Los bombarderos estratégicos Tu-160 son argumentos para convencer
Por: Ilia Kramnik
RIA Novosti.
La aparición de los bombarderos estratégicos rusos Tu-160 en la base aérea Libertador en Venezuela es una fase más de la recientemente desatada "guerra fría".
Acciones de este tipo pueden interpretarse de varias formas, sin embargo el objetivo es evidente, se trata de una demostración de fuerza.
En el presente caso, una demostración para Estados Unidos, que con sus planes de emplazar su propio sistema de seguridad antimisiles en Europa del Este, ahora deberá pensar sobre los riesgos que supone la aparición de aviones estratégicos de un potencial rival en su "patio trasero".
Además, en aguas territoriales venezolanas muy pronto navegarán buques de guerra rusos porque las Armadas de Rusia y Venezuela tienen planes de desarrollar maniobras conjuntas en aguas del Caribe.
Este tipo de acontecimientos no son cosa de ayer, todavía en el siglo XIX cuando dominó la confrontación entre la Rusia zarista y el imperio británico, ambas potencias utilizaron sus buques para exhibir mutuamente sus banderas "en regiones clave". Entonces, cada bando demostraba su disposición de defender sus intereses y la capacidad bélica para conseguirlo.
La aparición de aviones estratégicos rusos en la zona del Caribe se puede analizar desde diversos puntos de vista.
Desde el punto de vista geoestratégico, esta situación debe obligar a EEUU a reflexionar a la hora de poner en marcha sus planes, sobre todo cuando ignora la opinión de otros países.
A fin de cuentas, si EEUU desplaza en las fronteras de Rusia nuevos objetivos militares, sería ingenuo esperar que frente a esas acciones no se produzcan respuestas adecuadas.
En el presente caso, la aparición de los Tu-160, en capacidad de portar ojivas nucleares, sencillamente demuestra que esas respuestas existen.
Desde el punto de vista militar, los vuelos de los bombarderos estratégicos rusos al continente americano no es un suceso extraordinario, sin embargo, la posibilidad de su aparición regular en esa región deberá obligar a EEUU a pensar en asuntos que tienen que ver con su vulnerabilidad.
En su mayor parte, las fuerzas de defensa antiaérea y defensa antimisil de EEUU están orientadas hacia la dirección del Polo Norte, porque precisamente sobre el Océano Polar Ártico pasan las principales rutas de posibles ataques nucleares.
En consecuencia, el flanco sur está protegido débilmente, y la posibilidad de riesgos desde la zona del Caribe y del Golfo de México resultará una sorpresa poco agradable para los militares estadounidenses, teniendo en cuenta la situación de limitaciones impuestas en el presupuesto del Pentágono.
A fin de cuentas, debe quedar claro que no tienen perspectiva los intentos de aislar a Rusia mediante la ampliación de la OTAN y el emplazamiento del escudo antimisiles.
Es decir, Moscú siempre tendrá una respuesta militar adecuada, y también contará con países que le ayudarán a romper la barrera aparentemente sólida que supone la OTAN, y finalmente, EEUU deberá optar por el compromiso.
Aunque ese compromiso puede fracasar por la visión "mesiánica" de ciertos políticos estadounidenses, entre ellos, el candidato republicano John McCaine.
La forma categórica con que defiende su política y la negativa a comprender la postura del adversario abonan la aparición de situaciones de conflicto.
En el caso de un triunfo de McCaine en los próximos comicios presidenciales, será poco probable que se desate una tercera guerra mundial, pero la rivalidad entre Rusia y EEUU puede adquirir las dimensiones que tuvo en la década de los años 60 y 80, llegando al borde de la confrontación militar y agudizar gravemente la crisis económica global.
Rusia no puede aceptar que la arquitectura de seguridad en Europa que actualmente se construye en el Viejo Continente se realice sin su participación, y sobre todo, cuando algunos aspectos de esa estructura de seguridad están erigidos en su contra en consonancia con los planes establecidos por un país que no forma parte del continente europeo.
Los intereses de seguridad de los países y los ciudadanos de Europa exigen que se tenga en cuenta la postura de Rusia.
EEUU debe reconocer el derecho de Moscú a tener voz y voto en la solución de los problemas de seguridad en Europa, porque en caso contrario, se verá ante situaciones que la obligarán a aceptar las condiciones que expone Rusia.
Al respecto, vale la pena recordar que en su tiempo, para obligar a EEUU a retirar sus cohetes emplazados en Turquía, la Unión Soviética optó por desatar la "Crisis del Caribe".
Finalmente, los misiles soviéticos permanecieron muy poco tiempo en Cuba, pero se logro el objetivo. Tras reconocer el grado de la amenaza que se planteaba, EEUU retiró sus cohetes de las fronteras soviéticas.
Para la comunidad internacional es evidente que es más que incómodo vivir en un planeta donde las potencias se vean obligadas a utilizar los "argumentos nucleares" para que se respeten los principios de seguridad global.
Queda la esperanza que tras los vuelos de los Tu-160 y la visita de los buques de guerra rusos al hemisferio occidental serán suficientes para que EEUU reflexione sobre el costo que puede adquirir de la presente situación.
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