Colombia: Uribe tiene la palabra
Por: Por Alberto Corona
Un amplio grupo de la sociedad civil y política colombiana permanece hoy expectante ante un eventual pronunciamiento del presidente Álvaro Uribe, en torno a un estancado proceso de liberación unilateral de uniformados retenidos por las FARC.
Si bien declaraciones anteriores del mandatario han sido claras respecto a que la Iglesia y la Cruz Roja Internacional son las únicas autorizadas a negociar con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en dicho proceso, muchos esperan que cambie su obstinada posición.
Su intransigencia en nada ha resultado hasta el momento, y mientras tanto varios son los que aguardan por su libertad, pese a que las FARC anunciaron en abril pasado y reiteraron recientemente en un comunicado que liberarían a dos uniformados, pero bajo determinadas condiciones que garanticen la transparencia de la operación.
Para varios analistas consultado por Prensa Latina la petición de la guerrilla, en torno a que la senadora liberal Piedad Córdoba y el padre de uno de los retenidos formen parte de una eventual comisión humanitaria que permita concretar la liberación, en nada entorpece el proceso y, por el contrario, podría abrir las puertas a una negociación definitiva para el canje, como un primer paso.
De ahí que el Movimiento Colombianas y Colombianos por la Paz espere del presidente Uribe un gesto humanitario respecto a la liberación del suboficial Pablo Emilio Moncayo y el soldado Josué Daniel Calvo, en poder de las FARC.
Carlos Lozano, vocero del Movimiento, señaló -citado por una radioemisora local- que tanto esa agrupación como los familiares de los retenidos esperan un gesto por parte de Uribe, luego de la reiteración de la guerrilla para que Córdoba integre una comisión humanitaria para el proceso de liberación.
En opinión de Lozano, el gobierno debe acceder a la exigencia de la guerrilla, pues se trata de un acto eminentemente humanitario.
En tanto, Colombianas y Colombianos por la Paz esperan por una respuesta positiva del Ejecutivo, a fin de contactar con los actores involucrados y agilizar así el proceso de entrega, que podría contar con la veeduría internacional.
Esta agrupación concentra sus esfuerzos en el intercambio humanitario y mantiene un diálogo epistolar con la guerrilla, a fin de hallar una solución al conflicto, sin embargo fue excluida por Uribe de cualquier negociación en ese sentido.
Decisión que para observadores y gran parte de la sociedad alteró el ritmo lógico de lo avanzado hasta el momento en pos de un proceso de paz en la nación.
Muchos se cuestionan el por qué de la inflexibilidad de Uribe, en tanto otros se atreven a asegurar que la actual administración y determinados círculos de poder necesitan de la confrontación para sostener determinadas políticas que los perpetúen en el poder, ya sea con uno u otro presidente de turno.
En medio de esta ya prolongada incertidumbre, el profesor Gustavo Moncayo, padre del suboficial, ha pedido en reiteradas ocasiones al mandatario que cambie de actitud y pronto se convoque a una reunión para crear una comisión humanitaria y así su hijo regrese a la libertad, luego 12 años de cautiverio.
En este contexto, Córdoba señaló que Uribe tiene en sus manos la liberación de los retenidos.
Asimismo, pidió una cita con el Presidente a fin de conocer qué es posible hacer y qué no para poder reanudar el proceso de liberación de los uniformados.
Córdoba, quien encabeza el referido movimiento de la sociedad civil, aludió así a un nuevo comunicado de la guerrilla y a sus anuncios de liberaciones.
En el más reciente comunicado, las FARC reiteran su voluntad de entregar a Moncayo, el más antiguo en su poder, como lo habían anunciado el 16 de abril pasado, y de un nuevo retenido, el soldado Calvo.
Estamos expectantes, me parece muy positiva la intención de las FARC de liberar más personas, indicó, tras manifestar que al soldado nadie lo tenía en cuenta.
Calvo está en poder de la guerrilla desde el pasado 20 de abril, cuando fue llevado herido, luego de un enfrentamiento entre el grupo insurgente y tropas del Ejército en el departamento del Meta, según medios periodísticos locales.
Moncayo, por su parte, fue capturado el 21 de diciembre de 1997, cuando tenía 18 años, en un combate en el sureño departamento de Nariño.
Ellos, junto a otros retenidos de ambos lados, esperan por que definitivamente impere una voluntad de diálogo que ponga fin a décadas de enfrentamiento y desgarramiento de una sociedad que clama por la paz.
Uribe tiene la palabra.
lac/acl
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