Irán y los “proyectiles formados por explosión”, Iran and EFPs

Irán y los “proyectiles formados por explosión”
Cronología de una mentira

Gary Leupp
CounterPunch


Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

En sus columnas en Antiwar.com el periodista de investigación e historiador Gareth Porter ha estado realizando un trabajo magistral en la denuncia de la implacable campaña de Dick Cheney para vilipendiar a Irán, construir un caso a favor de un ataque, bombardear el país y producir un cambio de régimen antes de que termine el mandato del gobierno. La campaña, como han señalado muchas personas, tiene claros paralelos en varios sentidos con la guerra relámpago propagandística que precedió a la Guerra en Iraq. Cheney y su cábala neoconservadora tratan de manipular los informes de las principales agencias de inteligencia para confirmar sus afirmaciones (en este caso, la existencia de un programa iraní de armas nucleares como una amenaza inmanente para Israel y EE.UU., el entrenamiento de “insurgentes” iraquíes por la Fuerza Quds iraní en campos iraníes, el suministro iraní de proyectiles formados por explosión (EFP por sus siglas en inglés) a esos “insurgentes,” contactos iraníes con al-Qaeda, etc.). Si no logran hacerlo, eluden a la comunidad de la inteligencia y encuentran formas de diseminar desinformación a través de sus propios anuncios, editoriales de sus partidarios, e historias colocadas en la prensa corporativa. Desde que Cheney hizo que Bush firmara una Orden Ejecutiva dando a su oficina los mismos poderes que los que posee el presidente para determinar que algo es confidencial, sus operaciones están rodeadas de secreto.

En su último artículo, Porter sigue la campaña para culpar a Irán por suministrar EFP a los que atacan a las fuerzas de ocupación de EE.UU. en Iraq. En enero de 2007 algunos responsables militares afirmaron que los EFP que podían penetrar los vehículos blindados de EE.UU. estaban siendo fabricados en Irán y eran suministrados a las milicias chiíes iraquíes por el gobierno iraní. Prepararon un borrador para una proposición de información militar a fin de anunciar dicha afirmación, que luego fue circulada en Washington y fue filtrada a la prensa. Sin embargo, el documento “tropezó con objeciones unánimes del Departamento de Estado, del Departamento de Defensa, y de personal del Consejo Nacional de Seguridad (NSC, por sus siglas en inglés), como declararon los propios funcionarios del gobierno.” La Secretaria de Estado Condoleezza Rice, el Secretario de Defensa Robert Gates, y el Consejero Nacional de Seguridad Stephen Hadley querían todos apoyarse en las negociaciones con responsables iraníes que habían ocurrido en Iraq hasta ese momento. Estas se habían basado en el deseo de ambos lados de apoyar al gobierno Maliki, que tiene cálidos vínculos con Teherán. El campo de Cheney se había opuesto a esas conversaciones.

En una conferencia de prensa del 24 de enero de 2007, se preguntó al Secretario Adjunto de Estado para Asuntos Públicos y Portavoz del Departamento, Sean McCormack, si el gobierno tenía alguna evidencia del suministro iraní de EFP a fuerzas iraquíes. Respondió indirectamente: “No hay que construir necesariamente algo en Irán para que sea una amenaza por parte del régimen iraní para las tropas de EE.UU. o Gran Bretaña.” Denotó que extranjeros podrían estar instruyendo a iraquíes sobre como producir EFP.

El 2 de febrero, Hadley distanció al Consejo Nacional de Seguridad del borrador de informe. “La verdad es,” dijo a periodistas en una conferencia de prensa, “que para ser bastante franco, pensamos que la información era exagerada. La devolvimos para que fuera limitada y concentrada en los hechos.” Mientras tanto, la comunidad de inteligencia estaba preparando un Cálculo Nacional de Inteligencia (NIE, por sus siglas en inglés) que no apoyaba la afirmación sobre los EFP sino simplemente acusaba a los iraníes de entrenar a combatientes del Ejército del Mahdi dirigido por Muqtada al-Sáder, el ardiente nacionalista quien no es el político iraquí favorito de Irán aunque pueda ser el hombre más popular en el país. Rice y Gates declararon su esperanza de que la información planificada sobre la participación iraní en Iraq reflejaría los puntos de vista contenidos en el NIE.

Entonces Cheney hizo su jugada. El 9 de febrero preguntaron a la portavoz presidencial, Dana Perino, cuando tendría lugar la información. “Decisiones al respecto,” respondió, “están siendo adoptadas en Bagdad.” El general. David Petraeus (a quien el ex comandante de CENTCOM [comando central de EE.UU.], almirante William Fallon, conocido oponente a un ataque contra Irán, ha descrito como “pequeño lameculos cobarde”) acababa de llegar para asumir el comando de las fuerzas de EE.UU. en Iraq. El 11 de febrero, tres oficiales militares en Iraq hicieron una información a la prensa en la que declararon que los EFP sólo podían haber sido fabricados en Irán y que estaban siendo suministrados a milicianos iraquíes por la Fuerza Quds de los Guardias Revolucionarios de Irán, con conocimiento del gobierno iraní.

“Cheney,” escribe Porter, “ha utilizado al dócil Petraeus para hacer un último intento por eludir a la burocracia nacional de la seguridad. Petraeus ya había llegado a un acuerdo con la Casa Blanca para adoptar la línea de Cheney sobre el tema de los EFP y para presentar la información de inmediato sin consultar al Departamento de Estado o de Defensa. “Esta circunvalación de los canales normales es, desde luego, el modus operandi de Cheney, como lo documenta cáusticamente en julio pasado la serie en cuatro partes de Barton Gellman y Jo Becker sobre Cheney en el Washington Post.

El presidente del Estado Mayor Conjunto, general Peter Pace, declaró que no podía confirmar sobre la base de “su propio conocimiento” que la Fuerza Quds estuviera suministrando equipos de producción de bombas a iraquíes, y uno de los oficiales en la reunión de información renunció a la afirmación sobre la complicidad iraní. A pesar de ello, la historia había “salido,” a la prensa, y como escribe Porter: “Cheney tenía ahora un casus belli potencial contra Irán.” O se podría decir, uno más para tratar de defraudar a un público impresionable. Esto, de parte del único alto responsable que nunca ha retirado su afirmación de que Sadam Husein haya estado involucrado en el 11-S.

En septiembre de 2007, el Congreso aprobó la resolución Kyl-Lieberman, respaldada por los neoconservadores y AIPAC, calificando a la Guardia Revolucionaria Iraní de organización terrorista. En octubre, el Departamento del Tesoro calificó a la Fuerza Quds de “terrorista” – “por suministrar apoyo material al talibán y a otras organizaciones terroristas.” Una idea muy creativa. La dirigencia religiosa de Irán odia a los talibanes y casi fue a la guerra con Afganistán cuando era dirigido por ese grupo en 1998. Apoya al presidente títere afgano respaldado por EE.UU., Hamid Karzai, quien dijo al Washington Post en enero de 2008: “Hemos tenido una relación particularmente buena con Irán en los últimos seis años. Espero que esa relación continúe. Les hemos abierto nuestras puertas. Nos han estado ayudando en Afganistán. EE.UU. comprendió muy sabiamente que es nuestro vecino y alentó esa relación.”

El 8 de mayo, la corresponsal de Los Angeles Times, Tina Susman, informó desde Bagdad: “Un plan para mostrar a periodistas la semana pasada en Karbala unos explosivos supuestamente suministrados por Irán y luego destruirlos, fue cancelado después que EE.UU. se dio cuenta de que ninguno de ellos provenía de Irán.” ¿No adoras el tono prosaico que utiliza? Planeaban mentir, pero alguien opuesto a la mentira y a sus consecuencias aparentemente pudo abortar el esfuerzo. ¿No es obvio que Cheney y los neoconservadores en general creen que es perfectamente permisible mentir a la gente para justificar guerras? Y simplemente odian que alguien se interponga en su camino.

Vale la pena recordar que un miembro del círculo íntimo de Bush (¿Karl Rove?) dijo a Ron Suskind del New York Times en el verano de 2002 que “la comunidad basada en la realidad” estaba totalmente equivocada, que el mundo “realmente ya no funciona” sobre la base del “estudio juicioso de realidad discernible.” “Ahora somos un imperio,” alardeó, “y cuando actuamos, creamos nuestra propia realidad. Y mientras estáis estudiando esa realidad – juiciosamente, como queráis – nosotros volveremos a actuar, creando nuevas realidades, que podréis volver as estudiar, y así las cosas se pondrán en orden. Somos actores de la historia... y a vosotros, a todos vosotros, no os quedará otra cosa que estudiar lo que hacemos.”

Si se combina esa fe al estilo nazi en la Gran Mentira; la confianza pagada de sí mismos de los mentirosos, en que el sistema los seguirá protegiendo, a pesar de que han sido dejados al descubierto por la gente “basada en la realidad” que consideran risible; y el hecho obvio de que el Congreso y los medios de información carecen de la voluntad de calificarlos según sus mentiras. Estas evidencias de una bancarrota de todo el sistema son motivos para un profundo pesimismo a corto plazo.

Keith Olbermann, de NBC, habló la semana pasada con el ex portavoz de Bush, Scott McClellan sobre la perspectiva de un ataque de EE.UU. contra Irán. “Sabiendo lo que usted sabe,” preguntó, “si Dana Perino se para ahí y comienza a hacer ruidos que suenan muy similares a los que se oyeron por parte del gobierno, de Ari Fleischer en 2002, y

de otros miembros del gobierno y del gabinete, ¿sentiría sospechas?” “Las sentiría,” respondió McClellan. “Las sentiría. Pienso que usted tendría que considerar muy seriamente esos comentarios y ser escéptico.”

A nosotros, estadounidenses, nos ataca la EFP (Extremadamente Falsa Propaganda) preparada para haga algo mucho peor que penetrar el delgado blindaje de nuestros cerebros atrofiados por los medios y el entretenimiento informativo. Ha sido elaborada para lanzarnos a nosotros y a nuestros hijos a una Guerra Prolongada contra el mundo islámico. Y temo que aquellos de nosotros que somos escépticos – o más que escépticos: enterados, disgustados y alarmados – nos despertaremos ante el hecho consumado de un ataque antes que Cheney y Bush entreguen el poder a sucesores que se mostrarán patrióticamente de acuerdo con el programa.

Lo que necesitamos no es simple escepticismo, sino el derrocamiento de los mentirosos.

http://www.counterpunch.org/leupp06042008.html

Chronology of a Lie

Iran and EFPs
By GARY LEUPP

In his Antiwar.com columns investigative journalist and historian Gareth Porter has been doing a masterful job of exposing Dick Cheney’s relentless campaign to vilify Iran, build a case for an attack, bomb the country and produce regime change before the administration’s term ends. The campaign as many have noted parallels in several ways the propaganda blitz that preceded the War in Iraq. Cheney and his neocons cabal seek to skew the reports of mainstream intelligence agencies to confirm their allegations (in this case, the existence of an Iranian nuclear weapons program as an immanent threat to Israel and the U.S., Iranian Quds Force training of Iraqi “insurgents” in Iranian camps, Iranian provision of explosively formed projectiles (EFPs) to these “insurgents,” Iranian contacts with al-Qaeda, etc.). If they fail to do this, they circumvent the intelligence community and find ways of disseminating disinformation through their own announcements, editorials by their supporters, and stories planted in the corporate press. Since Cheney got Bush to sign an Executive Order giving his office the same powers to classify as the president has, his operations are shrouded in secrecy.

In his latest piece Porter follows the campaign to blame Iran for supplying EFPs to those attacking U.S. occupation forces in Iraq. In January 2007 some military officials asserted that EFPs that could penetrate U.S. armored vehicles were being manufactured in Iran and supplied to Iraqi Shiite militias by the Iranian government. They prepared a draft for a proposed military briefing to announce this claim, which then circulated in Washington and was leaked to the press. However, the document “met with unanimous objection from the State Department, Defense Department, and the National Security Council (NSC) staff, as administration officials themselves stated publicly.” Secretary of State Condoleezza Rice, Secretary of Defense Robert Gates, and National Security Adviser Stephen Hadley all wanted to build upon the negotiations with Iranian officials which had occurred in Iraq to that point. These had been based on the desire of both sides to support the Maliki government, which has warm ties with Tehran. The Cheney camp had opposed those talks.

In a press briefing on Jan. 24, 2007, Assistant Secretary of State for Public Affairs and Department Spokesman Sean McCormack was asked if the government has any evidence for Iranian supply of EFPs to Iraqi forces. He answered indirectly: “You don't necessarily have to construct something in Iran in order for it to be a threat to the U.S. or British troops from the Iranian regime.” He implied that outsiders might be instructing Iraqis on how to produce EFPs.

On February 2, Hadley distanced the National Security Council from the draft report. “The truth is,” he told reporters at a news briefing, “quite frankly, we thought the briefing was overstated. We sent it back to get it narrowed and focused on the facts.” Meanwhile the intelligence community was preparing a National Intelligence Estimate (NIE) that did not support the claim about EFPs but merely accused Iranians of training fighters of Mahdi Army led by Muqtada al-Sadr, the fiery nationalist who is not Iran’s favorite Iraqi politician although he may be the most popular man in the country. Rice and Gates both stated their expectation that the planned briefing on Iranian involvement in Iraq would reflect the views contained in the NIE.

Then Cheney made his move. On Feb. 9 presidential spokesperson Dana Perino was asked when the briefing would be held. “Decisions on that,” she replied, “are being made out in Baghdad.” Gen. David Petraeus (whom former CENTCOM commander Adm. William Fallon, a known opponent of an Iran attack, has described as an “ass-kissing little chicken-shit”) had just arrived to assume command of U.S. forces in Iraq. On February 11 three military officers in Iraq gave a briefing to the press in which they stated that the EFPs could only have been manufactured in Iran and were being supplied to Iraqi militiamen by the Quds Force of Iran’s Revolutionary Guards with the knowledge of the Iranian government.

“Cheney,” Porter writes, “had used the compliant Petraeus to do an end-run around the national security bureaucracy. Petraeus had already reached an agreement with the White House to take Cheney’s line on the EFPs issue and to present the briefing immediately without consulting State or Defense.” This circumventing of normal channels is of course Cheney’s modus operandi, as scathingly documented in the four-part series about Cheney in the Washington Post last July by Barton Gellman and Jo Becker.

The chairman of the Joint Chiefs of Staff, Gen. Peter Pace, stated that he could not “from his own knowledge” confirm that the Quds Force was providing bomb-making kits to Iraqis, and one of the officers at the briefing backed off the claim of Iranian complicity. Still, the story was “out there,” in the press, and as Porter writes, “Cheney now had a potential casus belli against Iran.” Or one might say, another one to try to foist upon an impressionable public. This, from the only top official who’s never backed off his claim that Saddam Hussein was involved in 9-11.

In September 2007, Congress passed the neocon and AIPAC-backed Kyl-Lieberman resolution designating the Iranian Revolutionary Guard a terrorist organization. In October the Treasury Department designated the Quds Force “terrorist”---“for providing material support to the Taliban and other terrorist organizations.” Very creative thinking there. Iran’s religious leadership hates the Taliban and almost went to war with Afghanistan when it was led by the group in 1998. It supports U.S.-backed Afghan puppet president Hamid Karzai, who told the Washington Post in January 2008: “We have had a particularly good relationship with Iran in the past six years. It’s a relationship that I hope will continue. We have opened our doors to them. They have been helping us in Afghanistan. The United States very wisely understood that it is our neighbor and encouraged that relationship.”

On May 8 Los Angeles Times correspondent Tina Susman reported from Baghdad: “A plan to show some alleged Iranian-supplied explosives to journalists last week in Karbala and then destroy them was cancelled after the United States realized none of them was from Iran.” Don’t you just love the matter-of- fact tone of that? They planned to lie, but somebody opposed to the lie and its consequences was apparently able to abort the effort. Isn’t it obvious that Cheney and the neocons in general believe it perfectly permissible to lie to the people in order to justify wars? And they just hate it when somebody gets in their way.

Remember how a member of Bush’s inner circle (Karl Rove?) told the New York Times’ Ron Suskind in summer 2002 the “the reality-based community” had it all wrong, that the world doesn’t “really work anymore” on the basis of “judicious study of discernible reality.” “We’re an empire now,” he boasted, “and when we act, we create our own reality. And while you're studying that reality—judiciously, as you will—we’ll act again, creating other new realities, which you can study too, and that’s how things will sort out. We’re history’s actors…and you, all of you, will be left to just study what we do.”

Combine that Nazi-like faith in the Big Lie; the liars’ smug confidence that the system will continue to protect them even as they’re exposed by the “reality-based” folks whom they find laughable; and the obvious fact that the Congress and media lack the will to call them on their lies. These evidences of system-wide bankruptcy are grounds for profound pessimism in the short term.

NBC’s Keith Olbermann last week talked with former Bush spokesperson Scott McClellan about the prospect for a U.S. attack on Iran. “So knowing what you know,” he asked, “if Dana Perino gets up there and starts making noises that sound very similar to what you heard from the administration, from Ari Fleischer in 2002, from other actual members of the administration and the cabinet, you would be suspicious?” “I would be,” replied McClellan. “I would be. I think that you would need to take those comments very seriously and be skeptical.”

We Americans are being hit by EFP (Extremely False Propaganda) designed to do much worse than penetrate the thin armor of our media-numbed and infotainment- conditioned brains. It’s designed to hurl us and our children into a Long War against the Islamic world. And those of us who are skeptical---or more than skeptical: aware, disgusted and alarmed---will I fear wake to the fait accompli of an attack before Cheney and Bush hand over power to successors who will patriotically go along with the program.

What we need is not mere skepticism, but the toppling of the liars.



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About Ricardo Abud (Chamosaurio)

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