Decisión de UNASUR es histórica
Por: Iván Oliver Rugeles
Debe ser complementada ya con el desmantelamiento en nuestro país de la NED, la USAID, la Freedom House y la IAF, que no son otra cosa que organizaciones disfraces de la CIA para el financiamiento de la conspiración
El acuerdo unánime y contundente en defensa de la democracia y de la estabilidad institucional de la hermana República de Bolivia por parte de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), es un acontecimiento histórico de la mayor relevancia en la larga lucha de nuestros pueblos suramericanos por marchar de manera soberana y unidos, sin el tutelaje y el arbitrio del imperio yanqui.
Es un acontecimiento que marca un antes y un después en las relaciones de nuestros países con el norte. Es, a todo evento, un mensaje de la mayor dignidad al mundo en el esfuerzo de los pueblos de todos los confines de la tierra que luchan sin tregua por su liberación y plena autonomía.
Es, sin duda, una decisión apuntalada en una estrategia orientada a la más pronta y urgente derrota de este mundo unipolar que se derrumba en la ineficiencia y en el menosprecio mayúsculo que ha tenido por la humanidad: hambrunas cada día mayores en los países del tercer mundo, guerras aupadas para controlar zonas de influencia y para vender armas destructivas de todo tipo, injusticias mayúsculas, atropellos y vejámenes de todo calibre en recintos secretos, muchos de ellos inimaginables por su saña y crueldad.
Es, en síntesis, una muy clara advertencia al imperio de que nuestros pueblos han tomado la determinación de marchar hacia su integración definitiva y que en ese proceso nos oponemos a sus ingerencias del cualquier tipo y modalidad, es decir, no queremos ni necesitamos tan siquiera de sus consejos y, además, rechazamos firmemente las amenazas y los chantajes que por esa decisión resuelva poner en marcha.
Como acción urgente y que complementaria de modo bien apropiado una praxis para el ejercicio de nuestra plena soberanía, sin el acecho de quien no abandonará su política de agresión inveterada, cada país miembro de UNASUR y en particular queremos referirnos al nuestro, debe ordenar el desmantelamiento de las organizaciones que mantienen oficinas en distintos sitios del país y que no son otra cosa que fuentes bien poderosas financieramente para la desestabilización y la organización de planes muy concretos para el golpe de Estado y el magnicidio, como acaba de ser develado por las redes de la inteligencia social de nuestro pueblo. Estas organizaciones, disfraces de CIA, no son otras que: la NED, la USAID, la Freedom House y la IAF*.
Hoy más que nunca el gobierno nacional debe adoptar dicha medida, como un acto de reciprocidad a la decisión unilateral que ha tomado el gobierno estadounidense de incluir a Venezuela entre los países que considera no certificados en la lucha antidrogas, junto a Bolivia, entre otros, pero a los que por ello, tal y como lo dispone la respectiva resolución, no les va a quitar las ayudas que les entrega a través de esos mascarones de proa, ayudas esas que no van, precisamente, a apalancar plan alguno contra el tráfico de drogas, sino a fomentar actividades contrarrevolucionarias y terroristas en el país, hacia el objetivo de derrocar el gobierno y asesinar al Comandante Presidente Hugo Chávez.
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