LA BATALLA QUE DETERMINÓ EL DESENLACE DE LA II GUERRA MUNDIAL


Miércoles, 4 de febrero de 2009
LA BATALLA QUE DETERMINÓ EL DESENLACE DE LA II GUERRA MUNDIAL
Fuente: The Voice of Russia


En Rusia se celebró un aniversario más de la batalla crucial de la II Conflagración Mundial. Hace 66 años, el 2 de febrero de 1943, finalizó la Batalla de Stalingrado. La grandiosa epopeya a orillas del Volga fue coronada con la brillante victoria de las tropas soviéticas.

Fue el inicio del fin del ejército hitleriano. Los combates en la “caldera” de Stalingrado terminaron con la capitulación del 6º ejército de la Wermacht. Su comandante, mariscal de campo Paulus fue capturado. En total, el enemigo perdió entre muertos y prisioneros un millón 500 mil efectivos.

La batalla a orillas del Volga duró 200 días, del 17 de junio de 1942 al 2 de febrero de 1943. Se extendió en un área inmensa: 100 mil kilómetros cuadrados. Por ambas partes en ella participaron más de 2 millones de uniformados, 2 mil tanques t aviones, 26 mil cañones.

¿Por qué Hitler decidió en el verano de 1942 avanzar hacia el Volga? Si hubiera a acertar en sus planes, los alemanes habrían llegado a las zonas petrolíferas del Cáucaso, de las cuales dependía el funcionamiento e toda la máquina militar de la URSS y, por consiguiente, el desenlace de la contienda. Si los alemanes hubieran cruzado el Volga y avanzado apenas unos 40 kilómetros, la URSS habría quedado dividida en dos partes. A aquellas alturas en las riberas del Volga se decidía el destino de los pueblos del planeta, dice con certeza Gueorgui Kumaniov, doctor en Historia y director del Centro de Historia Militar de Rusia.

Entre todas las batallas que sufrió el género humano, para su desgracia, ésta, por su envergadura, sus consecuencias y sus bajas, fue de las más ingentes en la historia mundial. En el fondo, de ella dependía el desenlace de la II Guerra Mundial. Se necesitaron esfuerzos titánicos de nuestro pueblo y de nuestro ejército para contrarrestar al enemigo.

Para los habitantes de Stalingrado comenzó un verdadero infierno el 23 de agosto de 1942. En aquella fecha la aviación alemana descargó sobre la ciudad toneladas de bombas y prácticamente la convirtió en ruinas. Hubo bombardeos antes y después de esta fecha, pero el del 23 de agosto, pasó a la historia como uno de los más temibles y destructores, a la par de los de Dresde y de Hiroshima.

Zoya Kabánova durante la Batalla de Stalingrado era enfermera. Lo más duro, recuerda, fue el transportar a los heridos al otro lado del Volga, porque aviones alemanes ametrallaban sin cesar ambas orillas del río.

Yo sabía nadar muy bien, por esto agarraba a los heridos y los sacaba del agua. Pero, ¿a cuántas personas podía salvar en un agua helada? Este horror se me clavó en la memoria por toda mi vida. A menudo me despierto en la noche, al soñar con estas cosas horrendas.

Durante todo el otoño se libraban combates por cada edificio. Stalingrado quedó reducido a ruinas. Los edificios situados en el centro de la ciudad pasaban de una parte a otra. Pero los defensores se batieron hasta la última bala. Comprendían qué significaba perder la ciudad y permitir a los alemanes salir al Volga. Esto significaba derrota, cautiverio, esclavitud, muerte. Por esto resistieron. Temprano por la mañana, el 19 de noviembre de 1943, con dos golpes propinados desde el norte y desde el sur. El Ejército Rojo rompió la defensa de los hitlerianos y las tropas de Paulus resultaron copadas. Hitler le prohibió al comandante que retrocediese. Los intentos del cuerpo de tropas blindadas del mariscal de campo Manstein romper el sitio resultaron estériles. Temprano por la mañana el 2 de febrero los soldados soviéticos se apoderaron de los sótanos de los grandes almacenes en donde estaba instalado el estado mayor de Paulus. Poco antes él mandó al Cuartel General de Hitler un radiograma de que capitulaba. La Batalla de Stalingrado terminó.

La batalla en cuestión patentizó al mundo entero que es posible combatir y vencer a los fascistas. Después de la guerra en París apareció la plaza Stalingrado, al paso que el rey inglés Jorge VI ordenó forjar y entregar a los ciudadanos de la ciudad una espada de honor como señal de respeto a su resistencia.

Los combates más cruentos en Stalingrado (hoy Volgogrado) se libraron por el túmulo de Mamai. Más tarde se convirtió en la mayor fosa común del mundo. Hoy delante del monumento se reunieron los pocos ex combatientes que tuvieron la suerte de sobrevivir a aquella batalla y vivir hasta nuestros días. Ellos rindieron tributo a la memoria de sus compañeros de lucha caídos por su Patria.


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About Ricardo Abud (Chamosaurio)

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