El conflicto del Cáucaso y la paz post-americana
Por: Jorge Petinaud Martínez
Moscú, PL, para RIA Novosti. En abierta contraposición a Estados Unidos, Rusia enarbola hoy la voluntad política de establecer una nueva arquitectura de seguridad internacional para prevenir conflictos en las proximidades de sus fronteras.
Debe estar basada en la multipolaridad y rechazar el dominio de cualquier Estado que se proponga establecer un orden mundial unipolar, advirtió el presidente ruso, Dmitri Medvedev.
Al referirse a la agresión perpetrada por tropas georgianas contra Osetia del Sur el 8 de agosto y que obligó a Moscú a lanzar una operación de imposición de la paz, el mandatario propuso crear mecanismos adicionales para impedir el uso de la fuerza.
El jefe del Kremlin insistió en que ese proyecto debe apoyarse en los principios de cooperación, estricta observancia del Derecho Internacional y prevención de los conflictos.
Medvedev responsabilizó en igual medida a políticos estadounidenses y georgianos por los acontecimientos desatados en el Cáucaso, y criticó a la Casa Blanca por armar y entrenar en los últimos años a los agresores del reciente 8 de agosto.
También a tono con la línea esbozada de manera programática por el entonces presidente, Vladmir Putin, en la Reunión Internacional de Seguridad de Munich, en febrero de 2007, el ministro de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, abordó el tema de manera más explícita.
Estados Unidos debe asumir la "paz post americana", dijo Lavrov al analizar los nexos bilaterales durante una conferencia en el Instituto de Relaciones Internacionales de Moscú.
El canciller sostuvo que la tentativa de vivir en un mundo unipolar se prolongó más de la cuenta y calificó de peligrosa esa situación, reflejada en provocaciones contra Rusia entre las que resaltó el reciente ataque de Tiflis contra Tsjinvalí.
El punto de vista de Moscú recibió un espaldarazo en la recién clausurada Cumbre de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), celebrada en la capital del país eurasiático.
En la declaración aprobada por los jefes de Estado de Armenia, Belarús, Kazajstán, Kirguizistán, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán se advierte a Occidente en relación con su actual política de confrontación en el espacio post-soviético.
Un serio potencial de conflicto se está generando cerca de la zona de responsabilidad de la OTSC, cuyos miembros llaman a los países de la OTAN a pensar en las consecuencias de la expansión de la alianza, advierte el documento.
Critica, asimismo, el despliegue de nuevos elementos del escudo antimisil de Estados Unidos en Europa del Este, que tendrá una respuesta adecuada, según aseguró Medvedev.
De manera más solapada, la Unión Europea (UE) evadió la confrontación directa contra el país más extenso del planeta al desistir de imponerle sanciones tras sus acciones durante el ataque de Georgia contra Osetia del Sur.
El presidente del comité de Relaciones Exteriores de la Duma de Estado (cámara baja del parlamento), Konstantin Kosachov, informó que la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (PACE) rechazó aplicar medidas punitivas contra Moscú.
Jefe de la delegación rusa a los debates de ese foro, Kosachov explicó que después de tres horas de discusiones, los eurodiputados abandonaron muchas de sus ideas preconcebidas.
Al explicar la posición de la UE a pesar de las fuertes presiones de Washington en relación con el conflicto del Cáucaso, diversos medios coinciden aquí en que con el paso de los días en Europa se impone la cordura.
Dependiente en más de 20 por ciento de los hidrocarburos que llegan desde Eurasia, a diferencia de los norteamericanos, Europa confirmó con la guerra desatada por Georgia que no es fiable el suministro de combustibles evadiendo a Rusia.
Al analizar el asunto con pragmatismo, muchos europeos entienden que la elite estadounidense quiere reforzar su posición en el Cáucaso para controlar importantes rutas suministradoras de petróleo y gas.
Cuando instructores del Pentágono preparaban a efectivos georgianos, enfilaban las miras hacia el dominio del oleoducto Baku-Tiflis-Ceyhan y del gasoducto Baku-Tiflis-Erzerum, construidos con un objetivo geopolítico anti-ruso, según especialistas.
Con la creación de tensiones en el espacio post-soviético, la Casa Blanca no solo trata de dificultar el fortalecimiento de la posición internacional de Rusia, sino también de acrecentar su influencia sobre una UE, vacilante en la política global.
Pero sin temor a la guerra fría, según ha reiterado Medvedev, el Kremlin se muestra decidido a imponer la paz post-americana.
Con sus acciones en el Cáucaso Sur, Rusia destruyó el orden unipolar y mostró que no habrá una nación por encima del destino del mundo, sostuvo Serguei Bagapsh, presidente de la república separatista de Abjasia, al agradecer lo que llamó oportuna y correcta actuación de Moscú.
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