LA Perorata Empalagosa del Señor Uribe


LA Perorata Empalagosa del Señor Uribe
Por: Marcos Camacho


A propósito de la liberación del Cabo Moncayo anunciada por las Farc - ep
De él, y solo de él, podrían brotar palabras viperinas y desalentadoras como las escuchadas hace pocos días en los diarios de circulación nacional, –como tradicionalmente lo hace-.

Fue durante un discurso ante las fuerzas militares, con motivo del ascenso a general del oficial Luis Mendieta, retenido por la guerrilla hace 12 años, un subterfugio recurrente del jefe del estado colombiano, para tapar su inhumano proceder; de forma calculada escenifica un acto absolutamente hipócrita y conveniente, acompañado de firmes advertencias; como de costumbre Don Álvaro y su aparato mediático, intentan invadir, cual tumor maligno, las nobles gestiones de Colombianas y Colombianos por la Paz, luchadores legítimos y tenaces del intercambio humanitario.

Las palabras del presidente contrastan radicalmente con las expresadas por la madre del Cabo Pablo E. Moncayo Cabrera, con motivo de su anunciada liberación por las Farc – ep, hace algunas semanas.

Mientras Uribe vocifera desde lo más hondo de su “gran corazón” que las liberaciones no pueden convertirse en una propaganda del terrorismo y acusa a la guerrilla de traficar con la suerte de los secuestrados; la madre del cabo retenido María Estela Cabrera, en un reportaje del Periodista Yamid Amat, justo el día de las madres, abre su corazón,libre de las pesadas cargas del odio y el rencor de las que adolece el señor presidente, ella habló con sosegado animo sobre la “infinita desilusión” que le produjeron las palabras del mandatario Colombiano; después de o­nce años de “terrible sufrimiento”.

Parece difícil entender la intransigencia de Uribe, y más para una madre que anhela el regreso de su hijo. El palo en la rueda, de nuevo se refiere a la participación de la Senadora Piedad Córdoba, miembro del movimiento social que ha intermediado con éxito en la liberación pacífica de los últimos retenidos. Furibundo (el presidente), como suele aparecer en los últimos tiempos suelta una perorata que a estas alturas se ha convertido en empalagosa y de mal presagio. No obstante quienes conocemos su alma oligarca, sabemos que a él le importa muy poco o nada la suerte de un soldado de bajo rango, hijo de unos humildes maestros; nunca le perdonará al profesor Moncayo su desafío en plaza pública, pidiéndole no solo por la liberación de su hijo, si no clamándo por los caminos de paz que Uribe nunca transitará, o exigiéndole el elemental derecho a la huelga de los trabajadores sin que sean masacrados por las fuerzas militares.

Que humanidad puede esperar la Madre del Cabo Moncayo y el pueblo que quiere la paz, de un hombre como Uribe, que casi al mismo tiempo que anunciaba el alargamiento del calvario de esta familia, se reunía con su equipo económico para dejar permanente un impuesto para mantener los gastos que demanda la guerra en Colombia. No obstante, la esperanza no se apaga con facilidad, y mientras el presidente se regodea, calculador y astuto recibiendo y poniendo medallitas.Ellos (sus padres) continúan luchando por la liberación de su hijo, mientras con esmero aprontan el recibimiento pintando su casita.

Por eso, pese a Uribe, tenemos que seguir bregando por el Intercambio humanitario y la Paz de Colombia, nacional e internacionalmente, por que cada vez que mostramos al país y al mundo que la vía dialogada de frutos irrefutables, de forma paulatina se apaga la credibilidad de un encantador sombrío, y con la instantaneidad de la historia se hundirá para bien de todos la podrida balsa que soporta al enviado por la “providencia”, para rescatar del “supuestísimo” caos a la patria que Uribe concibe desde su trono conseguido a punta de embustes, engaños y masacres.


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About Ricardo Abud (Chamosaurio)

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