Configurada por un mercado que desconoce su propio destino
“pilar de la familia, la iglesia, la Navidad y el televisor”
Vicente Verdú
Luis Alberto Matos
Hace más de medio siglo, un profesor nos dijo que en su país todos eran clase media. Otro docente, oriundo de su nación vecina, la catalogaba como “Media muerta de hambre”. Quizás ambos tenían razón.
Casi cualquier encuesta, especialmente las encargadas por empresas de mercadeo, clasifica a los hogares según sus ingresos familiares. Y luego atribuyen, a quienes están en la “clase media”, ciertos adjetivos que en un significativo porcentaje no corresponden a la realidad: “profesionales en el libre ejercicio, gerentes y empresarios medios”. Ignoran cuantos graduados viven en mayor penuria que muchos de los catalogados como pobres por la misma encuesta.
El término “clase media” es parte de la estrategia de ventas del neoliberalismo. De hecho, fué su objetivo en el proceso de ampliación del mercado para optimizar el flujo de riquezas hacia las grandes corporaciones.
¡Y tuvo éxito! Parece haber engendrado una casta aparte que se autoatribuye el progreso del mundo, desde los inventos científicos y las máximas obras del arte, hasta el sostén de todo con el supuesto pago de sus impuestos.
Mario Benedetti la retrata en un poema: “Desde el medio, mira medio mal a los negritos, a los ricos, a los sabios, a los locos, a los pobres. Si escucha a un Hitler, medio le gusta; y si habla un Ché, medio también.”
Pasado
La clase media es tan antigua como el comercio. Los mercaderes cuando Cristo fueron clase media, incluyendo los del templo. Siempre a la orden de aquellos a quienes desean imitar, pero el amo sólo ha pagado con las migajas bien contadas. Ni una más de las 30 monedas. Y esas mismas, tarde o temprano, regresarán por algún camino a sus arcas originales.
Naciones hermanas con más del 60% de su población clasificada como clase media, con recursos suficientes para garantizarles una vida digna, en pocos años pasaron a extremos de pobreza jamás soñados en aquellas tierras.
Despojos bancarios, en toda nuestra gran patria suramericana, en perjuicio principalmente de pequeños y medianos ahorristas. El corralito argentino y el viernes negro venezolano son apenas dos muestras locales de la gran transferencia de riqueza a los sectores opulentos. En los últimos 30 años del pasado siglo, lo que hoy conforma UNASUR traspasó mas un billón de dólares, propiedad de la clase media, al 2,5% más rico.
Presente
Sin embargo, muchos de sus voceros hoy están listos para servir a sus amos. Con razón Lorenzo Soriano señala que la clase media “es un enorme rebaño al cual siempre se le puentea, se la ningunea, se le ordeña y se le obliga a renunciar a los servicios que en exclusiva financia”.
Pero quizás lo que más caracteriza a la clase media de hoy es la incorporación de sus mujeres al llamado “proceso productivo”. El sistema neoliberal descubrió lo que siempre supimos de ellas: inteligencia natural, superiorísima capacidad de trabajo, constancia en la labor encargada y deseo de superación. Resultado: la mujer conquistó el mercado para contribuir, con eficiencia y eficacia, a la optimización del traslado de riquezas a las manos de los amos de todo.
La principal defensora de las causas sociales trabaja ahora para el lado opuesto. Con razón la clase media es acusada de indolencia. Quien sabía de dolores y sufrimiento se ocupa de otras tareas.
… y Futuro
Massimo Gaggi y Edoardo Narduzzi, en un excelente trabajo, anuncian el fin de la clase media y el nacimiento de la sociedad de bajos costos. Mientras la Unión Europea asume el modelo estadounidense, basado en la privatización de los servicios esenciales y la minimización del Estado, para ampliar un mercado neoliberal con una clase media fuerte y consumidora, economías emergentes como China, India y Brasil preparan el ingreso de más dos mil millones de personas adicionales con ingresos familiares promedios.
jaquematos@cantv.net
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