Cambiamos hidrocarburos por algo más valioso que el dólar
Por: Luis Alberto Matos
“Cacao, café y caña valen hoy lo mismo que hace 40 años. Un tractor vale el triple”
Fidel Castro
En relación a las potencialidades de América Latina y el Caribe, como sustento de la Alternativa Bolivariana para los pueblos de nuestra América (ALBA), Fernando Bossi nos dice: “Donde quiera que busquemos encontraremos riquezas inmensas en nuestro continente, pero también encontraremos que esas riquezas no son usufructuadas por nuestros pueblos”. Agrega “Tenemos la mayor reserva de agua potable del planeta” y “Nuestra región es rica en energía”.
Esta Patria Grande es nuestra única garantía para ese futuro promisor que anhelamos y merecemos. La contribución venezolana para tal porvenir, en los parámetros del mundo actual, donde la industria y el transporte requieren suministros constantes y confiables de energía, está basada en nuestros hidrocarburos.
Es necesario insistir: nó estamos regalando petróleo. Incluso, aunque a cambio de barriles diarios recibimos saberes, bienes y servicios, la mayor retribución es el apoyo a la seguridad y defensa de nuestra soberanía. Esa solidaridad ante el enemigo común, esa unión de pueblos contra el neoliberalismo esclavizante, merece y requiere la energía aportada por el subsuelo venezolano.
Por supuesto que los alimentos centroamericanos, las vaquillas uruguayas, los tanqueros argentinos, los médicos cubanos y tantos otros insumos superan el valor del precio cobrado a otros en dólares, pero, en los años que vivimos, claves para nuestra libertad, el soporte a la soberanía ocupa el máximo pedestal. Sólo juntos podremos vencer. Y los hidrocarburos venezolanos sustentarán tal victoria.
Mal ejemplo
Entretanto, un glorioso pueblo, símbolo de luchas por su nacionalidad y su cultura, primero en nuestro continente en nacionalizar su industria petrolera, está hoy bajo la amenaza del retroceso y la entrega.
Petróleos Mexicanos –PEMEX- creada en 1938 como la única entidad autorizada para la exploración, explotación y ventas de recursos energéticos en su país, ejemplo de las restantes naciones petroleras del planeta, solvente y con ventas anuales superiores a 100.000 millones de dólares, corre el peligro de privatización.
Un infamante muro impide a los mexicanos pasar a tierras que fueron de sus antepasados. Sólo un único paisano logra entrar: su petróleo bombeado a través de los oleoductos, algunos metros más abajo de la funesta pared.
Y así, bajo la figura de “Reforma energética”, se firman acuerdos con trasnacionales para expandir a mayor velocidad la red de oleoductos, incrementar la capacidad de refinación, contratar financiamientos internos, “agilizar” el sistema de contratación y flexibilizar el presupuesto, con mayor autonomía a su régimen fiscal, para contratar sin rendir cuentas directas a su pueblo. También a nosotros y de la misma cabulla, nos trajeron un rollo el pasado siglo.
Rezo opositor
Los precios del petróleo bajan, consecuencia de la crisis especulativa del Norte, mientras aquí la oposición aplaude a rabiar.
Como dijo Rodrigo Cabezas: “Los opositores se acuestan rezando ‘que bajen los precios del petróleo, amén”. El ruego del vendepatria que busca cada día, en los titulares de los medios privados, cualquier cifra o suceso que minimice nuestro barril.
Algunos pudieran beneficiarse con las migajas a repartir en ese negadísimo supuesto. Pero la mayoría sólo repite, sin darse cuenta de la mentira impuesta por quienes desviaron nuestras riquezas al servicio del desarrollo del Norte.
OPEP e invierno
Los precios actuales cambiarán. La OPEP reducirá sus exportaciones y los inventarios del Norte no alcanzarán cuando el frío les recuerde que, para vivir al ritmo acostumbrado, trabajar sin congelarse, transportarse adecuadamente, alimentarse diariamente y mantenerse sano, necesitan al petróleo venezolano. Y aún falta mucho para inventar algo que lo sustituya eficientemente.
jaquematos@cantv.net
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