversaciones—diplomáticos, abogados y funcionarios del gobierno que asistieron a las reuniones, o las monitorearon desde sus oficinas en Costa Rica, Los EEUU, y Honduras—declararon que las sesiones produjeron al menos un resultado significativo: los líderes de ambas partes fueron más allá de sus borrascosas declaraciones, de manera que los mediadores pudieron identificar los verdaderos obstáculos para un compromiso pacífico.
Entre los más indómitos de dichos obstáculos, dijeron 3 de los funcionarios cercanos a las conversaciones, estuvo el Sr. Micheletti. En lo que el Sr. Zelaya manifestó su deseo de aceptar un compromiso que lo devolviera a su oficina con poder significativamente limitado, pareció como si el Sr. Micheletti creyera poder detener el reloj y permanecer en la presidencia hasta las elecciones presidenciales del país, a celebrarse en noviembre próximo.
Los funcionarios declaran que el Sr. Arias dijo a la Sra. Clinton que los EEUU debían dejar bien claro al Sr. Micheletti, que las elecciones celebradas por un gobierno ilegítimo no serían consideradas legítimas.
Sin embargo, un funcionario dijo que los EEUU pretendían ser cuidadosos y “no asumir públicamente un rol importante”. Añadió que la nación norteña indicó que suavemente aclararía al Sr. Micheletti que los $16.5 millones que ya le habían suspendido en ayuda militar, podrían extenderse hasta una suspensión de $180 millones en otras asistencias para el desarrollo económico, que aún se encuentran bajo revisión.
Los seguidores del Sr. Micheletti están respondiendo, en parte pegando cientos de dólares la hora a abogados bien conectados en Washington, que han iniciado desde allí una abrumadora ofensiva. El viernes, el Sr. Davis estaba testificando en el Capitolio en favor del gobierno regente del Sr. Micheletti, y el sábado, llamó a los reporteros cerca de la medianoche para notificarle que el Sr. Micheletti había despedido a Enrique Ortez, a quien había escogido como Ministro de Relaciones Internacionales, por haber contrariado a los funcionarios estadounidenses al referirse al Sr. Obama, en una entrevista televisada, como “el negrito ese que no sabe ni donde queda Tegucigalpa”.
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