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27 octubre 2008
Cinescrúpulos: Una columna dedicada exclusivamente al espectáculo y la farándula
Cinescrúpulos: Una columna dedicada exclusivamente al espectáculo y la farándula
por ABP Colombia
ABP/27/10/2008
La noche fue mágica, la primera actriz estaba espléndida en su traje de gala. Acompañada por su minúscula majestad, el príncipe Felipe de Borbón, y el espíritu del generalísimo Franco, Ingrid resplandeció como nunca.
No había rival posible. Desde su aparición en julio de este año, Operación Jaque (también conocida como Casanariño), la superproducción de la estadounidense Warner Bush –en sociedad con la reconocida asociación de casas productoras de espectáculos nacionales El Tiempo- Caracol –RCN- DAS—, se perfilaba como segura ganadora del Premio Príncipe de Asturias al séptimo arte.
Aunque algunos críticos consideran que la cinta ganó relevancia sólo gracias a su portentosa difusión a través de Discovery Channel, yo opino, desde mi modesto punto de vista, que Casanariño (Jaque) contó desde el primer momento con todos los elementos propios de una obra maestra, revolucionaria (y esperamos que no sea el uso de este término razón para incluir a nuestra columna en la lista de sostenes ideológicos del terrorismo) en lo que a género y estilo respecta.
¿Qué otra cinta contemporánea –a no ser las grandes superproducciones de la misma Warner Bush en Irak y Afganistán— ha combinado con tal maestría géneros como el drama, la comedia, el humor negro y el romance? Claro, hay que decir que existen precursores. De hecho Jaque no hubiera sido posible sin la gran experiencia de sus productores y directores en géneros como la farsa y el hoy tan trillado subgénero de terror conocido como “falso positivo”.
La ceremonia
A la usanza de los grandes actores de Hollywood, Ingrid subió al estrado representando al personaje que la proyectó a la fama internacional. Durante su intervención Betancourt nos dio una muestra de sus dotes histriónicas y el correcto manejo de los géneros que hicieron entrañable su papel en Jaque. Sus palabras pasaron con absoluta fluidez y naturalidad del humor ("Les puedo asegurar que hago todo lo posible para que esta sea la última Navidad que (los retenidos) pasan en la selva”) a la comedia ("Sabemos que existen contratos para matarnos y que las Farc quieren volver a capturar a todas las personas que fueron liberadas)”.
Por supuesto, Ingrid no podía dejar pasar la ocasión sin invitar a sus colegas en América Latina a dar un nuevo impulso al cine de aventuras en la región ("Hacemos un desgarrador llamado (a nuestros países vecinos) para que impidan que el secuestro se generalice en nuestro continente").
Lo mismo condenó a los guerrilleros llamándolos "deshumanizados carceleros", elogió a su promotor nacional, el reconocidísimo comediante y experto en producciones de terror Álvaro Uribe --con quien aseguró haber pasado recientemente “un momento muy lindo”—, y agradeció a los gobiernos de Francia, España y Suiza el apoyo recibido para alcanzar las cumbres del éxito. (Claro, no habló de Hugo Chávez ni de Piedad Córdoba, pues ellos nunca aceptaron ser parte de esta superproducción).
Nuevos Proyectos
Seguramente el premio otorgado a Ingrid (acompañado de la nada despreciable suma de 50 mil euros) no sólo servirá para posicionar las producciones norteamericanas en la región, también ayudará en algo a saldar los cuantiosos gastos que esta película generó y, sobre todo, promoverá la factura de muchas otras piezas de este clásico y fatal género.
Nosotros, desde Cinescrúpulos, apoyamos sin reserva la nominación de esta cinta a los premios Oscar, donde seguramente serán premiados, además de los productores y la actriz protagónica, el experimentados guionista Francisco Santos y su primo, el iracundo director Juan Manuel; los actores de reparto que nos legaron personajes inolvidables (reporteros y delegados de la Cruz Roja Internacional) y, por supuesto, el talento de Rendon Group, inspirador y maestro del séptimo arte de guerra.
Pero sin duda, será el pueblo colombiano el que tendrá la última palabra. Ahí sí, querida Ingrid, señores productores, no les auguramos una buena cosecha de premios; todo lo contrario. Pero qué va, mientras tanto disfruten de su gloria que, no por efímera, deja de rendirles excelentes ganancias. ¿Cierto?
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