Los peligros del Google como único filtro de la realidad
Silvio Mieli
ALAI AMLATINA, 10/06/2008, Sao Paulo.- Buscar cualquier cosa en aquel rectángulo mágico del buscador Google. Si no aparece nada quizás “la información que buscamos no exista” ¿Será?
“En el inicio del tercer milenio, enfrentamos una situación única en la historia, que hace que una corporación privada de América determine la manera cómo buscamos informaciones”. Así empieza la primera parte de la “Investigación sobre los peligros y oportunidades presentados por los programas de búsqueda en Internet (Google, en particular)”, desarrollada durante el año pasado por el Instituto de Sistemas de la Información y Computación de la Universidad de Tecnología de Graz, en Austria. El proyecto fue coordinado por el Prof. Hermann Maurer y financiado por el Ministerio austriaco de Transportes, Innovación y Tecnología ( el estudio completo puede ser bajado aquí: http://www.iicm.tugraz.at/iicm_papers/dangers_google.pdf )
La investigación cuestiona una actitud natural de los usuarios de la Internet: buscar cualquier cosa en aquel rectángulo mágico del buscador Google. Si no aparecer nada quizás “la información que buscamos efectivamente no exista”. ¿Será?
El objetivo del trabajo, cuyos resultados fueron poco divulgados por la mass media corporativa, es demostrar el comportamiento monopolista de la empresa Google, además de denunciar lo que los investigadores llamaron de “Síndrome Google de Copiar y Pegar”. Se trata de la emergencia de una generación de “investigadores” que se limitan a hacer una colcha de retazos de informaciones pinchadas en Google, disfrazadas de trabajos escolares o académicos, sin por lo menos citar las fuentes.
La presentación de la investigación austriaca va directo al punto: “para quienquiera que encare la cuestión queda claro que Google acumuló un poder que se acabó constituyendo en una amenaza a la sociedad”, ya que se transformó en la principal interfaz entre la realidad y el investigador en Internet. Google tiene el monopolio de los programas de búsqueda e invade misivamente la privacidad de las personas. Sin enfrentar limitaciones de cualquier naturaleza, Google conoce particularidades de los individuos más que cualquier otra institución, “transformándolo en la mayor agencia de detectives del planeta”. La influencia del Google en la economía es directa, sobre todo en la manera que son exhibidos los anuncios (cuanto más la empresa paga, mayor visibilidad tendrá el anuncio). Además, parte de su facturación, superior a 16 mil millones de dólares en 2007, se debe a su estrategia de publicidad online a través de los enlaces patrocinados.
Jerarquía
Desde el primer programa de búsquedas en Internet, Altavista, lanzado en diciembre de 1995, se vive la sensación de que el dato en bruto se transforma en conocimiento, en información viva. Con la aparición del Google, fundado en 1998 por el dúo Larry Page y Sergey Brin, jóvenes doctorados de la Universidad Stanford, en California, se pasó a otro nivel de programas de búsqueda. Brin definió que las informaciones en la Web deberían ser organizadas en una jerarquía de popularidad. Es decir, cuanto más un enlace conduce a una página específica más la página merece ser “ranqueada” en los resultados del programa de búsqueda. Otros factores, como el tamaño de la página, número de cambios, actualizaciones constantes, títulos y enlaces en el texto habían sido incluidos en la programación (algoritmo) de Google. Lentamente el programa implantó uno proceso de jerarquización de las informaciones que pasó a ser aceptado sin objeciones. En marzo de 2007 Google alcanzaba el 53,7% del mercado de los buscadores de la red (según estadísticas de la Nielsen/ NetRatings).
Considerando que muchas de las informaciones que circulan en Internet parten de indicaciones del Google o de la Wikipedia (la gran enciclopedia de contenido “abierto” de la Internet), Stephan Weber, coautor del proyecto de la Universidad de Tecnología de Graz, denuncia una especie de “Googlarización de la realidad”, ya que existen fuertes indicios que Google y la Wikipedia operan a partir de una especie de sociedad. Los investigadores eligieron a la ventura 100 notas en alemán y otros 100 en inglés del índice de A a Z de la Wikipédia y pusieron estas palabras claves en cuatro grandes programas de búsqueda (Google, Yahoo, Altavista y Live Search). Google registró 91% de los resultados de las entradas de la Wikipedia (en alemán). Para las webs en inglés los resultados alcanzaron 76% de registros en Google. “Parece evidente que Google está privilegiando las webs de la Wikipedia en su ranking”, concluyó la investigación, seguida por Yahoo (56% en alemán y 72% en inglés).
Plagio
La segunda sección de la investigación se dedica a la emergencia de una nueva técnica cultural y sus implicaciones socio-culturales: el plagio (un tal síndrome del “Copiar y Pegar”) y sus relaciones con los conceptos contemporáneos de propiedad intelectual. El estudio cita el caso de un ex alumno de psicología de la Universidad Alpen-Adria de Klagenfurt, en Austria, que elaboró su tesis de doctorado con más de cien fragmentos copiados de la Internet. Las primeras páginas de la tesis eran un collage de veinte webs, muchos de los cuales sin el menor rigor científico. Frente al plagio, la universidad pasó a aplicar un software alemán de detección de copias llamado Docol©c (http://www.docoloc.de/ ), cuyos resultados todavía están siendo comprobados.
La propuesta práctica de la investigación es la de reducir la influencia del Google a partir del desarrollo de otros programas de búsqueda especializados en Europa, desvinculando la jerarquía comercial del libre flujo de datos públicos que circulan por Internet.
Así como el estadounidense Gerg Venter, dueño de la empresa Celera, pretende mapear el código genético de todo lo vivo para patentar y vender, Google parece querer codificar todas las informaciones circulantes en el planeta, según criterios que no siempre privilegian el interés público. Más que enfatizar Google como “la empresa del siglo XXI”, la Universidad de Granz presta un gran servicio al concienciar a los internautas de los límites y peligros de esa estrategia y, a la vez, llama de los investigadores a una acción inmediata que impida la “googlalización de la realidad”. (Traducción: ALAI)
- Silvio Mieli es periodista y profesor de la Facultad de Comunicación y Filosofía de la Pontificia Universidad Católica (PUC-SP) de Sao Paulo. Artículo original en portugués publicado por Brasil de Fato. http://www.brasildefato.com.br
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